En un futuro, que quiz¨¢ es ma?ana
Habr¨¢ libertad para elegir, pero tampoco habr¨¢ tanto entre lo que elegir
En un futuro, que quiz¨¢ es ma?ana, algunas cosas ser¨¢n sencillas, porque se hablar¨¢ de la libertad para elegir, pero, en verdad, tampoco habr¨¢ que elegir entre tanto. En las librer¨ªas, por ejemplo, no habr¨¢ estantes para la ficci¨®n y otros para la no ficci¨®n, porque la verdad ya ser¨¢ del todo relativa, y m¨¢s si es la que publican los libros.
La inteligencia artificial, que ...
En un futuro, que quiz¨¢ es ma?ana, algunas cosas ser¨¢n sencillas, porque se hablar¨¢ de la libertad para elegir, pero, en verdad, tampoco habr¨¢ que elegir entre tanto. En las librer¨ªas, por ejemplo, no habr¨¢ estantes para la ficci¨®n y otros para la no ficci¨®n, porque la verdad ya ser¨¢ del todo relativa, y m¨¢s si es la que publican los libros.
La inteligencia artificial, que ayudar¨¢ a curar enfermedades incurables, habr¨¢ hecho avances milagrosos, y los procesadores sabr¨¢n lo que nos hace falta antes de que se despierte nuestro instinto, que quedar¨¢ relegado al gusto y qui¨¦n sabe si al placer. Lo que vayamos a usar lo pagaremos en datos y, adem¨¢s de dar explicaciones por nuestras palabras, las tendremos que dar por nuestros gestos. Puede, incluso, que por nuestros pensamientos. Cuando ya no nos queden datos por rentabilizar y nuestras vidas m¨¢s ¨ªntimas apenas preserven la confidencialidad, las transacciones las haremos con criptomonedas de valor cambiante.
En un futuro, que quiz¨¢ es ma?ana, se hablar¨¢ de la libertad para elegir, pero, en verdad, tampoco habr¨¢ tantas empresas que se ocupen de las redes sociales ni de los chats inteligentes. Ser¨¢n cuatro compa?¨ªas y luego dos y al final ser¨¢ una sola, pero ya nadie recordar¨¢ lo que era la oligarqu¨ªa ni el monopolio. Ni mucho menos el conflicto de inter¨¦s. La navegaci¨®n en internet ser¨¢ de lo m¨¢s confortable, porque nos proporcionar¨¢ aquello que ni siquiera sab¨ªamos que est¨¢bamos necesitando.
La eficiencia de las grandes corporaciones alcanzar¨¢ a los raqu¨ªticos gobiernos. De la educaci¨®n se ocupar¨¢n los dispositivos electr¨®nicos, y la sanidad ganar¨¢ en prestaciones seg¨²n cu¨¢nto se pueda pagar. En vez de recaudaciones de impuestos, habr¨¢ balances de beneficios que las empresas invertir¨¢n en favor nuestro, por supuesto, para sacarle mayor provecho a nuestros datos. Har¨¢ m¨¢s fr¨ªo en los inviernos y m¨¢s calor en los veranos, aunque eso ser¨¢n asuntos ideol¨®gicos y, en los puestos de trabajo, las m¨¢quinas dispensar¨¢n lonchas de pavo con prote¨ªnas y zumos con hidratos y pastillas contra la ansiedad o la depresi¨®n.
Habr¨¢ libertad para elegir, pero, en verdad, tampoco habr¨¢ que elegir entre tanto, porque los partidos pol¨ªticos, gestionados bajo la l¨®gica del r¨¦dito, se reducir¨¢n a dos grandes grupos, ni de izquierdas ni de derechas: los conservadores y los de la suspensi¨®n. Los conservadores pretender¨¢n preservar la idea actual de la democracia, ya vieja, mientras los otros propugnar¨¢n una suspensi¨®n indefinida del derecho al voto si la tecnolog¨ªa escoge por nosotros mejor que nosotros mismos y si con ello se garantiza el orden, que se definir¨¢ as¨ª: en abstracto.
En un futuro, que quiz¨¢ es ma?ana y quiz¨¢ no es nunca, no ser¨¢n f¨¢ciles de observar las diferencias entre las distop¨ªas y las utop¨ªas, pero para eso crearon la inteligencia artificial.