Kautilya en la Casa Blanca
Con su plurilateralismo, la India de Modi pretende mantener excelentes relaciones a la vez con Mosc¨² y con Washington
Entre la paz y la guerra, Kautilya escoge la paz. Entre la alianza fiable y el doble juego, Kautilya escoge el doble juego. El consejero del pr¨ªncipe lo tiene claro: la pol¨ªtica es firmar tratados y luego violarlos a conveniencia. Como un Maquiavelo o un Clausewitz en versi¨®n hind¨², Kautilya escribi¨® el Artashastra o tratado de la pol¨ªtica, inspirador del actual Gobierno nacionalista de India. As¨ª lo ha explicado su ministro de Exteriores, Subrahmanyam Jaishankar en su libro La v¨ªa india, manual de un pluril...
Entre la paz y la guerra, Kautilya escoge la paz. Entre la alianza fiable y el doble juego, Kautilya escoge el doble juego. El consejero del pr¨ªncipe lo tiene claro: la pol¨ªtica es firmar tratados y luego violarlos a conveniencia. Como un Maquiavelo o un Clausewitz en versi¨®n hind¨², Kautilya escribi¨® el Artashastra o tratado de la pol¨ªtica, inspirador del actual Gobierno nacionalista de India. As¨ª lo ha explicado su ministro de Exteriores, Subrahmanyam Jaishankar en su libro La v¨ªa india, manual de un plurilateralismo que permite mantener excelentes relaciones a la vez con Mosc¨² y con Washington y ofrecerse como alternativa a la polarizaci¨®n de una nueva guerra fr¨ªa.
No es solo el primer ministro Narendra Modi quien sigue los consejos de la sabidur¨ªa ancestral. Suena bien a o¨ªdos de los congresistas cuando declara que Estados Unidos es su socio indispensable, aunque se asemeje a la amistad sin l¨ªmites declarada por Xi Jinping a Vlad¨ªmir Putin. En el mundo nuevo que est¨¢ naciendo hay pocos amigos y aliados, una condici¨®n que se reserva acaso para los escasos pa¨ªses que se aferran a su renuncia a la guerra en favor de la regla de juego, como sucede con la Uni¨®n Europea. Solo queda espacio para la correlaci¨®n de fuerzas, en la que los vasallos se someten a la ley de hierro enunciada por Tuc¨ªdides en tiempos tan remotos como los de Kautilya: ¡°Los fuertes hacen lo que pueden y los d¨¦biles lo que deben¡±.
Quien se cree fuerte y se demuestra d¨¦bil, como Putin, terminar¨¢ haciendo lo que debe a las ¨®rdenes de China. De momento solo le queda un verdadero vasallo, Aleksander Lukashenko, el d¨¦spota de Bielorrusia que necesita su protecci¨®n para evitar ser derrocado. Por sus tierras pasan las tropas rusas, se disparan misiles contra Ucrania y ahora se instalan cohetes nucleares. Tambi¨¦n se debilita el vasallaje de los otros socios de la nebulosa Comunidad de Estados Independientes que pretendi¨® heredar a la Uni¨®n Sovi¨¦tica, de forma que las rep¨²blicas centroasi¨¢ticas toman distancias de Mosc¨² y buscan la protecci¨®n de Pek¨ªn.
Putin no tiene amigos ni aliados. No lo son quienes se declaran como tales. La amistad sin l¨ªmites de China se compone de muchos l¨ªmites y de escasa o nula amistad. China fue el socio menor de la Rusia sovi¨¦tica en plena expansi¨®n durante el siglo XX y ahora en el XXI es el socio mayor de la Rusia que se encoge. Le interesan los negocios que pueda hacer con ella y el campo de pruebas donde observa el comportamiento de Estados Unidos ante unas pulsiones expansionistas que tambi¨¦n le pertenecen. No se olvida de la Siberia ahora rusa que fue suya, centenares de miles de kil¨®metros cuadrados sustra¨ªdos por el zarismo al imperio Qing, gracias a uno de los tratados desiguales con los que los europeos expoliaron y dominaron a China. Rusia es el ¨²ltimo imperio europeo y el primero que lleva camino de convertirse en vasallo de China.