Tulipanes
Feij¨®o no gobernar¨¢ porque no quiere del mismo modo que yo no soy Premio Nobel de F¨ªsica porque no me da la gana. El que no delira es porque no sabe
Alberto N¨²?ez Feij¨®o no gobernar¨¢ porque no quiere del mismo modo que yo no soy Premio Nobel de F¨ªsica porque no me da la gana. El que no delira es porque no sabe, ya que el delirio, mientras dura, constituye el mejor modo de venganza contra las iniquidades u ofensas de la existencia cotidiana. Y aunque esa forma de frenes¨ª mental resulta incompatible con la realidad, si te aferras con mucha fuerza al ...
Alberto N¨²?ez Feij¨®o no gobernar¨¢ porque no quiere del mismo modo que yo no soy Premio Nobel de F¨ªsica porque no me da la gana. El que no delira es porque no sabe, ya que el delirio, mientras dura, constituye el mejor modo de venganza contra las iniquidades u ofensas de la existencia cotidiana. Y aunque esa forma de frenes¨ª mental resulta incompatible con la realidad, si te aferras con mucha fuerza al espejismo, la realidad se difumina o se desaparece del todo. Por otra parte, cuando tienes la suerte de estar rodeado de gente como Cuca Gamarra, que se cree o finge creerse lo mismo que t¨², puedes ir resistiendo y resistiendo de forma indefinida. Pero cuidado con pasarse: Napole¨®n cay¨® en Waterloo por creerse Napole¨®n. Feij¨®o empieza a dar muestras de creerse Feij¨®o. Y no es que no sea Feij¨®o, pero tambi¨¦n los tulipanes, en los Pa¨ªses Bajos del siglo XVII, eran tulipanes y no val¨ªan nada, pese a que se pagaba por sus bulbos cifras astron¨®micas. El de los tulipanes fue un caso de delirio colectivo, pues tampoco es raro que una creencia falsa arraigue en un grupo, incluso en una naci¨®n, con consecuencias catastr¨®ficas suficientemente estudiadas por la historia.
En cualquier caso, la conducta del diputado ?scar Puente, que actu¨® en nombre del PSOE durante la sesi¨®n de investidura del pasado martes, fue de una crueldad que, adem¨¢s de excesiva, result¨® in¨²til. Es cierto que el candidato se qued¨® sin palabras al verse en el espejo que le puso delante el socialista, pero a lo largo de la tarde se fue recuperando y a la noche ya estaba convencido otra vez de ser un tulip¨¢n. De delirante a delirante, se?or Feij¨®o, ignore las agresiones del mundo real, porque los delirios, con frecuencia, se cumplen. M¨ªreme a m¨ª, propuesto para el Nobel de F¨ªsica sin conocer siquiera la Segunda Ley de la Termodin¨¢mica, que tanto me concierne.