El ¡®error¡¯ de Feij¨®o de evitar a ETA en campa?a
Las cr¨ªticas al l¨ªder del partido tras al resultado electoral ilustran la dificultad del PP para tener un proyecto coherente en los territorios con reivindicaciones nacionalistas
Alberto N¨²?ez Feij¨®o estuvo a punto de consolidar su giro amigable con el nacionalismo en estas elecciones vascas. En cierto momento del recuento, Vox se qued¨® fuera del Parlamento. Y ello habr¨ªa supuesto un espaldarazo a la campa?a electoral del PP vasco, basada en una especie de regionalismo light o moderado cercano al PNV, ...
Alberto N¨²?ez Feij¨®o estuvo a punto de consolidar su giro amigable con el nacionalismo en estas elecciones vascas. En cierto momento del recuento, Vox se qued¨® fuera del Parlamento. Y ello habr¨ªa supuesto un espaldarazo a la campa?a electoral del PP vasco, basada en una especie de regionalismo light o moderado cercano al PNV, haciendo pivotar su cr¨ªtica solo sobre la gesti¨®n econ¨®mica. Pero la ultraderecha logr¨® un esca?o y algunas voces estallaron en Madrid culpando a G¨¦nova por haber hecho una campa?a blanda, y no una afrenta identitaria hablando de ETA.
Y es que Feij¨®o parece en examen constante desde que no logr¨® ser presidente el pasado 23-J. La ¨²ltima prueba fueron las elecciones en Galicia, donde una eventual p¨¦rdida de la mayor¨ªa absoluta habr¨ªa cuestionado su liderazgo. Pero le sali¨® bien la jugada: el l¨ªder popular se impuso gracias a la l¨ªnea galleguista o ruralista del PP regional, y pese a la irrupci¨®n ¡ªcasualmente¡ª de la pol¨¦mica por el indulto condicionado a Carles Puigdemont. Feij¨®o ya habr¨¢ asumido que si quiere gobernar Espa?a no debe levantar ampollas en los territorios con reivindicaciones nacionales, o entre los partidos que all¨ª gobiernan. Quiz¨¢s por eso repiti¨® la estrategia pragm¨¢tica en Euskadi para acercarse a los peneuvistas, si daban los n¨²meros, o para beber de su electorado.
As¨ª que el candidato del PP vasco, Javier de Andr¨¦s, hizo lo que el resto de partidos: pasar de puntillas por la cuesti¨®n de ETA, y centrarse en la econom¨ªa o los servicios sociales. En verdad, hasta que Pello Otxandiano no mostr¨® su incapacidad de condenar a la banda terrorista, el tema no hab¨ªa irrumpido de lleno en campa?a. He ah¨ª la doble moral de un PP que ha hecho del ¡°que te vote Txapote¡± su bandera en Madrid, o de quienes han ganado votos indirectamente con ese mantra. La decisi¨®n del PP de Feij¨®o de no hablar del terrorismo ol¨ªa a calculada.
Precisamente, los altavoces de la derecha madrile?a dieron cuartelillo al discurso blando en los d¨ªas previos, a¨²n a sabiendas. La propia Ayuso hab¨ªa desfilado por Euskadi sin levantar la habitual polvareda. Pero una vez acabada la votaci¨®n, varios medios de comunicaci¨®n ardieron de enfado, y ETA volvi¨® a ser otro ariete de los populares contra el Gobierno. Aunque tambi¨¦n hizo lo propio la izquierda: tras las duras cr¨ªticas del PSOE a Otxandiano, Bildu fue devuelto ayer al bloque progresista de la mano de Pedro S¨¢nchez.
En consecuencia, las elecciones vascas arrojan una hip¨®tesis de fondo: si sus partidos, mayoritariamente, creyeron que el campo de debate pol¨ªtico deb¨ªa ser la gesti¨®n econ¨®mica ¡ªy no tanto la pugna identitaria o el terrorismo¡ª quiz¨¢s sea porque la sociedad vasca manifiesta una voluntad firme de mirar al futuro o de intentar sobreponerse del pasado. Tanto es as¨ª, que la pol¨¦mica de Otxandiano reson¨® m¨¢s fuerte en los medios nacionales que en los vascos, pasando fugazmente por sus debates del tramo final de la campa?a. Fueron sintom¨¢ticas hasta ciertas cr¨ªticas a Vox desde la derecha madrile?a por haberse centrado m¨¢s en la inmigraci¨®n que en ETA. En definitiva, el auge de Bildu no es el ¨²nico s¨ªntoma de cambio generacional en Euskadi.
Ello conduce a una reflexi¨®n dentro del PP vasco: qu¨¦ l¨ªnea seguir a futuro. Ya en 2019, cuando Alfonso Alonso sonaba como posible candidato, sugiri¨® la idea de adoptar un discurso ¡°foral¡± como el de estas semanas para robar votos al PNV. En cambio, Pablo Casado era m¨¢s cercano a los postulados de aquel PP de Mar¨ªa San Gil o de Jaime Mayor Oreja, y apost¨® por Carlos Iturgaiz para recuperar las esencias m¨¢s combativas de la formaci¨®n frente al nacionalismo o el pasado etarra. Ya entonces, la idea de un PP ¡°regional¡± en Euskadi chirriaba demasiado.
Con todo, la pol¨¦mica sobre si mencionar a ETA ilustra la dificultad del PP de tener un proyecto coherente en los territorios con reivindicaciones nacionalistas. La prueba est¨¢ en que el candidato popular en Catalu?a, Alejandro Fern¨¢ndez, buscar¨¢ confrontar con el independentismo, m¨¢s todav¨ªa despu¨¦s de las cr¨ªticas a la campa?a vasca. Ahora bien, la permanencia de Fern¨¢ndez al frente de la lista ha sido m¨¢s por necesidad que por convicci¨®n de G¨¦nova 13. Basta ver el perfil bajo de Feij¨®o en la fiesta de Sant Jordi: preguntado sobre si quer¨ªa que Puigdemont fuera a la c¨¢rcel respondi¨® que su ¨²nica pretensi¨®n es que no hubiera una casta de pol¨ªticos con privilegios legales.
No es f¨¢cil acertar para la derecha en Catalu?a o Euskadi. Algunos analistas de Euskal Telebista afirmaron a la ma?ana siguiente de los comicios que el ¡°error¡±, en verdad, hab¨ªa sido llevar a Feij¨®o o Ayuso a hacer de teloneros del candidato de los populares. ¡°Hasta entonces, el PP segu¨ªa un discurso coherente, present¨¢ndose como la ¨²nica alternativa que no formaba parte del bloque de poder de La Moncloa¡±, aseguraban. Qu¨¦ distinto se entiende todo en la Espa?a de fuera de la M-30. Y solo el tiempo dir¨¢ si el discurso del PP de Feij¨®o no fue tanto un giro pasajero como una forma consciente de intentar mirar al futuro: la prueba de que incluso en la derecha algo puede estar cambiando.