El prestigio tuitero y el ¡®check¡¯ azul
Muchos famosos quieren que nos quede clara una cosa: no pagan por usar Twitter
Se ha consumado lo que los tuiteros estadounidenses llaman el checkpocalypse: el jueves pasado, Twitter empez¨® a retirar la marca azul de cuenta verificada a los tuiteros que no pagan por su servicio premium, Twitter Blue.
Bueno, a ver, no del todo. Si eres muy famoso, como Stephen King, no te la quitan ni aunque lo pidas.
Empe...
Se ha consumado lo que los tuiteros estadounidenses llaman el checkpocalypse: el jueves pasado, Twitter empez¨® a retirar la marca azul de cuenta verificada a los tuiteros que no pagan por su servicio premium, Twitter Blue.
Bueno, a ver, no del todo. Si eres muy famoso, como Stephen King, no te la quitan ni aunque lo pidas.
Empecemos por el principio: en 2009 la plataforma empez¨® a colocar la marca de verificaci¨®n a cuentas que corr¨ªan el riesgo de ser v¨ªctimas de suplantaci¨®n, como gobiernos, pol¨ªticos y algunos famosos. La insignia era m¨¢s o menos ¨²til: serv¨ªa para confirmar que esa cuenta de Barack Obama era de Barak Obama y no de alguien que se cre¨ªa muy gracioso y quer¨ªa hacerse pasar por Barack Obama.
Pero tambi¨¦n se convirti¨® en una marca de prestigio bastante absurda, entre otras cosas porque los criterios para otorgarla nunca fueron muy claros. Si uno consegu¨ªa que le pusieran la marquita, pod¨ªa caer en el error de pensar que era alguien importante en Twitter. Y eso, como dice el chiste, es como pensar que uno es rico porque tiene dinero, casas y hoteles del Monopoly.
Elon Musk anunci¨® hace meses que iba a terminar con este sistema de ¡°se?ores y vasallos¡±, que as¨ª lo llam¨®. Cualquiera que pague los ocho euros al mes por Twitter Blue podr¨¢ lucir la marca, adem¨¢s de disfrutar de otras ventajas como editar tuits o escribir mensajes m¨¢s largos. Pero este sistema tiene sus riesgos: primero, es m¨¢s f¨¢cil suplantar a perfiles oficiales. Los requisitos para pedir la verificaci¨®n son m¨¢s estrictos desde que hace unos meses hubo una epidemia de cuentas falsas verificadas, incluidos unos cuantos Elon Musk, pero sigue presente. Y, segundo, la marca de verificaci¨®n ha dejado de tener el prestigio que ten¨ªa (al menos, para algunos). Seg¨²n la web Axios, el check azul se ha convertido ¡°en una se?al de desesperaci¨®n¡±.
De hecho, muchos famosos y empresas llevan avisando desde el jueves de que no pagan por Twitter Blue, aunque a¨²n tengan el perfil verificado. Musk ha tuiteado que est¨¢ costeando algunas cuentas personalmente, pero muchos no est¨¢n nada contentos con el supuesto regalo. No es de extra?ar: tiene pinta de treta mal ideada para que el servicio parezca lo suficientemente atractivo como para convencer a una ¨¦lite tuitera.
El escritor Stephen King se ha quejado en p¨²blico y asegura que ni ha pagado ni quiere pagar, a lo que Musk ha contestado: ¡°De nada, namast¨¦¡±. Paul Krugman, premio Nobel de Econom¨ªa, ha dicho m¨¢s o menos lo mismo y Musk le ha respondido con la imagen de un beb¨¦ llorando. El Mundo Today fue a¨²n m¨¢s directo: ¡°Nos han devuelto la verificaci¨®n, pero queremos dejar claro que no le hemos dado ni un euro al tarado¡±. Ya han publicado una de sus s¨¢tiras: ¡°Deja a su marido al descubrir que estaba pagando Twitter Blue¡±. No son excepciones: circulan pantallazos que recopilan tuits de empresas y de personas que quieren dejar claro (?clar¨ªsimo!) que ellos no pagan aunque sigan con la marca azul.
Quiz¨¢s ya no haya se?ores y siervos, pero desde luego tenemos un caos que no hac¨ªa ninguna falta. Adem¨¢s, imagino que hay usuarios que pueden tener inter¨¦s en pagar por lo que ofrece este servicio m¨¢s o menos premium, pero probablemente se lo piensen dos veces antes de hacerlo porque va asociado a una insignia que ahora mismo suena a cutr¨ªsima y que ni siquiera se puede ocultar.
Lo que est¨¢ claro es que la verdadera marca de prestigio tuitera es de los pocos que podemos decir que ni tuvimos ni pedimos jam¨¢s la marca de verificaci¨®n. Que tambi¨¦n es lo normal: nunca fuimos Obama y siempre hemos sido un poco pringados, pero lo hemos intentado llevar razonablemente bien.