Retr¨¢ctate
Periodistas cient¨ªficos independientes fundan una web que se dedica en exclusiva a detectar y visibilizar las retracciones de ¡®papers¡¯, o art¨ªculos profesionales revisados por pares
De las muchas lecciones que la pr¨¢ctica cient¨ªfica puede ofrecer a otros sectores de la vida, la m¨¢s importante es seguramente la retracci¨®n p¨²blica de los errores. Una medici¨®n puede estar mal tomada, una interpretaci¨®n puede estar sesgada y una teor¨ªa estar equivocada, como le puede ocurrir a un economista o a un pol¨ªtico. La diferencia es que la ciencia exige a sus practicantes que reconozcan su error con balcones a la calle y lujo de decibelios. ?Han escuchado a un economista o a un pol¨ªtico reconocer que se equivocaron, que resbalaron, que mintieron? Ya me imaginaba que no.
Y el as...
De las muchas lecciones que la pr¨¢ctica cient¨ªfica puede ofrecer a otros sectores de la vida, la m¨¢s importante es seguramente la retracci¨®n p¨²blica de los errores. Una medici¨®n puede estar mal tomada, una interpretaci¨®n puede estar sesgada y una teor¨ªa estar equivocada, como le puede ocurrir a un economista o a un pol¨ªtico. La diferencia es que la ciencia exige a sus practicantes que reconozcan su error con balcones a la calle y lujo de decibelios. ?Han escuchado a un economista o a un pol¨ªtico reconocer que se equivocaron, que resbalaron, que mintieron? Ya me imaginaba que no.
Y el asunto es vital porque, al igual que los traumas no superados da?an la psicolog¨ªa de las personas, los errores no reconocidos se enquistan en el pensamiento colectivo y entorpecen la comprensi¨®n del mundo durante d¨¦cadas o siglos. Veamos, entonces, c¨®mo la ciencia est¨¢ gestionando el arte dificultoso de decir ¡°me equivoqu¨¦¡±.
Las revistas t¨¦cnicas publican de forma rutinaria las retracciones de los autores, pero el resto de los investigadores pueden enterarse o no, y es asombrosa la cantidad de zombie papers, como se conoce a los casos en que los datos retractados permanecen incrustados en la literatura del sector. Retraction Watch es un sitio web fundado por periodistas cient¨ªficos independientes que se dedica en exclusiva a detectar y visibilizar las retracciones de papers, o art¨ªculos profesionales revisados por pares, el alma de la publicaci¨®n cient¨ªfica. Est¨¢ ahora mismo en negociaciones para colaborar con Crossref, otra web no lucrativa de creciente influencia en este ¨¢mbito. Su objetivo es cruzar la base de datos de 42.000 retracciones que atesora la primera web con el eficaz sistema de identificaci¨®n de objetos digitales que ha desarrollado la segunda. El consorcio, financiado con 720.000 euros para cinco a?os, mantendr¨¢ una base de datos p¨²blica y actualizada sobre las retracciones. Los cient¨ªficos no tendr¨¢n la menor excusa para ignorar los errores reconocidos por sus colegas.
Curiosamente, la gran ventaja de Retraction Watch es que est¨¢ curada (en el sentido muse¨ªstico) por personas expertas. Los intentos de automatizar el proceso no han funcionado bien hasta ahora. Puedes obtener listas de art¨ªculos retractados, pero no entiendes por qu¨¦ lo fueron. Y el objetivo de esta web es precisamente conocer la raz¨®n de la retracci¨®n, de manera que cualquier cient¨ªfico de esa ¨¢rea pueda corregir su pensamiento de forma fruct¨ªfera. No es un trabajo para cient¨ªficos, sino para periodistas. Y la forma en que se financian estas webs es en s¨ª misma un ejercicio de creatividad.
No hacemos m¨¢s que quejarnos de la niebla gris de mentiras que nos sepulta en estos tiempos de polarizaci¨®n pol¨ªtica y ferocidad digital. Podemos hacer algo m¨¢s. Los datos falsos y las teor¨ªas perversas no se van a extinguir por s¨ª mismas. Hay que ir a por ellas aposta, revelarlas al p¨²blico e iluminarlas con cien ca?ones de rayos l¨¢ser por banda. La ciencia nos ense?a que la verdad no es el promedio de lo que dice un medio y lo que dice otro. La verdad est¨¢ ah¨ª fuera, en el mundo real, en la ciencia y el conocimiento, en el an¨¢lisis inteligente de los problemas complejos. He aqu¨ª una tarea para la que seguimos necesitando el entendimiento humano. Y 720.000 euros.