Lo de la censura de Pablo Motos y Alfonso Guerra

Parece f¨¢cil vivir en la dictadura de Pedro S¨¢nchez, y lo es. La gente opina demasiado. Hay tanta libertad desde las elecciones del 23 de julio, que el c¨®mico del momento, Alfonso Guerra, ha abierto un debate sin precedentes en Espa?a: los l¨ªmites del humor. Qu¨¦ ser¨ªa del humor en Espa?a sin los l¨ªmites. Ya solo falta que pregunten a los humoristas espa?oles por ellos. Ay, mi querida Espa?a, esa Espa?a nuestra¡­ Camisa blanca tambi¨¦n, a veces madre, siempre madrastra, y ahora frutera. Alg¨²n d¨ªa habr¨¢ que comentar que el nuevo eslogan del PP ¨DMe gusta la fruta¨D tambi¨¦n incluye los frutos rojos. No hay que descartar una Fruter¨ªa Txapote en breve. Por cierto, la ¨²nica forma de peatonalizar Madrid ¡ªque es Espa?a¡ª es con las manifestaciones. Adelante con todas.

Menos mal que Guerra ¡ªadem¨¢s de monologuista, figura clave en la pol¨ªtica de la predictadura de S¨¢nchez y probable tertuliano de Todo es mentira¡ª acudi¨® la semana pasada a divertirse a El hormiguero. S¨ª, tambi¨¦n podr¨ªa haber acudido a Ferraz a las ocho. Qui¨¦n sabe si hubiera coincidido aqu¨ª con La Mariposa de Mask Singer, m¨¢s conocida como Esperanza Aguirre. ?ltimamente, por cierto, hay mucho pol¨ªtico aburrido en la dictadura sanchista y un sinf¨ªn de quehaceres en la capital a partir del toque de queda.

El caso es que Guerra se despach¨® a gusto en este programa blanco, familiar y especializado en ciencias pol¨ªticas. Aqu¨ª, muy preocupado por la libertad de expresi¨®n ¡ªporque cuando uno opina en el programa m¨¢s visto de la televisi¨®n tiene que estar muy preocupado por la libertad de expresi¨®n¡ª dijo: ¡°No me pueden limitar la libertad de expresi¨®n [...]. Me dan siempre mucha pena los humoristas porque no pueden hablar de nada¡±. De pronto, Pablo Motos interrumpe y sostiene la misma tesis con una frase para enmarcar: ¡°De nada¡±. Tiene raz¨®n tambi¨¦n. Cuando uno habla de todo en un programa de televisi¨®n, corre el riesgo de no hablar de nada. El caso es que Guerra continu¨® con su mon¨®logo: ¡°Antes hab¨ªa [chistes] de homosexuales, de enanos, de todo¡­ y ahora no¡±. Motos frena a Guerra de nuevo y suelta: ¡°Ahora, cuando un humorista hace un espect¨¢culo, est¨¢ m¨¢s tiempo diciendo sobre lo que no se puede hablar que sobre lo que s¨ª¡±. S¨ª, es curioso que uno diga lo que no se puede decir en un escenario y se critique tambi¨¦n. Al final, Guerra cierra tajante: ¡°Eso es censura y yo no quiero censura¡±. Aplausos del regidor y del p¨²blico.

Inmediatamente, los tuiteros se lanzaron a opinar por doquier. Normal, por otra parte. Con la censura no hay m¨¢s opciones que expresarte. El caso es que Javier Padilla ¡ªahora secretario de Estado de Sanidad y antes diputado por M¨¢s Madrid¡ª public¨® una cadena de mensajes en X ¡ªlo que antes de la dictadura era Twitter¡ª y confes¨® que el d¨ªa despu¨¦s de mencionar a Motos en un discurso sobre la masculinidad y las desigualdades en salud, recibi¨® un correo y una llamada de su agencia de comunicaci¨®n. ¡°Supongo que ¨¦l no lo llama censura, sino ¡®gesti¨®n de riesgo reputacional¡¯ o algo as¨ª. En fin¡±. Al rato, el humorista Facu D¨ªaz cont¨® algo parecido en un v¨ªdeo que ya ha alcanzado los cinco millones de visualizaciones: ¡°Pablo Motos te dice que no se puede decir nada mientras llama para presionar a c¨®micos para que quiten chistes que tienen que ver con ¨¦l¡±. La columnista de televisi¨®n Jimina Sabad¨² confes¨® este lunes que un ¡°subalterno¡± de Motos la llam¨® en un festivo por una opini¨®n sobre Motos. Hasta el m¨²sico Rayden cont¨® otra an¨¦cdota parecida. Pues... ?Sabe usted qu¨¦ es lo que no quiero? La censura de El hormiguero.