La inmigraci¨®n y el miedo
Las llegadas irregulares a la UE han crecido en 2023, y la extrema derecha crece alimentando el temor al extranjero
El a?o 2023 se ha cerrado con unas cifras de inmigraci¨®n irregular que no se ve¨ªan desde 2016, cuando Europa estaba en plena crisis de refugiados tras la guerra en Siria. Casi 270.000 personas cruzaron a territorio europeo fuera de los puestos habilitados, jug¨¢ndose la vida para lograrlo. Espa?a, que encadenaba dos a?os de descensos, ha vuelto a situarse como la segunda puerta de entrada de la UE; Canarias, con casi 40.000 desembarcos, un r¨¦cord nunca visto, nos recuerda que ni siquiera el Atl¨¢ntico supone una barrera para quienes buscan seguridad y prosperidad lejos de casa. Estas cifras resultan relevantes porque se trata de personas, pero son a la vez anecd¨®ticas. La inmigraci¨®n irregular no representa la complejidad de la movilidad humana. En 2020, hab¨ªa en el mundo unos 281 millones de personas que viv¨ªan fuera de sus pa¨ªses, una cifra equivalente al 3,6% de la poblaci¨®n mundial. La percepci¨®n de que todos ellos se asientan en los pa¨ªses ricos y se aprovechan de sus Estados de bienestar es err¨®nea y utilizada maliciosamente por ciertas fuerzas pol¨ªticas que han encontrado en este tema una v¨ªa f¨¢cil para agitar el miedo y conseguir votos.
De los 110 millones de personas que en 2023 huyeron de sus hogares ante el riesgo que corr¨ªan, m¨¢s de la mitad ni siquiera abandon¨® su pa¨ªs. El 75%, de hecho, no se dirigen a Europa ni a Estados Unidos, sino que est¨¢n siendo acogidos en pa¨ªses de ingresos bajos y medios. El asunto merece ser abordado con rigor y sin prejuicios; la sociedad europea es cada vez m¨¢s diversa y est¨¢ condenada al envejecimiento si no fuese por la llegada de extranjeros. La inmigraci¨®n es una oportunidad no solo para los que llegan de fuera, sino tambi¨¦n para las sociedades de acogida, pero uno de los grandes problemas que hoy padecen las sociedades m¨¢s desarrolladas es que la extrema derecha ha sabido explotar el miedo que padecen amplios sectores que han sido golpeados con especial dureza durante las ¨²ltimas crisis para se?alar al otro, al extranjero, como la verdadera amenaza. Y, lo m¨¢s grave, es que est¨¢ arrastrando en esta din¨¢mica a los partidos de la derecha tradicional y tambi¨¦n a la izquierda: ejemplos de todo tipo pueden rastrearse entre los Veintisiete. Giorgia Meloni, que lleg¨® al poder prometiendo mano dura contra la inmigraci¨®n, lament¨® este jueves el repunte de llegadas a su pa¨ªs ¡ªfueron m¨¢s de 153.000 los que alcanzaron las costas italianas, un 46% m¨¢s que en 2022 y casi el triple que en Espa?a¡ª, lo que revela que los discursos de odio solo sirven para ganar elecciones y cargan de emociones una cuesti¨®n que debe acordarse entre la derecha y la izquierda.
Ante la evidencia de que la inmigraci¨®n ser¨¢ crucial en las elecciones europeas que se celebrar¨¢n en junio, la Comisi¨®n Europea ha cerrado un acuerdo que unificar¨¢ la gesti¨®n de las fronteras e intentar¨¢ ordenar el reparto de refugiados. El Pacto de Migraci¨®n y Asilo queda lejos de cumplir con las expectativas porque perpet¨²a el sistema que carga con mayores responsabilidades a los pa¨ªses de entrada. Es adem¨¢s un acuerdo que endurecer¨¢ las condiciones de los que emigran y que no promueve v¨ªas legales y seguras para desplazarse. Se trata de un peque?o paso, necesario pero insuficiente, en una cuesti¨®n compleja y fuertemente divisiva. En buena medida, el debate sigue desenfocado. Millones de ciudadanos de origen extranjero ya viven, votan, trabajan y contribuyen en sus pa¨ªses de acogida. Europa necesita su contribuci¨®n y, para ello, debe afrontar los retos de su integraci¨®n y la mejora de la convivencia. El desaf¨ªo ante tantas personas que llegan buscando un futuro diferente no puede reducirse simplemente a blindar las fronteras.
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