Europa: cuando el PP se lleva la pelota y el juego sigue
¡®TintaLibre¡¯ recoge las reflexiones de Lina G¨¢lvez, quien, desde su posici¨®n de eurodiputada socialista, analiza la estrategia popular de llevar a las instituciones comunitarias y la Euroc¨¢mara sus frontales ataques al Gobierno
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Antes de que llegaran los bazares y los hipermercados, y antes de que la globalizaci¨®n nos inundara de productos baratos creando una falsa sensaci¨®n de bienestar y empoderamiento, no todos los ni?os, y mucho menos las ni?as, ten¨ªamos una pelota. Los que pertenecemos a esas generaciones conocemos el poder de quienes la ten¨ªan, o de quienes pose¨ªan un el¨¢stico o una comba. El juego se acababa cuando el due?o o la due?a del juguete se cabreaba o lo llamaban a comer. Entonces, en Espa?a no hab¨ªa democracia, o la que acab¨¢bamos de estrenar nos resultaba a¨²n desconocida.
Hoy en d¨ªa, la rabieta del due?o de una pelota no implica que se pare el juego, porque suele haber muchas otras a mano, sobre todo en la todav¨ªa pr¨®spera y democr¨¢tica Europa. Cuando el PP espa?ol puso en riesgo la elecci¨®n del Colegio de Comisarios al intentar que Teresa Ribera no fuera elegida vicepresidenta primera de la segunda Comisi¨®n Von der Leyen, crey¨® que jugaba en casa, con todo a su favor, y no tuvo en cuenta que la mayor¨ªa de los jugadores europeos, incluso los de su propio equipo, quer¨ªan empezar el partido de verdad y seg¨²n las reglas establecidas, aunque no les viniera mal poner nervioso y mostrar la debilidad del contrario. Por eso, cuando ya no hab¨ªa m¨¢s tiempo, todos esos jugadores decidieron sacar todas las pelotas y ponerse a jugar, y dejaron al PP espa?ol solo en una esquina, botando su pelota y haciendo pucheros.
El uso del poder para imponer una verdad interesada, aunque esta sea en realidad una mentira ¡ªesa estrategia que tantos r¨¦ditos le ha dado y le sigue dando al PP en Espa?a¡ª, s¨®lo funciona en espacios de opini¨®n bien acotados, donde se controla gran parte de los resortes. En tableros m¨¢s grandes y diversos, la posibilidad de controlar el relato y, por tanto, de imponer una ¡°verdad alternativa¡± es bastante menor e implica mucho m¨¢s riesgo, aunque las reglas del juego puedan favorecer esa opci¨®n. El PP intent¨® construir un relato falso, destinado a matar dos p¨¢jaros de un tiro: debilitar al Gobierno de Pedro S¨¢nchez tumbando a su vicepresidenta en Europa, y construir un relato alternativo sobre la responsabilidad de la gesti¨®n de la cat¨¢strofe de la dana en Valencia. Lo primero no le sali¨® bien, y en lo segundo a¨²n sigue.
El eje nacional siempre est¨¢ presente en los debates y la elaboraci¨®n de leyes en el Parlamento Europeo, sobre todo a partir del Tratado de Maastricht, cuando la toma de decisiones dej¨® de ser ¡°funcionalista¡± y, por tanto, dej¨® de corresponder solo a los gobiernos de los Estados miembros y a las ¨¦lites supranacionales situadas m¨¢s all¨¢ de la atenci¨®n de la opini¨®n p¨²blica. Con la integraci¨®n europea, ha aumentado el n¨²mero de asuntos que son objeto de regulaci¨®n pol¨ªtica por Bruselas, y, por tanto, est¨¢n m¨¢s presentes en los debates nacionales y viceversa, a pesar de que la participaci¨®n en las elecciones al Parlamento Europeo siga respondiendo m¨¢s a las agendas y las circunstancias nacionales que a las europeas.
El PP intent¨® matar dos p¨¢jaros de un tiro: debilitar al Gobierno tumbando a su vicepresidenta en Europa y construir un relato alternativo sobre la responsabilidad de la gesti¨®n de la cat¨¢strofe de la dana. Lo primero no le sali¨® bien, y en lo segundo a¨²n sigue.
El modelo electoral europeo favorece este funcionamiento. No existen listas europeas, y las circunscripciones son nacionales o regionales en funci¨®n del sistema electoral de cada Estado miembro. Aunque el poder en el Parlamento lo ejercen los grupos pol¨ªticos europeos a los que se adscriben los parlamentarios al ser elegidos, la inclusi¨®n de estos en las listas depende de los partidos nacionales. As¨ª que no es de extra?ar que los partidos nacionales tengan la tentaci¨®n y el poder de contaminar los debates europeos con el ruido de las disputas puramente dom¨¦sticas, incluso las que no est¨¢n relacionadas con los asuntos europeos. Otra cosa distinta es que lo hagan en momentos tan importantes como la aprobaci¨®n del Colegio de Comisarios y tan trascendentales para Europa como el actual.
Las personas candidatas a formar parte del Colegio de Comisarios deben pasar dos ex¨¢menes en el Parlamento Europeo: uno, el relativo a la idoneidad para el cargo en la Comisi¨®n de Asuntos Jur¨ªdicos, que analiza, por ejemplo, si existe conflicto de intereses para ocupar el cargo, y un segundo relativo a la idoneidad para el cargo espec¨ªfico, que eval¨²an los parlamentarios pertenecientes a las comisiones competentes en cada materia. Finalmente, el pleno del Parlamento debe aprobar el Colegio de Comisarios en su conjunto. El PP no solo movi¨® al grupo popular europeo a retrasar la decisi¨®n sobre la evaluaci¨®n de Teresa Ribera hasta que esta compareciera en el Congreso de los Diputados para dar cuenta de su gesti¨®n durante la dana en Valencia, sino que sus diputados pertenecientes a las comisiones correspondientes votaron en contra de Teresa Ribera, e incluso todo el PP vot¨® en el pleno en contra del Colegio de Comisarios propuesto por Ursula Von der Leyen, la mitad de cuyos miembros son de su misma familia pol¨ªtica. El resultado fue ajustado: 370 votos a favor, 282 en contra y 36 abstenciones.
El comportamiento del PSOE en las audiencias de Miguel Arias Ca?ete en 2014 que aduce el PP como precedente de su actuaci¨®n fue muy distinto. En la Comisi¨®n de Asuntos Jur¨ªdicos, los socialistas ¡ªsin que hubiera ning¨²n socialista espa?ol¡ª votaron en contra junto con otros grupos porque consideraron que hab¨ªa conflicto de intereses por su participaci¨®n en empresas de hidrocarburos. Cuando Arias Ca?ete lleg¨® a la audici¨®n de las comisiones responsables de medio ambiente y de energ¨ªa, hab¨ªa modificado su declaraci¨®n la v¨ªspera de la audiencia, y se consider¨® que la Comisi¨®n de Asuntos Jur¨ªdicos deb¨ªa analizar la nueva declaraci¨®n de intereses del candidato. Adem¨¢s, en la audiencia que decidi¨® ese retraso, Arias Ca?ete fue preguntado directamente y hasta en cuatro ocasiones por la venta de sus acciones en las empresas Ducar y Petrologis a su cu?ado Miguel Domecq Sol¨ªs, y no dio ninguna informaci¨®n al respecto. Los socialistas espa?oles presentes en las comisiones correspondientes votaron en contra, pero no lo hicieron, como tampoco el grupo socialista, en la elecci¨®n del Colegio de Comisarios, que sali¨® aprobado en la fecha prevista. Entre las razones que dieron los diputados del PSOE para votar en contra tambi¨¦n se encontraban las declaraciones mis¨®ginas que Arias Ca?ete profiri¨® despu¨¦s del debate sobre la cabeza de lista del PSOE a dichas elecciones, Elena Valenciano. Aunque a muchos se les olvida, la igualdad entre mujeres y hombres es un valor fundamental de la Uni¨®n Europea consagrado en los tratados.
Sea como sea, las motivaciones del PP o de otros partidos para trasladar la agenda nacional a la arena europea tienen una explicaci¨®n en el propio dise?o de las instituciones europeas, y son m¨¢s frecuentes cuando el partido en cuesti¨®n se encuentra en la oposici¨®n, y su modelo de oposici¨®n es destructivo. De hecho, no siempre se mide el efecto que esas decisiones de nacionalizar la agenda europea puedan tener sobre la credibilidad del propio partido, el prestigio de un pa¨ªs o el propio funcionamiento de las instituciones europeas.
El PP se est¨¢ acercando demasiado a Vox tambi¨¦n en Europa, lo cual significa alejarse del respeto por las instituciones democr¨¢ticas. Por eso, actuaciones como las del PP en la anterior legislatura, de la mano de Vox y de Ciudadanos, y en el proceso de elecci¨®n del Colegio de Comisarios en esta legislatura, no s¨®lo hacen un flaco favor a los intereses de Espa?a, sino que causan un enorme perjuicio a las instituciones democr¨¢ticas europeas. La pelota que quisieron llevarse los autodenominados patriotas del PP para que nadie pudiera jugar llevaba impresas banderas de Espa?a por todos lados, por lo que su actitud no s¨®lo les ha da?ado a ellos; tambi¨¦n ha dejado herida la reputaci¨®n de todo un pa¨ªs en las instituciones europeas y ha expuesto las costuras del propio Parlamento Europeo al tensar en extremo un proceso democr¨¢tico complicado y todav¨ªa fr¨¢gil.
La actitud de los autodenominados patriotas del PP ha dejado herida la reputaci¨®n de todo un pa¨ªs en las instituciones europeas y ha expuesto las costuras del propio Parlamento Europeo al tensar en extremo un proceso democr¨¢tico complicado y todav¨ªa fr¨¢gil
No hay que olvidar que la Uni¨®n Europea carece del sentido de identidad de los Estados naci¨®n, que las elecciones al Parlamento Europeo s¨®lo se celebran desde 1979, que el primer Colegio de Comisarios que vot¨® el Parlamento fue en 1995, y que no fue hasta 2009 cuando se aprob¨® por primera vez en sede parlamentaria a un presidente de la Comisi¨®n. Pocos procesos electorales, demasiada poca historia a¨²n, como para no acusar el golpe. Se asume que la Uni¨®n Europea sufre todav¨ªa hoy un d¨¦ficit democr¨¢tico que hace que el papel del Parlamento se resienta enormemente con episodios como el protagonizado por el PP espa?ol. Restar legitimidad a una instituci¨®n democr¨¢tica como es un Parlamento no le deber¨ªa salir gratis a este ni a ning¨²n otro partido, aunque, tal y como est¨¢n los tiempos y teniendo en cuenta los ataques y el vaciamiento de la democracia que se est¨¢n perpetrando, creo que no nos sale gratis a nadie. La irresponsabilidad y la toxicidad del PP cuando est¨¢ en la oposici¨®n parecen no conocer l¨ªmites. El comentario de que la bronca pol¨ªtica espa?ola ha secuestrado el debate en el Parlamento Europeo no para de repetirse en Bruselas y en Estrasburgo.
Es urgente que el PP, ya est¨¦ en la oposici¨®n o en el Gobierno, recupere la ¨¦tica del di¨¢logo como espacio en el que se despliega la discusi¨®n racional y democr¨¢tica. Y, para ello, es a¨²n m¨¢s urgente que practique el respeto por la verdad, por la democracia y por su contrario. De la mentira s¨®lo acaban benefici¨¢ndose los m¨¢s extremistas, los antisistema. Cuando la frontera entre verdad y mentira se difumina, como muy bien nos ense?¨® Hannah Arendt, se abre la puerta a los totalitarismos.