Que los Oscar acaben ya, que el p¨²blico se va
Vivimos en un laberinto de salas, antesalas, presalas y saloncitos inextricable, del que una vez que se entra no se sale
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Se acordar¨¢n, qui¨¦n no se acuerda. De ese cine de verano, en el pueblo, por la noche, con todos reci¨¦n duchados, el pelo mojado, el olor a aftersun y nuestro coj¨ªn tra¨ªdo de casa para soportar las sillas dur¨ªsimas. Y la peli que no empieza, que va media hora tarde, que nos hemos acabado ya el bocata ¡ªtambi¨¦n tra¨ªdo de casa¡ª y nada. Y todos con el ¡°que empiece ya, que el p¨²blico se va...¡±. Esa sensaci¨®n de que, ya que estamos, nos quedamos, hay que verla, pero vamos a volver tard¨ªsimo, esto no empieza, pero ?qu¨¦ pasa, cu¨¢nto le falta, por favor?
Ahora la sensaci¨®n es la contraria, pero adem¨¢s con muchas pel¨ªculas. Y no se trata de lo largas, largu¨ªsimas, infinitamente largas que son las pel¨ªculas de los ¨²ltimos a?os (este a?o he hecho check en pr¨¢cticamente todas y ninguna, por mucho que me haya gustado, se ir¨ªa de mi sala de montaje particular sin un tajo de media horita), sino de la pel¨ªcula de las pel¨ªculas. Qu¨¦ temporada de premios. Llevamos en ella desde ?verano? Antes, probablemente. De hecho, ya en mayo, cuando las actrices de Emilia P¨¦rez ganaron en Cannes, cuando Anora se llev¨® el premio a mejor pel¨ªcula, ya se dec¨ªa la palabra m¨¢gica: Oscar.
Desde hace a?os, la temporada de galardones de cine lleva organiz¨¢ndose para que el premio gordo caiga al final de otros de mayor o menor calado que gotean hasta, normalmente, primeros de marzo, hasta el se?or dorado. A principios de enero est¨¢n los Globos de Oro, que antes los cursis sol¨ªamos llamar la antesala de los Oscar. Pero ahora vivimos en un laberinto de salas, antesalas, presalas y saloncitos inextricable, del que una vez que se entra no se sale, y al que para mantenerse no le queda otra que generar una inmensa rueda de ruido medi¨¢tico. Un ruido que dura meses y que mete dentro a toda esta enorme industria, que no para de hablar de s¨ª misma durante meses y meses.
Ya no es solo Emilia P¨¦rez y los tuits de Karla Sof¨ªa Gasc¨®n, que van camino de convertirse en la par¨¢bola del hijo pr¨®digo estilo 2.0, con Gasc¨®n indultada por pap¨¢ Netflix haciendo su l¨®gicamente ansiado pase¨ªllo de nominada por la alfombra en el ¨²ltimo momento, tras dos convenientes semanas de silencio que han coincidido con las votaciones de los acad¨¦micos. La cuesti¨®n es que casi nadie se ha librado de la pol¨¦mica, por peque?a que sea. Desde el uso de la inteligencia artificial en la posproducci¨®n de The Brutalist, para supuestamente mejorar el acento h¨²ngaro de sus protagonistas, hasta la falta de un coordinador de intimidad en la muy sexual Anora.
La cuesti¨®n es que las pol¨¦micas llegan a rebuscarse de donde sea, de cualquier situaci¨®n o cualquier pasado m¨¢s all¨¢ de un poco de scroll en X. Fernanda Torres, protagonista de A¨²n estoy aqu¨ª, hizo blackface; es decir, interpret¨® a un personaje negro pint¨¢ndose la cara de ese color. Pero claro, aquello fue en un sketch de humor de 2008. No es que por entonces fuera m¨¢s justificable que ahora, pero es que hay que echarse 17 a?os atr¨¢s a un clip de segundos para intentar descalificar una de las interpretaciones m¨¢s brillantes, sutiles y elegantes de la temporada.
C¨®mo no, Torres tuvo que salir a lamentarlo en un comunicado. Lo contrario hubiera sido inasumible. Tambi¨¦n eso cort¨® de ra¨ªz el conato de incendio, justo al rev¨¦s que con Gasc¨®n. Aunque la espa?ola se disculp¨®, sus palabras dejando caer que hab¨ªa algo m¨¢s all¨¢, que todo formaba de una campa?a contra ella, sin colocar el perd¨®n en primer lugar, no terminaron de redimirla. Tuvo que venir Jacques Audiard a atacarla duramente, quiz¨¢ demasiado, para que el pueblo viera la sangre que estaban dejando los latigazos. Y eso que el propio Audiard tambi¨¦n ha tenido su pol¨¦mica, c¨®mo no: un viejo v¨ªdeo en el que se le escuchaba decir que ¡°el espa?ol es una lengua [...] de pobres, de migrantes¡±. Pero esta agotadora temporada de v¨ªdeos, tuits y problemas resucitados est¨¢ a punto de acabarse, el domingo, ya est¨¢ ah¨ª, la rozamos con la punta de los dedos. Que acabe ya, que el p¨²blico se va.
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