El obispo prisionero
Rolando ?lvarez se ha convertido en s¨ªmbolo de resistencia en Nicaragua al r¨¦gimen de Daniel Ortega. Prisionero e incomunicado, nada se sabe de ¨¦l
Cuando en agosto del a?o pasado el cerco de acoso policial se cerraba alrededor de monse?or Rolando ?lvarez, obispo de la di¨®cesis de Matagalpa, y a¨²n sus mensajes alcanzaban las redes sociales, su voz se dej¨® o¨ªr, desolada, pero con entereza, con una oraci¨®n que empezaba: ¡°Se?or, Se?or¡ vengo de una larga noche; estoy saliendo de las aguas saladas. Ten piedad. La soledad es una alta muralla que me cierra todos los horizontes. Levanto los ojos y no veo nada. Mis hermanos me dieron la espalda y se fueron. Todos se fueron¡¡±.
La calle frente a la casa episcopal estaba tomada por decenas de...
Cuando en agosto del a?o pasado el cerco de acoso policial se cerraba alrededor de monse?or Rolando ?lvarez, obispo de la di¨®cesis de Matagalpa, y a¨²n sus mensajes alcanzaban las redes sociales, su voz se dej¨® o¨ªr, desolada, pero con entereza, con una oraci¨®n que empezaba: ¡°Se?or, Se?or¡ vengo de una larga noche; estoy saliendo de las aguas saladas. Ten piedad. La soledad es una alta muralla que me cierra todos los horizontes. Levanto los ojos y no veo nada. Mis hermanos me dieron la espalda y se fueron. Todos se fueron¡¡±.
La calle frente a la casa episcopal estaba tomada por decenas de agentes, las esquinas cerradas por retenes, no dejaban pasar alimentos, le hab¨ªan cortado la energ¨ªa el¨¦ctrica, y ¨¦l, en compa?¨ªa de unos pocos, esperaba el momento en que entraran a apresarlo, como realmente sucedi¨®, pues al poco tiempo lo llevaron prisionero a Managua; y, mientras tanto, sus hermanos obispos de la conferencia episcopal siguieron en silencio.
A esas alturas, los p¨¢rrocos de las iglesias de la di¨®cesis de Matagalpa, y los de la di¨®cesis de Estel¨ª, tambi¨¦n bajo la autoridad de monse?or ?lvarez por vacancia de la sede, se hallaban bajo persecuci¨®n, y luego tambi¨¦n ser¨ªan metidos presos, mientras otros hab¨ªan huido al exilio; y las peque?as estaciones de radio y televisi¨®n, administradas por los curas en las regiones rurales, hab¨ªan sido desmanteladas.
Se le acusaba de ¡°desestabilizar al Estado de Nicaragua y atacar a las autoridades constitucionales¡±. Sus imprecaciones desde el p¨²lpito sonaban a exorcismos: ¡°a la oraci¨®n el demonio le tiembla, a la oraci¨®n de un pueblo unido el demonio le tiembla¡ est¨¢ el mal ahog¨¢ndose, estremecido ante la oraci¨®n de un pueblo¡¡±.
Su pr¨¦dica se hab¨ªa vuelto insoportable para el r¨¦gimen. La suya era la ¨²nica voz prof¨¦tica que quedaba resonando en el pa¨ªs despu¨¦s que monse?or Silvio Jos¨¦ B¨¢ez, obispo auxiliar de Managua, hab¨ªa sido enviado al exilio, una concesi¨®n del Vaticano para aplacar las furias de la dictadura contra la iglesia, que no hizo sino exacerbarlas. El nuncio apost¨®lico fue expulsado, las procesiones religiosas se hallan ahora prohibidas, los sacerdotes extranjeros han sido deportados, y ¨®rdenes religiosas enteras, entre ellas las Religiosas de la Caridad fundada por la madre Teresa de Calcuta, deportadas tambi¨¦n.
Menudo y ¨¢gil, a sus 56 a?os es capaz de desplegar una gran energ¨ªa juvenil, montado a caballo por los caminos de monta?a, o en pipante por los r¨ªos, para llegar a las comunidades m¨¢s lejanas en sus visitas apost¨®licas; de patear la pelota de f¨²tbol con los j¨®venes, y de bailar en las fiestas campestres de los feligreses, un carisma que no desperdicia.
En octubre de 2015, el r¨¦gimen otorg¨® a la empresa canadiense B2Gold una concesi¨®n de explotaci¨®n minera a cielo abierto en el municipio de Rancho Grande, que pertenece a la di¨®cesis de Matagalpa. Los pobladores se declararon en rebeld¨ªa, denunciando la cat¨¢strofe ambiental que se avecinaba. Monse?or ?lvarez se puso a la cabeza de la protesta, y los acompa?¨® en una manifestaci¨®n se m¨¢s de 15.000 personas. El r¨¦gimen organiz¨® una contramarcha con empleados p¨²blicos, que result¨® un fracaso. Ortega tuvo que llamar por tel¨¦fono al obispo para anunciarle que la concesi¨®n hab¨ªa sido anulada.
Pero le fue anotado en su cuenta. Cuando tras las masacres de 2018 contra la poblaci¨®n civil alzada en las calles, Ortega se vio forzado a abrir un di¨¢logo nacional, monse?or ?lvarez se hallaba sentado del otro lado de la mesa, reclamando el cese de la cacer¨ªa de j¨®venes, y de las ¡°operaciones limpieza¡± en los barrios; y advirtiendo que el ¨²nico camino para acallar las protestas era devolverle al pa¨ªs la libertad y la democracia. Tambi¨¦n le fue anotado en su cuenta. Una celda esperaba por ¨¦l desde entonces.
Cuando en febrero de este a?o la dictadura decidi¨® desterrar a los prisioneros pol¨ªticos hacia Estados Unidos, puso a la cabeza de la lista aquel reo inc¨®modo, que en las audiencias judiciales aparec¨ªa digno y desafiante, ajeno a la ch¨¢chara de los fiscales y jueces. Pero se neg¨® a subir al avi¨®n. ¡°Que sean libres, yo pago la condena de ellos¡±, fue toda su respuesta.
Del aeropuerto fue enviado a la c¨¢rcel Modelo. ¡°No acepta que lo metan en una celda donde hay centenares de presos¡±, se quej¨® Ortega en cadena nacional de radio y televisi¨®n. Lo acus¨® de arrogante. ?Por qu¨¦, se preguntaba, si se trata nada m¨¢s de ¡°un hombre com¨²n y corriente¡±? Grave equivocaci¨®n. Lejos de ser un hombre com¨²n y corriente, a¨²n en su uniforme de presidiario, monse?or ?lvarez es un s¨ªmbolo. El s¨ªmbolo m¨¢s poderoso del pa¨ªs.
Casi de inmediato, porque los actos de venganza se cumplen en Nicaragua con celeridad, un tribunal d¨®cil lo conden¨® a 26 a?os de prisi¨®n por traici¨®n a la patria, le suspendi¨® sus derechos ciudadanos a perpetuidad, y lo despoj¨® de la nacionalidad nicarag¨¹ense.
Ahora vive sus d¨ªas en una celda de aislamiento, y nadie puede verlo, ni siquiera sus familiares. Nada se sabe de ¨¦l. Y aquella oraci¨®n suya que cit¨¦ al principio, seguir¨¢ en sus labios: ¡°el miedo y la noche me rondan como fieras, y s¨®lo me quedas T¨², como ¨²nica defensa y baluarte¡±.
Y un pa¨ªs entero que lo acompa?a.