La tentaci¨®n de la inocencia
Las democracias occidentales est¨¢n bajo un tsunami conservador y deshumanizante. Por todas partes aflora un contexto de inquietud, miedo difuso, ira, emociones explosivas y contradicciones
En Grecia, la derecha gan¨® las elecciones, mientras nadie se preocupaba del tr¨¢gico naufragio con 650 migrantes muertos. M¨¢s all¨¢ de las circunstancias espec¨ªficas, se trata de una muestra m¨¢s de un tsunami conservador y deshumanizante que recorre hoy las democracias occidentales, de car¨¢cter incremental y causas m¨²ltiples, nada f¨¢ciles de comprender y abordar para quienes intentan remar en direcci¨®n contraria de la ola gigante que se viene encima.
Hace casi 30 a?os se public¨® el libro La tentaci¨®n de la inocencia ...
En Grecia, la derecha gan¨® las elecciones, mientras nadie se preocupaba del tr¨¢gico naufragio con 650 migrantes muertos. M¨¢s all¨¢ de las circunstancias espec¨ªficas, se trata de una muestra m¨¢s de un tsunami conservador y deshumanizante que recorre hoy las democracias occidentales, de car¨¢cter incremental y causas m¨²ltiples, nada f¨¢ciles de comprender y abordar para quienes intentan remar en direcci¨®n contraria de la ola gigante que se viene encima.
Hace casi 30 a?os se public¨® el libro La tentaci¨®n de la inocencia de Pascal Bruckner, en el que se defin¨ªa la inocencia como el intento de escapar a las consecuencias de los propios actos, de eludir las abrumadoras responsabilidades inherentes al ejercicio de la libertad y de asumir para ello el papel de v¨ªctimas, usurpando en consecuencia el espacio de las verdaderas v¨ªctimas del mundo, condenadas no solo a las carencias b¨¢sicas y a la discriminaci¨®n sino, tambi¨¦n, a su creciente y absoluta relegaci¨®n e invisibilidad en la agenda social. En las ¨²ltimas tres d¨¦cadas, esta tentaci¨®n o enfermedad del individualismo ha crecido exponencialmente, jaleada por aparatos de propaganda cada vez m¨¢s eficaces que responden a poderosos intereses econ¨®micos y pol¨ªticos, incitadores del consumo desmedido, la infantilizaci¨®n del comportamiento y un egocentrismo que se extiende a todos los estratos de la sociedad como una mancha de aceite. Acompa?ado por un entorno mucho m¨¢s incierto, complejo y dif¨ªcil para la mayor¨ªa de la gente, pero que hace mella emocional m¨¢s acusada en las capas sociales que tradicionalmente se han considerado clases medias, buena parte de ellas cercanas pol¨ªticamente al centro, centro izquierda o centro derecha.
En este contexto, resulta evidente que quienes han dado la mayor¨ªa absoluta a la derecha en Grecia, a la ultraderechista Afd en Turingia, pero tambi¨¦n los finlandeses, los brit¨¢nicos brexiteros, y ¡ªclaro est¨¢¡ª esa variopinta multitud de espa?oles que hoy se suman a la derecha de toda la vida, no van a reparar en los millares de seres humanos que pierden o pelean la vida frente a sus costas, vallas o fronteras (ojo, y eso no se reduce en absoluto a los sectores de derecha, tambi¨¦n sucede, y m¨¢s de lo que nos creemos, en la izquierda). Porque, en su marco mental, ellas y ellos son los n¨¢ufragos que necesitan ser rescatados.
Rescatados preferentemente por un barco a cargo de una comandancia que parezca saber d¨®nde va, que hable con una voz ¨²nica o coordinada, que combine autoridad y empat¨ªa. Esa perspectiva se aleja de la representada por una embarcaci¨®n cuyos tripulantes se pelean a menudo y no transmiten estabilidad, a¨²n estando cargados de v¨ªveres (medidas de pol¨ªtica p¨²blica adoptadas o por adoptar) que, a lo mejor, hasta ni caben en la bodega y pueden incluso hundirla. Algo as¨ª ha estado sucediendo con la campa?a electoral espa?ola a las auton¨®micas y municipales: una izquierda dividida, pero con un impresionante bagaje que mostrar pese a todas las dificultades experimentadas, centrada en los qu¨¦s (lo que hemos hecho), frente a una derecha empoderada que elude h¨¢bilmente los qu¨¦s y orienta todo su discurso a los qui¨¦n (con qui¨¦nes lo hacen). Tratemos de comprender a fondo el contexto en que vive la gente que vota, sobre todo la que ha votado izquierda o centroizquierda y ahora se abstiene o traslada su voto a la derecha.
La mayor¨ªa de la gente est¨¢ muy cansada tras la pandemia y el volc¨¢n, crisis por fortuna (relativamente) superadas y que el Gobierno ha gestionado bien. Pero est¨¢ frustrada, asustada y abrumada por un entorno amenazante que combina ¡ªen una tormenta perfecta¡ª sequ¨ªas e inundaciones, cambio clim¨¢tico, la atroz guerra de Ucrania y sus giros de gui¨®n, la inteligencia artificial que nos va a quitar los empleos, etc. No se trata de realidades lejanas sino que se nos recuerdan diariamente en titulares de prensa, telediarios y mensajes virales en redes sociales (incrementados con pinceladas apocal¨ªpticas) que, en cierto modo, nos roban toda expectativa de futuro.
Con todo, a nivel cotidiano lo que m¨¢s influye es la inflaci¨®n que, pese a su reciente moderaci¨®n, ha dejado el poder adquisitivo de muchas familias al borde de la pobreza, ahogadas por la subida de los alimentos, los alquileres o las hipotecas. En este contexto puede m¨¢s el miedo a la guerra en Europa que el miedo a Vox. En situaciones amenazantes y tan disruptivas como la actual, ser conservador es un valor. Y, en las decisiones sociales y personales, cuenta tanto el presente (empleos, salarios, precios) como el futuro (qu¨¦ va pasar, a d¨®nde vamos, c¨®mo se pagar¨¢ la deuda, qu¨¦ ser¨¢ de nuestros hijos), expres¨¢ndose esa dualidad de manera contradictoria la mayor¨ªa de las veces: depresi¨®n colectiva y restricci¨®n del consumo en algunas ¨¢reas frente a restaurantes, vuelos y costas llenos hasta la bandera como si no hubiera un ma?ana.
Por eso, el debate pol¨ªtico hoy no gira sobre econom¨ªa o inmigraci¨®n. Por todas partes aflora un contexto de inquietud, miedo difuso, ira, emociones explosivas y contradicciones.
Frente a ello, no basta con exhibir buenos resultados de gesti¨®n; para mucha gente la situaci¨®n es extrema, y para otros el miedo es tan grande que no se f¨ªan de nada.
El PP ha entendido mejor, hasta ahora, el contexto social y emocional en que vive la gente que vota, y por eso en las elecciones municipales y auton¨®micas se ha apoderado de todo el voto de Ciudadanos y ha quitado voto al PSOE, pero no a Vox.
Se ha centrado en el qui¨¦n y ofrece dos mensajes complementarios casi imbatibles si no se desentra?an y desmontan desde otro marco: 1. Quiero que el barco est¨¦ en manos fiables, seguras, previsibles. Gente que no se pelee todo el rato y que las buenas iniciativas legislativas no salgan de chiripa (¨¦se es el rol de Feij¨®o). 2. Carpe Diem, vivir el hoy. Es el papel de Ayuso, la encargada de ofrecer vidilla a la gente. D¨¦jame tomar una ca?a y relajarme aunque todo est¨¦ muy mal.
Estos dos mensajes del PP, aparentemente contradictorios, en realidad son complementarios para el electorado: dame alegr¨ªa y dame previsibilidad, y funcionan muy bien juntos, porque es lo que la gente, en un contexto de frustraci¨®n y amenazas, de tentaci¨®n de la inocencia y sensaciones de naufragio, quiere. Eso no significa que haya que caer en ese marco sin m¨¢s; desde la empat¨ªa, hay que saber reconocer que la situaci¨®n global es muy compleja, que hay razones para la inquietud, pero ¡ªprecisamente por ello¡ª nuestro barco est¨¢ demostrando firmeza, la tripulaci¨®n al mando es experimentada y tiene una carta de navegaci¨®n con probada vigencia para alcanzar puertos seguros, no solo para una minor¨ªa sino para la mayor¨ªa social (incluyendo expresamente a las clases medias).
Es necesario generar confianza e ilusi¨®n y recuperar a la ciudadan¨ªa que construye junta los lazos que propician la verdadera seguridad, la participaci¨®n social responsable o la igualdad de g¨¦nero. Desde lenguajes menos t¨¦cnicos y, a la vez, menos ideologizados, como algo m¨¢s cercano por lo que vale la pena luchar, porque tiene que ver con nuestra vida. En un barco cuya fortaleza consiste en que navegamos juntas y juntos. ?Naif? Tal vez, pero se trata de mensajes que expresan una profunda convicci¨®n y autenticidad que, de alguna forma, hemos ido perdiendo en el camino. Hay que recuperar la pasi¨®n del argumento y el argumento de la pasi¨®n.