El rosario
La oraci¨®n posee virtudes terap¨¦uticas y lo que m¨¢s se parece hoy a la misa es un telediario. Todos tienen algo de homil¨ªa, igual que los editoriales de la prensa
Hasta aqu¨ª hemos llegado (por ahora). Tras los l¨ªos pol¨ªticos de los ¨²ltimos d¨ªas, renuncio (de momento) a comprender el mundo y a comprenderme a m¨ª. Seguir¨¦ leyendo peri¨®dicos, viendo telediarios, escuchando tertulias radiof¨®nicas, pero ya sin la ansiedad de completar el puzle, de cerrar el c¨ªrculo, de concluir el p¨¢rrafo, de despejar la inc¨®gnita. Quiz¨¢ no hab¨ªa puzle ni c¨ªrculo ni p¨¢rrafo ni inc¨®gnita. Quiz¨¢ el mundo sea de verdad un cuento contado por un idiota lleno de ruido y furia. No obstante, seguir¨¦ atento a sus latidos como el...
Hasta aqu¨ª hemos llegado (por ahora). Tras los l¨ªos pol¨ªticos de los ¨²ltimos d¨ªas, renuncio (de momento) a comprender el mundo y a comprenderme a m¨ª. Seguir¨¦ leyendo peri¨®dicos, viendo telediarios, escuchando tertulias radiof¨®nicas, pero ya sin la ansiedad de completar el puzle, de cerrar el c¨ªrculo, de concluir el p¨¢rrafo, de despejar la inc¨®gnita. Quiz¨¢ no hab¨ªa puzle ni c¨ªrculo ni p¨¢rrafo ni inc¨®gnita. Quiz¨¢ el mundo sea de verdad un cuento contado por un idiota lleno de ruido y furia. No obstante, seguir¨¦ atento a sus latidos como el que contin¨²a rezando tras perder la fe.
La oraci¨®n posee virtudes terap¨¦uticas y lo que m¨¢s se parece hoy a la misa es un telediario. Todos tienen algo de homil¨ªa, igual que los editoriales de la prensa. No habiendo logrado edificar una idea propia sobre la realidad, recopilar¨¦ las de los otros en un intento de aproximarlas, como si fueran las piezas de un territorio ¨²nico dividido en el pasado por un fen¨®meno semejante al de la deriva de los continentes. ?Hallar¨¦ el hilo conductor entre la realidad econ¨®mica y la realidad pol¨ªtica y la realidad social, que nos venden informativamente como separadas?
A la mierda, me retiro temporalmente de la fe. Me descatalogo, abdico, apostato. Adi¨®s.
Pero continuar¨¦ atento a los avances de las teor¨ªas de la unificaci¨®n y navegar¨¦ por internet y acudir¨¦ cada d¨ªa al quiosco de la prensa, lo que ya es un ejercicio de devoci¨®n extremo, y comenzar¨¦ la jornada desplegando las p¨¢ginas de tres o cuatro peri¨®dicos no ya distintos, sino seriamente antag¨®nicos. Nadie notar¨¢, en fin, mi cambio, nadie percibir¨¢ que he atravesado un grumo de niebla del que he salido transformado. Votar¨¦ incluso, cuando llegue el momento, a quien nos grite menos, pero votar¨¦ con expresi¨®n let¨¢rgica, desatenta, aburrida, como cuando rez¨¢bamos el rosario en familia.