La ni?a que me llev¨® al mar
La muerte se lleva con mi hermana Rosita la memoria de todos los d¨ªas azules y confiados de mi ni?ez
Aunque los primeros meses de mi vida los pas¨¦ en el mar, una dicha solar inconsciente interrumpida por la guerra, fue a los cinco a?os, un 29 de junio de 1941, festividad de san Pedro, cuando un labrador vecino de casa cumpli¨® el rito que entonces abr¨ªa el verano con el primer viaje a la playa. En su carro de labranza, a modo de tartana, fueron subiendo su mujer y sus hijas, una de ellas amiga de mi hermana Rosita, que fue invitada y yo tambi¨¦n con ella. Mi memoria de un mar c...
Aunque los primeros meses de mi vida los pas¨¦ en el mar, una dicha solar inconsciente interrumpida por la guerra, fue a los cinco a?os, un 29 de junio de 1941, festividad de san Pedro, cuando un labrador vecino de casa cumpli¨® el rito que entonces abr¨ªa el verano con el primer viaje a la playa. En su carro de labranza, a modo de tartana, fueron subiendo su mujer y sus hijas, una de ellas amiga de mi hermana Rosita, que fue invitada y yo tambi¨¦n con ella. Mi memoria de un mar consciente con todas las sensaciones placenteras que resbalaban por la piel las llevo muy dentro unidas a mi hermana Rosita, que acaba de morir. Fue ayer. S¨¦ muy bien por qui¨¦n doblan las campanas. La muerte se lleva con ella el recuerdo de todos los d¨ªas alegres, felices, confiados de mi ni?ez. Puede que fuera aquella vez en la playa cuando en el momento de partir me se?al¨® una casa de pescadores blanca y azul y me dijo: ¡°All¨ª viv¨ªamos nosotros cuando empez¨® la guerra. T¨² eras un ni?o de pa?ales y yo te ba?aba en la orilla del mar¡±. De regreso al pueblo con el pelo ¨¢spero por el salitre, las sandalias llenas de arena y los labios hinchados por la sal qued¨¦ dormido en el regazo de mi hermana y desde el fondo del sue?o o¨ªa las canciones que cantaban las ni?as. ¡°Una tarde fresquita de mayo cog¨ª mi caballo y me fui a pasear¡±. Su muerte me ha obligado a abrir el ¨¢lbum de fotos. Aqu¨ª est¨¢ con sus amigas adolescentes paseando por la carretera a la sombra de los nogales: era sin duda la m¨¢s guapa, con sus ojos azules trasparentes, la sonrisa siempre abierta. Aqu¨ª est¨¢ con sus trenzas y un gran lazo en la espalda junto a la maestra y despu¨¦s bodas, fiestas, meriendas en la playa, mesas largas llenas de vasos y botellas y detr¨¢s de los manteles todo el mundo riendo feliz. Siempre la recordar¨¦ de ni?a en el mar con su falda floreada sentada a la sombra de una barca varada. Nunca borrar¨¦ tu nombre, Rosita, de mi agenda por si necesito llamarte alg¨²n d¨ªa.