Una verdad viral
Una mujer comparti¨® en la radio un tesoro que no quer¨ªa para s¨ª sola, intuy¨® que la novela ¡®Reencuentro¡¯ pod¨ªa ser el refugio de mucha gente que busca en la lectura razones o consuelos
Nos pusimos a hablar en la radio de los sitios a los que volvemos cuando necesitamos sosiego, cuando nos hace falta la firmeza de un lugar en el que sabemos que seremos felices. Un refugio, si es que eso existe. Serv¨ªan las pel¨ªculas y los libros, claro, porque a veces la felicidad se encuentra antes si se busca en las ficciones. Al cabo, siempre hay una pel¨ªcula que pueda levantarnos el ¨¢nimo cuando todo parezca perdido, o un libro al que no nos importe regresar por si, al leerlo otra vez, nos provoca las primeras sensaciones. Tampoco se requer¨ªan obras de culto: un mal d¨ªa no te lo salva Han...
Nos pusimos a hablar en la radio de los sitios a los que volvemos cuando necesitamos sosiego, cuando nos hace falta la firmeza de un lugar en el que sabemos que seremos felices. Un refugio, si es que eso existe. Serv¨ªan las pel¨ªculas y los libros, claro, porque a veces la felicidad se encuentra antes si se busca en las ficciones. Al cabo, siempre hay una pel¨ªcula que pueda levantarnos el ¨¢nimo cuando todo parezca perdido, o un libro al que no nos importe regresar por si, al leerlo otra vez, nos provoca las primeras sensaciones. Tampoco se requer¨ªan obras de culto: un mal d¨ªa no te lo salva Haneke, pero lo puedes remontar a carcajadas con Aterriza como puedas o con Top Secret. Por no hablar de las canciones, dispuestas siempre a darte una excusa o un empuj¨®n si te apetece re¨ªr o llorar.
En eso, llam¨® una mujer. Mar¨ªa Jos¨¦, de Valladolid. Cont¨® que su libro de referencia, al que viene y va, es en realidad un libro que regal¨® a su hija y que su hija, con los a?os, le devolvi¨® con una dedicatoria. ¡°Te regalo este libro de vuelta, el primero que, gracias a ti, le¨ª con ojos de adulta. Para m¨ª ¡ªle puso la hija¡ª esta historia marc¨® el antes y el despu¨¦s de mi forma de disfrutar de la lectura¡±. Cont¨® tambi¨¦n Mar¨ªa Jos¨¦, casi emocionada, que ese es el libro que ella m¨¢s regala y que todo el mundo se lo agradece. El libro es Reencuentro, de Fred Uhlman.
Pas¨® entonces algo tan sencillo que apenas suele pasar. Corri¨® la voz. Ese minuto de radio empez¨® a viralizarse porque conten¨ªa un elemento imbatible: una pasi¨®n sincera. Aquella mujer llam¨® a la radio con la pretensi¨®n generosa de compartir un tesoro que no quer¨ªa para s¨ª sola, porque intuy¨® que la novela pod¨ªa ser el refugio de mucha otra gente que busca en la lectura razones o consuelos. Empezaron a llamar librer¨ªas y bibliotecas para decirnos que se estaban quedando sin ejemplares y sucedi¨® que aquel libro delgado y antiguo, de 1971, empez¨® a subir posiciones en las listas de los m¨¢s vendidos.
Habr¨ªa costado unos cuantos euros una campa?a de promoci¨®n con un resultado similar y, sin embargo, surgi¨® en el arrebato honesto de una oyente. Me acord¨¦ de otro libro, mucho m¨¢s denso, que escribi¨® Bernard Williams sobre lo que es la verdad, a la que ¨¦l atribuy¨® dos condiciones: la sinceridad y la precisi¨®n. Eso fue lo que tuvo la recomendaci¨®n de Mar¨ªa Jos¨¦ y lo que explica el ¨¦xito de su llamada. Fue sincera y precisa. Tuvo la virtud de demostrar que, entre tantos bulos y decorados, nos siguen interesando las cosas que son de verdad. Nos interesan, de hecho, por la falta que nos hacen.