Cuando ganan los ¡®influencers¡¯ reaccionarios
Si algo nos han ense?ado la victoria de Trump y los bulos de la dana es que de nada sirve desconectar para aislarse del ruido digital
Adem¨¢s de la de Elon Musk, una de las caras de la celebraci¨®n de la victoria de Donald Trump en su fiesta del pasado mi¨¦rcoles fue la del promotor de artes marciales mixtas Dana White. El presidente de la Ultimate Fighting Championship (UFC), otro millonario en su s¨¦quito de consejeros y colegas, subi¨® al escenario para dedicar unas palabras a personajes clave que ayudaron a alcanzar ese resultado. ¡°Quiero agradecer a los Nelk Boys, Adin Ross, Theo Von, Bussin¡¯ With The Boys y, por ¨²ltimo, pero no menos importante, al poderoso Joe Rogan¡±, dijo.
Para quien no lo sepa, todos esos nombres forman parte de una ¨®rbita de influencers y creadores de contenido digital que acumulan millones de seguidores con un mensaje reaccionario, mis¨®gino, conspiranoico o de agitaci¨®n libertaria. Tampoco es casualidad que los hombres j¨®venes que siguen a esos creadores hayan sido decisivos en la victoria de Trump. Lo votaron el 56% de los hombres menores de 30 a?os, 15 puntos m¨¢s que en 2020. Es el mayor ¨¦xito de un republicano con este grupo demogr¨¢fico en 20 a?os. La periodista a la que hay que seguir para entender c¨®mo se mueve la informaci¨®n en internet, Taylor Lorenz, contaba estos d¨ªas en un oportuno reportaje en The Hollywood Reporter que estas han sido las ¡°primeras elecciones de los influencers¡±. La mitad de EE UU estar¨¢ temblando ante otro mandato de Trump, alarmado por la normalizaci¨®n del extremismo de extrema derecha y la desconfianza democr¨¢tica, pero si un grupo de este ciclo electoral ha salido como vencedor absoluto ha sido el de los influencers. Concretamente, los de derechas. Personajes tan clave como para llevarse minutos de agradecimiento la noche de la victoria de Trump.
La confianza y el acceso a los medios tradicionales est¨¢ en declive en Estados Unidos, pero la industria de la creaci¨®n de contenido est¨¢ en un periodo expansivo imparable en ese pa¨ªs. Lorenz recog¨ªa que el promedio de visitantes ¨²nicos mensuales a los sitios web de los 50 peri¨®dicos estadounidenses disminuy¨® un 20%, situ¨¢ndose a menos de 9 millones de usuarios, en el cuarto trimestre de 2022, seg¨²n datos de Comscore. La gente cada vez lee menos prensa tradicional, pero sigue ¨¢vida de informaci¨®n en otros canales: la econom¨ªa de los influencers, seg¨²n datos de Goldman Sachs recogidos por la periodista, superar¨¢ los 500.000 millones de euros para 2027 y los consumidores cada vez conf¨ªan m¨¢s en la informaci¨®n que estos comunicadores ofrecen en sus canales, seg¨²n datos de Sprout Social. ¡°Mientras la derecha ha pasado a?os fomentando una relaci¨®n simbi¨®tica con los medios alternativos, la izquierda no ha logrado replicar nada parecido. No existen creadores de contenido progresistas con el impacto cultural y el seguimiento online de Joe Rogan. Un vistazo r¨¢pido a las listas de podcasts o canales de tendencia en YouTube muestra la disparidad entre el alcance de los creadores conservadores y progresistas¡±, apuntaba d¨ªas despu¨¦s de su reportaje la misma Lorenz en otro art¨ªculo en User Mag, el proyecto independiente que ha lanzado en Substack tras su salida de The Washington Post.
Le¨ª a Lorenz tras borrar la app de X del m¨®vil, incapaz de reflexionar con propiedad, asqueada de tragarme bulos de la dana y de contemplar el abrazo victorioso entre Musk y Trump. ?Por qu¨¦ resistir en ese estercolero que ha roto mi cerebro y mi concentraci¨®n en los ¨²ltimos 10 a?os? Estas ¨²ltimas cat¨¢strofes de distinta ¨ªndole nos han demostrado que en esa ci¨¦naga controlada por multimillonarios se ha hackeado nuestra atenci¨®n con fines ideol¨®gicos y pol¨ªticos. Pero la izquierda no puede irse a tocar hierba. Ni los l¨ªderes progresistas ni sus votantes. De nada sirve replegarse en casa, aislarse del ruido digital, intentando sobrevivir mientras otros controlan el discurso. Lo resume Kate Lindsay en otro an¨¢lisis pertinente en Embedded: ¡°Podemos hacer mucho m¨¢s que tocar hierba. Podemos salir y ayudar a que algo, cualquier cosa, crezca¡±.