El da?o que Putin hace a Vox
La sensaci¨®n de que el partido de Abascal solo est¨¢ para generar caos se ha vuelto un arma de doble filo en la derecha
La cercan¨ªa de Vox a los aliados de Vlad¨ªmir Putin se ha vuelto un lastre para Santiago Abascal. La ultraderecha llevaba meses capitalizando el malestar pol¨ªtico en Espa?a sin generar mayor ruido hasta que lleg¨® el tercer aniversario de la invasi¨®n de Ucrania: la formaci¨®n fue muy criticada por parecer ambigua, a diferencia de a?os atr¨¢s. Y es que nada podr¨ªa resultar m¨¢s lesivo para un partid...
La cercan¨ªa de Vox a los aliados de Vlad¨ªmir Putin se ha vuelto un lastre para Santiago Abascal. La ultraderecha llevaba meses capitalizando el malestar pol¨ªtico en Espa?a sin generar mayor ruido hasta que lleg¨® el tercer aniversario de la invasi¨®n de Ucrania: la formaci¨®n fue muy criticada por parecer ambigua, a diferencia de a?os atr¨¢s. Y es que nada podr¨ªa resultar m¨¢s lesivo para un partido que se vende como nacionalista espa?ol que sembrar dudas sobre a qu¨¦ intereses responde. Alberto N¨²?ez Feij¨®o se frota las manos en su pugna con Vox. A fin de cuentas, la ultraderecha espa?ola ha cambiado mucho desde que pas¨® a formar parte del grupo Patriotas por Europa, integrado por el h¨²ngaro Viktor Orb¨¢n ¡ªcercano a Putin¡ª y por Marine Le Pen ¡ªa quien el Kremlin apoy¨® p¨²blicamente en las elecciones legislativas francesas de 2024¡ª, entre otros. Repentinamente, Abascal rompi¨® con el grupo de Giorgia Meloni, proatlantista y proucrania, al que hab¨ªa pertenecido hasta entonces, generando un fuerte recelo en la UE. Mientras la dirigente italiana ven¨ªa buscando la connivencia del bloque comunitario para sacar adelante sus planes migratorios, Vox opt¨® por romper los gobiernos regionales con el PP. Tal es la desconfianza hacia las intenciones de Patriotas, que en Europa se le aplica un cord¨®n sanitario para impedir que ocupe puestos de poder, algo que no ocurre con Hermanos de Italia. En definitiva, a ojos de Bruselas existe una ultraderecha posibilista con la que llegar a alg¨²n entendimiento y otra de la que se sospecha que solo busca desestabilizar a la Uni¨®n.
As¨ª que el halo de duda sobre a qu¨¦ intereses responde Vox no hace m¨¢s que crecer. El tiempo dir¨¢ si tiene traslaci¨®n electoral o no. Hasta la fecha, el regreso a posiciones antisistema, sin responsabilidad de gobierno, ha procurado a Abascal un repunte en las encuestas: la formaci¨®n viene creciendo como refugio del voto protesta, la sensaci¨®n de que si el PP gobernaba mantendr¨ªa muchas de las pol¨ªticas de Pedro S¨¢nchez ¡ªsus detractores de la ultraderecha llaman a Feij¨®o el l¨ªder del ¡°PSOE azul¡±¡ª, o incluso, gracias a las redes comunitarias que muchos j¨®venes organizan al margen de sus l¨ªderes.
Sin embargo, la sensaci¨®n de que este Vox solo est¨¢ para generar caos se ha vuelto un arma de doble filo en la derecha. Se ha extendido la impresi¨®n en los mentideros de Madrid de que si alguna vez PP y Vox suman suficiente para gobernar, Abascal apostar¨ªa por quedarse fuera del Ejecutivo para continuar su estrategia de desestabilizaci¨®n: esto es, la misma l¨ªnea que Patriotas sigue en Europa, pero aplicada a nuestro pa¨ªs. Y lejos de fomentar la ilusi¨®n entre sus filas, la idea de un escenario ingobernable y de una izquierda expectante por recuperar el poder podr¨ªa provocar desaz¨®n.
Precisamente, el PP no vive al margen del giro que ha dado Abascal. Los altavoces del centroderecha llevan semanas inmersos en una suerte de Operaci¨®n Domesticar a Vox: han devuelto a la palestra a personalidades destacadas del viejo partido, como Macarena Olona o Iv¨¢n Espinosa de los Monteros, quienes han hecho insistentes llamamientos al entendimiento entre ambas formaciones. No parece casual esa nostalgia de aquel Vox subalterno del PP, ¨²til para aumentar el poder de G¨¦nova 13, ya fuera en las autonom¨ªas y municipios, como ocurri¨® a lo largo de 2023, antes de romper esos ejecutivos regionales. Curiosamente, aquel fue tambi¨¦n un Vox d¨®cil, previo a cambiar de aliados internacionales. Tal es el poder¨ªo que est¨¢ alcanzando la ultraderecha en las encuestas que han surgido incluso especulaciones sobre si podr¨ªa aparecer otro partido que laminara el crecimiento de la formaci¨®n de Abascal como forma de limitar su monopolio de negociaci¨®n con el PP. Ahora bien, Espinosa de los Monteros se conforma de momento con fundar un centro de estudios mientras muestra sus simpat¨ªas por Meloni, a quien a la derecha oficialista le gustar¨ªa que se asemejara Vox.
En consecuencia, la duda es si la cercan¨ªa de nuestra ultraderecha con los aliados de Putin le da?ar¨¢ realmente. Se ha asumido hasta ahora que la figura de hombre fuerte que proyecta el l¨ªder ruso resultaba atractiva para sus votantes. Por su parte, el propio PP ¡ªv¨ªa fundaci¨®n FAES¡ª ha criticado su alineamiento con Donald Trump, dada la intenci¨®n del presidente republicano de imponer m¨¢s aranceles a Europa. Sin embargo, pocas voces han resaltado las implicaciones ideol¨®gicas de que Vox se acerque a dirigentes como Orb¨¢n. La derecha espa?ola ha sido hist¨®ricamente m¨¢s atlantista ¡ªen su vertiente liberal¡ª que cercana al espacio pos-sovi¨¦tico. Para muchos j¨®venes, en estos tiempos de polarizaci¨®n Putin no deja de ser un exmiembro del KGB, por muy nacionalista, conservador e imperialista que resulte.
En resumen, lo m¨¢s lesivo para Vox en adelante es la sospecha sobre sus intenciones reales en pol¨ªtica espa?ola, dom¨¦stica y exterior. A Podemos le rentar¨¢ mantener la equidistancia entre la OTAN y Rusia porque cierta izquierda bebe de esa tradici¨®n; en el caso de Abascal, se aprecia un cambio de paradigma, que, aunque medi¨¢ticamente inquietante, a¨²n est¨¢ por definir en las urnas.