Cuatro peligrosas dependencias de la UE
La Uni¨®n tiene debilidades en el sector militar, energ¨¦tico y en los recursos y tecnolog¨ªas estrat¨¦gicos. EE UU y China est¨¢n menos expuestos
La cumbre europea de Granada ha terminado poniendo ante los focos un creciente consenso pol¨ªtico en la UE para irse preparando, prudentemente, para futuras ampliaciones del club y el persistente disenso entre el grueso del bloque y Polonia y Hungr¨ªa en materia migratoria. Comprensiblemente, estos dos temas y la guerra en Ucrania han acaparado el grueso de la atenci¨®n, opacando otra cuesti¨®n que quiz¨¢ resulte en este momento m¨¢s difusa...
La cumbre europea de Granada ha terminado poniendo ante los focos un creciente consenso pol¨ªtico en la UE para irse preparando, prudentemente, para futuras ampliaciones del club y el persistente disenso entre el grueso del bloque y Polonia y Hungr¨ªa en materia migratoria. Comprensiblemente, estos dos temas y la guerra en Ucrania han acaparado el grueso de la atenci¨®n, opacando otra cuesti¨®n que quiz¨¢ resulte en este momento m¨¢s difusa, pero no es menos importante: las peligrosas dependencias de la UE en cuatro ¨¢reas clave, la militar, la energ¨¦tica, la de recursos estrat¨¦gicos y de tecnolog¨ªas revolucionarias.
Esta condici¨®n de dependencia es definitoria de nuestro lugar en el mundo, y quienes desean que la Uni¨®n sea un actor independiente no pueden eludir afrontarla. Los hechos son notorios y poco alentadores.
En t¨¦rminos militares, la UE es una entidad con un gasto conjunto considerable. Los cinco primeros inversores (Francia, Alemania, Italia, Espa?a y Polonia) duplican, juntos, el gasto en Defensa de Rusia en 2022, seg¨²n datos del Instituto de Investigaciones para la Paz de Estocolmo. Pero el dinero es invertido de manera dispersa y fragmentada, la praxis operativa es m¨ªnima, as¨ª que nuestras capacidades reales resultan muy bajas. Incluso la principal fuerza del bloque, Francia, potencia nuclear, ha evidenciado graves limitaciones en la intervenci¨®n militar en Libia o en las operaciones en el Sahel, donde se ha visto que sin el apoyo de EE UU no estaba preparada para sostener misiones completas. La verdad es que la seguridad de Europa depende de EE UU.
En t¨¦rminos energ¨¦ticos, la UE ha sido capaz de desengancharse de manera eficaz de su enorme dependencia de los hidrocarburos rusos. Pero sigue una enorme necesidad de aprovisionarse en ellos mercados externos, que no puede darse por descontado que ser¨¢n siempre ben¨¦volos. Por ejemplo, la relaci¨®n con Azerbaiy¨¢n, importante productor de gas, va por una p¨¦sima senda. Datos definitivos sobre 2021 apuntaban a un 55% de dependencia de importaciones.
En t¨¦rminos de recursos estrat¨¦gicos, los minerales y metales necesarios para la econom¨ªa y la seguridad del siglo XXI, la dependencia es casi absoluta en pr¨¢cticamente todo el espectro de elementos y fases ¡ªextracci¨®n, procesamiento, etc¨¦tera¡ª. La cosa se hace m¨¢s inquietante cuando se considera que el suministrador de referencia, aqu¨ª, es China.
Por ¨²ltimo, hay una dependencia de corte tecnol¨®gico. La UE perdi¨® hace d¨¦cadas la revoluci¨®n digital, en la que se impuso EE UU. Hoy, tanto EE UU como China toman ventaja en ¨¢reas clave. La Comisi¨®n Europea ha lanzado esta semana un proceso para revisar el riesgo de dependencia en cuatro sectores trascendentales ¡ªmicrochips avanzados, inteligencia artificial, tecnolog¨ªa cu¨¢ntica y biotecnolog¨ªa¡ª y poder proceder despu¨¦s, sobre la base del mapeo, a tomar medidas.
Por supuesto, en todas estas ¨¢reas se est¨¢n haciendo cosas. El gasto militar aumenta, y hay iniciativas incipientes para mejorar su coordinaci¨®n interna. Crece la producci¨®n de energ¨ªa renovable, que nos har¨¢ m¨¢s independientes. La conciencia del problema en recursos y tecnolog¨ªas estrat¨¦gicas crece, y se mueven cosas, como el programa para impulsar la industria aut¨®ctona de microchips. Nada de ello, sin embargo, nos acerca sensiblemente al objetivo de una fuerte reducci¨®n del riesgo de la dependencia.
La cuesti¨®n, por supuesto, no es dirigirse hacia desacoples abruptos o ideales aut¨¢rquicos. La UE debe aspirar a permanecer abierta por una cuesti¨®n de valores, de visi¨®n del mundo y tambi¨¦n porque es pragm¨¢tico que as¨ª sea. Pero esto no puede esconder que estamos en una posici¨®n de debilidad. El panorama global de estos d¨ªas nos muestra los peligros detr¨¢s de la esquina.
?Qu¨¦ pasar¨ªa si un EE UU se desentiende de Ucrania? Vemos que los republicanos andan en una senda desalentadora. ?Qu¨¦ pasar¨ªa con nuestros planes de econom¨ªa verde si China endurece las restricciones a las exportaciones de materias primas o productos esenciales para ella? Vemos que, mientras nosotros tratamos de protegernos de ciertas pr¨¢cticas abusivas, Pek¨ªn ya responde sometiendo a control algunas de esas exportaciones (productos de galio y germanio). Nuestro d¨¦ficit comercial, pese a nuestras declaraciones de reducci¨®n de riesgo, crece: ya ronda los 400.000 millones de euros anuales, el doble que hace cinco a?os.
Todo el mundo tiene dependencias, pero tanto EE UU como China gozan de una menor exposici¨®n al riesgo. Quienes proclaman el deseo de una UE con posici¨®n propia en un mundo de intereses descarnados y flacos principios deben activar los m¨²sculos en esas cuatro ¨¢reas.