Una deriva siniestra en EE UU
El nuevo intento de asesinato contra Donald Trump enfrenta a la sociedad a las consecuencias de la polarizaci¨®n
El segundo intento de asesinar a Donald Trump en poco m¨¢s de dos meses obliga a replantearse el nivel de seguridad que recibe el expresidente y candidato republicano, as¨ª como la necesidad de un pronunciamiento contundente de toda la clase pol¨ªtica de Estados Unidos contra la violencia. Esta vez, afortunadamente, la tentativa fue abortada por el Servicio Secreto (el cuerpo de polic¨ªa de la Casa Blanca) antes de que el sospechoso pudiera disparar. Pero los primeros datos sobre el suceso dejan la inquietante sensaci¨®n de que la extrema polarizaci¨®n que rodea la actual campa?a electoral puede virar en cualquier momento hacia el derramamiento de sangre.
Seg¨²n el relato de los cuerpos policiales y del propio Trump, este se encontraba el domingo jugando al golf en su club privado de West Palm Beach (Florida), al lado de su residencia habitual, cuando un miembro del Servicio Secreto repar¨® en lo que parec¨ªa el ca?¨®n de un arma asomando por la valla met¨¢lica que rodea el recinto. El agente dispar¨® contra el sospechoso, que huy¨® en coche dejando atr¨¢s un rifle de asalto, una c¨¢mara de v¨ªdeo y dos mochilas. Gracias a las declaraciones de testigos, fue detenido a unos 60 kil¨®metros.
El desenlace reivindica ante la sociedad al Servicio Secreto. El pasado 13 de julio cometi¨® errores injustificables que permitieron que un atacante se apostara en un tejado pr¨®ximo a un mitin de Trump y le disparara. El candidato republicano fue herido en una oreja y salv¨® la vida por mil¨ªmetros. Muri¨® un espectador. La directora del cuerpo policial dimiti¨® 10 d¨ªas despu¨¦s. Este domingo, como entonces, el presidente Joe Biden conden¨® los hechos, rechaz¨® cualquier forma de violencia y prometi¨® todos los recursos que hagan falta para proteger a Trump.
Parece evidente que la pol¨ªtica estadounidense ha alcanzado un punto de ebullici¨®n que, sumado a la escandalosa facilidad de acceso a las armas de fuego, exige tomar medidas extraordinarias para un tipo de amenaza in¨¦dita.
Con ser b¨¢sico, el aspecto t¨¢ctico de la seguridad es, sin embargo, menos importante que preguntarse a las claras cu¨¢les son las causas de fondo que ha provocado que se materialicen dos intentos de asesinato contra un candidato presidencial. No se puede relativizar, y menos en un sentido partidista, la gravedad de lo sucedido. El intento de magnicidio es un atentado contra la democracia misma, que por definici¨®n es lo opuesto a la violencia pol¨ªtica.
El presunto atacante en esta ocasi¨®n es un hombre de 58 a?os con una confusa mezcla de obsesiones que hacen dif¨ªcil descifrar qu¨¦ lo ha llevado a la enajenaci¨®n hasta el punto de intentar cometer un asesinato. Sus motivos son moralmente irrelevantes. Lo importante es tomar conciencia de que la influencia de la polarizaci¨®n va siempre m¨¢s all¨¢ de la mera ret¨®rica. La caracterizaci¨®n constante del rival como enemigo y de la pol¨ªtica como una lucha sin cuartel cargan de argumentos a personajes como este. O como los que asaltaron el Capitolio en 2021 y buscaron por los pasillos a Nancy Pelosi y Mike Pence para ejecutarlos.
Por desgracia, Donald Trump ya ha empezado a utilizar este execrable suceso para victimizarse y atacar a Kamala Harris. Es una absoluta irresponsabilidad que la propia v¨ªctima eche m¨¢s le?a al fuego en lugar de sumarse al mensaje de unidad para rechazar con contundencia cualquier tipo de agresi¨®n f¨ªsica en nombre de unas ideas. Es eso, no solo m¨¢s polic¨ªa, lo que puede evitar que la espiral de violencia siga creciendo.
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