El exilio latinoamericano del Quijote
El riqu¨ªsimo universo de palabras que emplea Cervantes en la novela se ha ido perdiendo en Espa?a, mientras que ha sobrevivido en el espa?ol del continente americano, porque responde a las diferencias sociales de sus personajes
Carlos Fuentes dec¨ªa que Cervantes y Col¨®n eran gemelos espirituales: ¡°Ambos murieron sin darse cuenta cabal de sus descubrimientos. Col¨®n crey¨® que hab¨ªa llegado al Lejano Oriente navegando hacia el Occidente; Cervantes pens¨® que s¨®lo hab¨ªa escrito una s¨¢tira de las novelas de caballer¨ªa. Ninguno de los dos imagin¨® que hab¨ªa desembarcado en los nuevos continentes del espacio ¡ªAm¨¦rica¡ª y de la ficci¨®n ¡ªla novela moderna¡ª¡±.
El continente que fund¨® Cervantes se escribi¨® en Espa?a, pero es del...
Carlos Fuentes dec¨ªa que Cervantes y Col¨®n eran gemelos espirituales: ¡°Ambos murieron sin darse cuenta cabal de sus descubrimientos. Col¨®n crey¨® que hab¨ªa llegado al Lejano Oriente navegando hacia el Occidente; Cervantes pens¨® que s¨®lo hab¨ªa escrito una s¨¢tira de las novelas de caballer¨ªa. Ninguno de los dos imagin¨® que hab¨ªa desembarcado en los nuevos continentes del espacio ¡ªAm¨¦rica¡ª y de la ficci¨®n ¡ªla novela moderna¡ª¡±.
El continente que fund¨® Cervantes se escribi¨® en Espa?a, pero es del otro lado del mar, en Latinoam¨¦rica, donde mejor ha florecido y donde hasta hoy conserva toda su vigencia porque aqu¨ª, en su tierra, hace muchos a?os que dej¨® de iluminar a la enorme mayor¨ªa de los novelistas.
El Quijote se public¨® en el a?o 1605 y un buen n¨²mero de ejemplares, de la primera edici¨®n que circulaba solo en Castilla, llegaron en ese a?o a M¨¦xico y Per¨². All¨¢, del otro lado del mar, la novela comenz¨® a crecer de una forma distinta. Las palabras con las que Cervantes nos cuenta esa historia prodigiosa enraizaron con mayor fuerza en Latinoam¨¦rica, y lo mismo pas¨® con el instrumental narrativo del Quijote, que parte de esos tres grandes temas erasmistas que, seg¨²n el mismo Fuentes, son el centro nervioso de la novela: la dualidad de la verdad, la ilusi¨®n de las apariencias y el elogio de la locura.
El Quijote se compone de 381.104 palabras, de las cuales 22.939 son diferentes entre s¨ª. Muchas de estas palabras, que en Espa?a han ca¨ªdo en desuso, siguen vigentes en M¨¦xico.
Voy a anotar unos cuantos ejemplos: ¡°Que luego luego me pusiera en camino¡±, le dice Don Quijote al cabrero. En la novela los personajes platican, cuando conversan y lo raro o curioso es lo bizarro. El bodoque es un nudo o una bola de barro, cuyo significado se extiende, del otro lado del mar, para designar a una persona gorda y tambi¨¦n, en M¨¦xico, para referirse a los bodoquitos, que son los ni?os peque?os. El bord¨®n es el b¨¢culo del caminante y el badulaque, que en el Quijote es un l¨ªo o un embrollo, en M¨¦xico es una persona tonta o necia, es decir, embrollada. La botana, que en la novela es un peque?o parche de cuero, en M¨¦xico se ha convertido en el tentempi¨¦ que acompa?a a la bebida, servido en breves porciones que tienen la dimensi¨®n del parche cervantino. Espulgar, machucar y menjurje son otras palabras cervantinas que se utilizan todos los d¨ªas en M¨¦xico. El mocho es, en el Quijote, la culata de un arma; esta palabra en el siglo XXI, en M¨¦xico, designa a una persona santurrona, quiz¨¢ por la poca gracia que tiene una culata, mientras que en Espa?a mocho es la fregona, que en M¨¦xico se llama trapeador.
Del riqu¨ªsimo universo l¨¦xico que tenemos a nuestra disposici¨®n en la novela de Cervantes, tendr¨ªamos que rescatar palabras muy sonoras y coloridas como aborrascarse, albar, faldamentos, poltr¨®n, ga?ir o la juguetona cachidiablo.
El fermento que dej¨® la novela de Cervantes en Latinoam¨¦rica, su torrente de palabras y su contagiosa exuberancia irrumpieron en Espa?a, con la violencia de un desembarco pirata, muchos a?os m¨¢s tarde, cuando llegaron los poemas de Rub¨¦n Dar¨ªo. Entonces qued¨® claro que en aquel continente se escrib¨ªa de otra manera.
La influencia del Quijote se fue diluyendo aqu¨ª mientras crec¨ªa del otro lado y luego vino la dictadura franquista a consolidar su exilio. La novela espa?ola se instal¨® mayoritariamente en el realismo y erradic¨® el instrumental narrativo del Quijote, ese ¡°entreverado loco, lleno de l¨²cidos intervalos¡±, a decir de Diego de Miranda, donde resplandecen el humor, el disparate, la parodia, el escarnio, la s¨¢tira, la distorsi¨®n del tiempo, el punto de vista m¨²ltiple, la experimentaci¨®n.
Miguel Delibes observaba que Garc¨ªa M¨¢rquez, uno de los alumnos aventajados del Quijote, ¡°es el mejor heredero del sentido del humor de la literatura castellana cl¨¢sica, que, por desgracia, se va perdiendo¡±.
Lo que permanece en las dos orillas es la ¨®ptica quijotesca sobre el mundo que, precisamente en estos d¨ªas, se manifiesta en la batalla pol¨ªtica por la identidad, donde una persona no es lo que es, sino lo que cree que es, como era el caso del caballero de la triste figura: ¡°Eso que a ti te parece bac¨ªa de barbero me parece a m¨ª el yelmo de Mambrino¡¡±.
Despu¨¦s de la dictadura lleg¨® la reconstrucci¨®n democr¨¢tica, la reinserci¨®n en Europa y una bonanza econ¨®mica que ten¨ªa ya muy poco que ver con la gloriosa miseria de los personajes del Quijote, que por cierto sigue intacta del otro lado del Atl¨¢ntico. La ejemplar clase media espa?ola, que desde luego quisiera cualquier pa¨ªs latinoamericano, consigui¨® que una mayor¨ªa de ciudadanos tengan un nivel de vida impensable en aquellos pa¨ªses.
Voy a aventurar una modesta hip¨®tesis, que no es m¨¢s que la observaci¨®n de un novelista mexicano que ha le¨ªdo el Quijote, en diversas circunstancias, de un lado y otro del Atl¨¢ntico. La bonanza econ¨®mica espa?ola ha tenido tambi¨¦n un impacto en la lengua; se ha cambiado la riqueza y la exuberancia del espa?ol que escrib¨ªa Cervantes por una lengua m¨¢s pr¨¢ctica, m¨¢s ¨²til, m¨¢s acorde con la efectividad y la velocidad que impone nuestro tiempo. La bonanza econ¨®mica allan¨®, en buena medida, las diferencias sociales que en el Quijote, y en Latinoam¨¦rica, son muy notorias. Los personajes de la novela hablan desde la clase social a la que pertenecen, desde esa flagrante asimetr¨ªa cuya ¨²nica virtud es el humus en el que florecen y se multiplican las palabras, un torrente de palabras diversas, ensortijadas, enriquecidas, con las que cada clase se identifica.
El n¨²mero de palabras que utiliza el ciudadano com¨²n, seg¨²n demuestra la estad¨ªstica, va disminuyendo; estamos muy lejos de las 22.939 palabras distintas que utiliz¨® Cervantes para escribir el Quijote. Ahora mismo, por ejemplo, asistimos a la entronizaci¨®n de la palabra escuchar, que ya est¨¢ expulsando a la palabra o¨ªr, aun cuando no significan exactamente lo mismo.
Al exilio latinoamericano del Quijote, hay que a?adir la puntilla que la agenda cultural del Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez le dio a la novela de Cervantes, seg¨²n nos ilustra Pablo S¨¢nchez en su ensayo Literaturas en cruce. Estudios sobre contactos literarios entre Espa?a y Am¨¦rica Latina (Verbum, 2018). ¡°Una de las prioridades del gobierno de Gonz¨¢lez fue una nueva agenda transformadora para la cultura (¡.) a la reconversi¨®n industrial se le sum¨® as¨ª la reconversi¨®n cultural¡±, escribe S¨¢nchez. La idea era recuperar la capitalidad de la literatura en espa?ol que ya hab¨ªa sido robada dos veces, una por Rub¨¦n Dar¨ªo y otra por los escritores del boom. ¡°Hab¨ªa que convertir al ciudadano democr¨¢tico espa?ol en consumidor de novela, y para ello la primera receta era ofrecerle una novela no radical, ni en lo ideol¨®gico ni en lo t¨¦cnico¡±, es decir, digo yo, una novela anti cervantina. Este sesgo provoc¨® una reestructuraci¨®n en el mercado editorial que, una vez diluido el boom, vuelve a apostar por autores espa?oles ¡°y a buscar una narrativa a menudo posmoderna y poco pol¨ªtica que encaje bien con la ansiedad de europe¨ªsmo reci¨¦n satisfecha pol¨ªtica y econ¨®micamente¡±, nos dice Pablo S¨¢nchez.
Despu¨¦s de descubrir el nuevo continente de la ficci¨®n, la novela de Cervantes se instal¨® en Latinoam¨¦rica, donde su Quijote todav¨ªa cabalga, para hacernos ver ¡°cu¨¢n necesarios fueron al mundo los caballeros andantes en los pasados siglos, y cu¨¢n ¨²tiles fueran en el presente si se usaran¡±.