Rey sacrifica pe¨®n
La privatizaci¨®n de nuestras empresas estrat¨¦gicas hizo millonarias a se?aladas familias. La recuperaci¨®n de una parte para no perder del todo su v¨ªnculo nacional nos va a costar cara
Saber de n¨²meros evita confusiones. Si uno se pregunta por qu¨¦ no sucede el apocalipsis que se escenifica en nuestra escena pol¨ªtica a diario basta con fijarse en el ritmo de crecimiento econ¨®mico y otros datos muy positivos de nuestro pa¨ªs dentro del contexto europeo. Sin dejar los n¨²meros, un trocito de la Telef¨®nica vuelve a manos del Estado espa?ol. Ha sido una noticia econ¨®mica que nos ha propulsado hacia el pasado, a los tiempos en que culmin¨® su privatizaci¨®n. La recompra que se ha pro...
Saber de n¨²meros evita confusiones. Si uno se pregunta por qu¨¦ no sucede el apocalipsis que se escenifica en nuestra escena pol¨ªtica a diario basta con fijarse en el ritmo de crecimiento econ¨®mico y otros datos muy positivos de nuestro pa¨ªs dentro del contexto europeo. Sin dejar los n¨²meros, un trocito de la Telef¨®nica vuelve a manos del Estado espa?ol. Ha sido una noticia econ¨®mica que nos ha propulsado hacia el pasado, a los tiempos en que culmin¨® su privatizaci¨®n. La recompra que se ha producido en estos d¨ªas tiene como finalidad frenar la internacionalizaci¨®n de la propiedad, porque saltaron todas las alarmas al saber que un fondo saud¨ª se hab¨ªa hecho, sin demasiado ruido, con el 10% de la compa?¨ªa. Lo que significa este desaf¨ªo es el reconocimiento oficial, por fin, de que existen empresas que son estrat¨¦gicas para el pa¨ªs. Algo que se nos neg¨® hasta la saciedad cuando tocaba desprenderse de ellas. Su privatizaci¨®n combat¨ªa la magnitud monopol¨ªstica y se complet¨® cuando Aznar nombr¨® presidente a dedo a un fiel compa?ero de pupitre. Ya de antes miles de trabajadores hab¨ªan pasado a empresas externalizadas en una limpieza laboral asombrosa y gracias al impulso de la Bolsa se afianz¨® un crecimiento rotundo.
La pieza m¨¢s indispensable en la digitalizaci¨®n del pa¨ªs estaba por fin en manos privadas. Era cuando se nos vend¨ªa como fant¨¢stica una gesti¨®n econ¨®mica basada en desprenderse de activos estatales. Algo as¨ª como si un padre de familia presume de lo bien que le van los negocios porque ha sumado a su balance la venta de la casa en la que vive con sus hijos. El ¨²ltimo 21% de Telef¨®nica lo vendimos por 3.786 millones de euros. Ahora la aspiraci¨®n es llegar a recomprar en torno al 10% y ser¨¢ curioso ver c¨®mo salen los n¨²meros. Frenar el peligro saud¨ª es un buen prop¨®sito. En Estados Unidos quieren prohibir TikTok por si es una infiltraci¨®n del Gobierno chino en su sociedad. Aqu¨ª acabamos de paralizar que la gente venda su iris a cambio de una propina en bitcoins. Y hace poco ca¨ªmos en la cuenta de que Putin nos declaraba la guerra mientras nos ten¨ªa cautivos de su mercado energ¨¦tico. Ser bobo cotiza alt¨ªsimo.
En d¨ªas pasados el juez Pedraz dict¨® y se desdijo de unas medidas cautelares contra la red Telegram por su tr¨¢fico de contenidos audiovisuales sin licencia de explotaci¨®n. En la rectificaci¨®n reconoce que el delito, denunciado entre otras por la antigua Telef¨®nica, ahora Movistar, se sigue produciendo, pero el problema consiste en que ni siquiera sancionando a la red de mensajer¨ªa se podr¨ªa evitar que se siga consumando la actividad ilegal. Tras ver c¨®mo reculan y se achantan los juzgados, las comisiones de la competencia y los tribunales antimonopolio ante empresas monstruosas como Google, Amazon o Apple, nos queda bastante m¨¢s claro qui¨¦n manda y qui¨¦n es el mandado. Hace tiempo que en el tr¨¢fico comunicativo nosotros somos meras vacas de orde?o. La privatizaci¨®n de nuestras empresas estrat¨¦gicas hizo millonarias a se?aladas familias. La recuperaci¨®n de al menos una parte referencial para no perder del todo su v¨ªnculo nacional nos va a costar cara. Adem¨¢s, no nos garantizar¨¢ la seguridad porque hay un magma por encima de nuestras posibilidades de regulaci¨®n y control, por no hablar del cors¨¦ de sat¨¦lites de Musk que nos rodea. Los peones asumen en el ajedrez su condici¨®n de barrera de sacrificio para que atr¨¢s reyes y reinas disputen la parte suculenta de la partida.