DeepSeek: la silla y la puerta
Lo m¨¢s inquietante no ha sido descubrir en China la existencia de un interesante internet paralelo o una inteligencia artificial avanzad¨ªsima, sino darnos cuenta de que ni siquiera est¨¢bamos mirando
Una vez viv¨ª con un perro en un piso que solo ten¨ªa una puerta corredera muy f¨¢cil de abrir. Conseguir que el pobre animal durmiera tras ella fue sencillo: solo hubo que colocar una silla bloqueando el paso durante un par de noches. Despu¨¦s, dej¨® de intentar salir, aunque en realidad solo necesitaba golpear un poco con la pata para acceder al resto de la casa. Este experimento conductista casero me dio mucho que pensar. ?Cu¨¢ntas puertas dejamos de empujar solo porque una vez estuvieron cerradas? ?En qu¨¦ momento nos rendimos? ?Es siempre tan f¨¢cil salir de un lugar, de verdad consiste tan solo ...
Una vez viv¨ª con un perro en un piso que solo ten¨ªa una puerta corredera muy f¨¢cil de abrir. Conseguir que el pobre animal durmiera tras ella fue sencillo: solo hubo que colocar una silla bloqueando el paso durante un par de noches. Despu¨¦s, dej¨® de intentar salir, aunque en realidad solo necesitaba golpear un poco con la pata para acceder al resto de la casa. Este experimento conductista casero me dio mucho que pensar. ?Cu¨¢ntas puertas dejamos de empujar solo porque una vez estuvieron cerradas? ?En qu¨¦ momento nos rendimos? ?Es siempre tan f¨¢cil salir de un lugar, de verdad consiste tan solo en levantarse, abrir la puerta y caminar a trav¨¦s de ella? ?Era tonto mi perro?
Internet, creo, est¨¢ lleno de sillas, algunas imaginarias y otras no tanto, que impiden la libre circulaci¨®n. Las grandes redes nos han entrenado, como yo a aquel perro, en creencias que no son necesariamente ciertas, pero que se acaban asumiendo por costumbre y a veces, falta de imaginaci¨®n. Lo digital no es solo una sucesi¨®n de Facebook, Instagram, X y WhatsApp; una combinaci¨®n de Apple, Amazon, Microsoft y Google: es mucho m¨¢s. Por ejemplo, como estamos descubriendo en Occidente, internet tambi¨¦n es China. En apenas un par de semanas, tanto la vieja Europa como el pa¨ªs que ha liderado la revoluci¨®n tecnol¨®gica de las ¨²ltimas d¨¦cadas, EE UU, se han dado cuenta de que no est¨¢n solos en el mundo. Han sido dos las sorpresas, de distinta naturaleza.
La primera ha consistido en el descubrimiento de un nuevo universo digital, tan sofisticado, aspiracional y probablemente falso como el nuestro, en las redes sociales chinas. Ante la amenaza de cierre de TikTok, millones de personas decidieron instalarse RedNote, tambi¨¦n llamado Xiaohongshu, una aplicaci¨®n con una interfaz y un algoritmo avanzados parecidos a TikTok que es muy popular entre las j¨®venes chinas urbanas con cierto poder adquisitivo. El encuentro entre civilizaciones ha sido hilarante, con los asi¨¢ticos preguntando a los estadounidenses si es cierto que cuando se ponen enfermos deben pagar de su bolsillo la ambulancia, y estos inquiriendo a su vez, de vuelta, si es verdad que su sanidad es p¨²blica y los alquileres tan baratos. Mientras deslizaban en su m¨®vil futuristas escenas nocturnas de ciudades llenas de rascacielos, v¨ªdeos de influencers de moda chinas con modelos elaborad¨ªsimos e im¨¢genes de coches ultramodernos y asequibles, los estadounidenses empezaban a sospechar que quiz¨¢s no viven tan bien como cre¨ªan.
La segunda sorpresa ha llegado con el lanzamiento esta semana de dos modelos de inteligencia artificial gratuitos y de c¨®digo libre de la empresa china DeepSeek, que han hundido la Bolsa estadounidense y de paso, humillado a las empresas l¨ªderes del sector tanto por su calidad como por su eficacia en el uso de los recursos. Todo, a pesar de tener limitado el uso de los chips necesarios para su desarrollo. Como explica el medio especializado The Verge, el entrenamiento final de uno de esos nuevos modelos cuesta tan solo 5,6 millones de d¨®lares, m¨¢s o menos el salario anual de un experto estadounidense en IA. Se calcula que el coste de entrenar modelos en EE UU oscila entre 100 millones y 1.000 millones.
Lo m¨¢s inquietante no ha sido descubrir la existencia de un internet paralelo, ni tampoco el avanzado estado de una industria que ha sabido aprovechar con brillantez sus limitaciones, sino darnos cuenta de que ni siquiera est¨¢bamos mirando. En alg¨²n momento la silla se ha movido, y no sabemos cu¨¢ndo.