La desigualdad agrava la obesidad infantil
El exceso de peso en los menores de familias pobres refleja la creciente brecha econ¨®mica
Obesidad infantil y desigualdad social est¨¢n ¨ªntimamente unidas, como constatan cada vez m¨¢s investigaciones. Espa?a, el segundo pa¨ªs de la UE con mayor n¨²mero de menores en riesgo de pobreza o exclusi¨®n, es uno de los Veintisiete en los que ambas tasas muestran una correlaci¨®n m¨¢s alta. Los datos del estudio Aladino 2023, que elabora el Ministerio de Consumo, se?alan que el exceso de peso es m¨¢s de 17 puntos superior en los ni?os de familias de rentas bajas (con ingresos brutos anuales inferiores a 18.000 euros) que en los de rentas altas (m¨¢s de 30.000 euros).
Realizado sobre una muestra de casi 13.000 escolares de seis a nueve a?os de 296 colegios, el informe ofrece otros datos preocupantes sobre la relaci¨®n entre la alimentaci¨®n insana y esa brecha socioecon¨®mica, que ha crecido desde la anterior estad¨ªstica, previa a la pandemia: el porcentaje de hijos de familias pobres que desayunan cada d¨ªa algo m¨¢s que una bebida es 17 puntos m¨¢s bajo que el de los hijos familias acomodadas. Por contraste, el consumo de refrescos con az¨²car m¨¢s de tres d¨ªas a la semana por parte de los primeros multiplica casi por nueve el de los segundos. Esas grandes diferencias se reproducen en el caso de las actividades extraescolares y el tiempo de uso de pantallas, indicativos del sedentarismo, de unos y otros.
El exceso de peso ya es una pandemia que afecta a m¨¢s de mil millones de personas en todo el mundo, es decir, un problema cada vez m¨¢s grave de salud p¨²blica. En el caso de los menores, se puede perpetuar en la edad adulta y abrir paso a dolencias como diabetes, afecciones cardiovasculares, hipertensi¨®n o depresi¨®n, que tienen un enorme impacto personal y social. Poner el acento de las campa?as de prevenci¨®n en los comportamientos individuales (seguir una dieta saludable y hacer ejercicio) no sirve si el 6,9% de los menores de 18 a?os (el dato m¨¢s alto en dos d¨¦cadas; m¨¢s de 550.000 ni?os y adolescentes) no pueden permitirse una comida de carne, pollo o pescado al menos cada dos d¨ªas. Cuando resulta m¨¢s caro comprar alimentos frescos saludables que comida basura, es normal que crezca el consumo de boller¨ªa industrial, bebidas azucaradas o alimentos ultraprocesados.
El propio presidente del Gobierno, Pedro S¨¢nchez, present¨® a mediados de 2022 un plan nacional que se propone reducir la brecha social en el caso de la obesidad infantil en un 15% para el a?o pr¨®ximo y un 40% para 2030. Los ¨²ltimos datos muestran que la perspectiva no es halag¨¹e?a. Sin dejar de trabajar por la equidad ¡ªun proceso mucho m¨¢s lento¡ª, es necesario actuar de forma m¨¢s decidida sobre los factores achacables a la industria alimentaria que derivan en una mayor obesidad. Por ejemplo, controlando la publicidad de alimentos y bebidas insanos en televisiones y redes sociales dirigida a ni?os y adolescentes. Est¨¢ en juego es la salud de las generaciones futuras.