Los muertos hablan
¡°Qu¨¦ feo que una chica diga que no tiene tiempo para sus cosas¡±. Siempre pens¨¦ que esa frase plasmaba cu¨¢n alejados estaban mi mundo y el de mi madre
Entendemos mal lo que nos dicen. Yo entend¨ªa perfectamente a mi padre cuando me dec¨ªa: ¡°A vos te gusta jugar con fuego¡±. En realidad, me estaba dando una indicaci¨®n, estaba diciendo: ¡°Quiero que juegues con fuego¡±. Lo logr¨® s¨®lo en parte, porque yo no juego: voy en serio con el fuego, lo respeto. Pero hay una frase de mi madre que estuvo conmigo todos estos a?os y que yo hab¨ªa entendido mal. A mis 14 o 15 le dije: ¡°Me tendr¨ªa que correr las cut¨ªculas¡±. Mi madre: ¡°?Por qu¨¦ no lo hac¨¦s?¡±. ¡°No tengo tiempo¡±. Ella: ¡°Qu¨¦ feo que una chica diga que no tiene tiempo para sus cosas¡±. Siempre pens¨¦ que ...
Entendemos mal lo que nos dicen. Yo entend¨ªa perfectamente a mi padre cuando me dec¨ªa: ¡°A vos te gusta jugar con fuego¡±. En realidad, me estaba dando una indicaci¨®n, estaba diciendo: ¡°Quiero que juegues con fuego¡±. Lo logr¨® s¨®lo en parte, porque yo no juego: voy en serio con el fuego, lo respeto. Pero hay una frase de mi madre que estuvo conmigo todos estos a?os y que yo hab¨ªa entendido mal. A mis 14 o 15 le dije: ¡°Me tendr¨ªa que correr las cut¨ªculas¡±. Mi madre: ¡°?Por qu¨¦ no lo hac¨¦s?¡±. ¡°No tengo tiempo¡±. Ella: ¡°Qu¨¦ feo que una chica diga que no tiene tiempo para sus cosas¡±. Siempre pens¨¦ que esa frase plasmaba cu¨¢n alejados estaban mi mundo y el de mi madre. En el de ella hab¨ªa que ocuparse de los hijos, la cocina, las compras. Las cut¨ªculas. Yo escrib¨ª, le¨ª, anduve por andurriales, volv¨ª a casa por las m¨ªas y a cualquier hora, viv¨ª en un mundo de ferias de libro y mesas redondas que era casi puramente masculino ¡ªno lo elogio: digo c¨®mo eran las cosas en los principios de mis principios¡ª, tom¨¦ decisiones dif¨ªciles que me cambiaron el rumbo. Viajo dieciocho veces al a?o y el noventa por ciento de esas veces lo hago sola, conozco las mejores zonas de descanso de muchos aeropuertos, sorteo obst¨¢culos sin ayuda y s¨¦ sobrevivir bastante tiempo con lo que llevo en una maleta de cabina. Pago mis cuentas, a veces pago las cuentas de otros. Y tambi¨¦n, claro, me corro las cut¨ªculas. Pero mis cosas ¡ªmis cosas¡ª son otras: escribir, curiosear, andar. Esta ma?ana corr¨ª en torno al cementerio de mi barrio, 95 hect¨¢reas de superficie, y supongo que pens¨¦ en esa frase porque mi madre muri¨® en 2009 y yo estaba corriendo alrededor de los muertos. Entonces me di cuenta: mi madre no me estaba diciendo cu¨¢les eran las cosas de las que deb¨ªa ocuparme: me estaba diciendo que iba a tener que hacerme tiempo para ellas. Las que fueran. As¨ª que ac¨¢ estamos, mam¨¢. Estas eran mis cosas. Hay que escuchar bien. Los muertos todav¨ªa nos hablan.