¡°No sab¨ªa que mi hija prematura pod¨ªa vivir¡±
Inauguramos en el hospital de Gambo, en Etiop¨ªa, la primera unidad neonatal de cuidados intensivos de la zona rural en la que nos encontramos. Esta ¨¢rea quiere ser un espacio de esperanza
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Talile llor¨® una muerte que no lleg¨®. El recuerdo del fallecimiento al nacer su anterior hijo ¨Dtambi¨¦n prematuro¨D le hizo creer que esta vez estaba igualmente todo perdido. Talile no estaba tan equivocada. En efecto, nacer con escasos seis meses de gestaci¨®n en Etiop¨ªa es dar mucha ventaja a la muerte. Pero decidimos luchar por la vida, porque la de un reci¨¦n nacido siempre lo vale. Esta es la historia de Talile, que es tambi¨¦n la de otras muchas, demasiadas, j¨®venes mujeres gestantes en el ?frica rural.
Talile estaba embarazada de poco m¨¢s de seis meses cuando empez¨® con sangrados y un dolor intenso. A las pocas horas de la llegada al hospital de Gambo, daba a luz a un cuerpo de un color cenizo que, tras unas insuflaciones de aire vir¨® a un tono m¨¢s negro y empez¨® a llorar, llenando de aire sus pulmones. Empez¨® a vivir.
La matrona, Mulu, tom¨® al reci¨¦n nacido, se lo mostr¨® a la madre y le dijo que se lo llevaba a la Unidad Neonatal de Cuidados Intensivos del Hospital.
¨DNo te lo puedes llevar, quiero que muera en mis brazos, le interrumpi¨® Talile.
¨DNo va a morir, no todav¨ªa, pero necesita el calor de la incubadora y ox¨ªgeno para que pueda respirar, le contest¨® Mulu.
¨DPensaba que me lo ibas a dar para que me lo llevase en brazos a casa, a esperar la muerte, como pas¨® con mi anterior hijo hace pocos a?os. No sab¨ªa que mi hija pod¨ªa vivir.
Al escuchar esta frase, se me erizan los pelos de la piel. Talile est¨¢ convencida de que su hija que acaba de nacer no tiene ninguna probabilidad. Su certeza de una muerte, que para m¨ª no era tan segura, era lo que m¨¢s me sorprend¨ªa. Es cierto que nacer en Etiop¨ªa es un reto, y de forma prematura a¨²n m¨¢s, pero de eso a que ni intentemos que sobreviva, por ah¨ª s¨ª que no paso. Y esto es lo que da sentido a la reci¨¦n inaugurada unidad neonatal de cuidados intensivos del hospital de Gambo, la primera UCI neonatal de la regi¨®n. Estrechar algo la brecha de la desigualdad; que nacer prematuro en la Etiop¨ªa rural no te condene a la muerte, sino luchar por la vida.
Cuando Talile pronunci¨® estas palabras: ¡°No sab¨ªa que mi hija prematura podr¨ªa vivir¡±, se me hel¨® la sangre. Hoy, estamos inaugurando una unidad de cuidados intensivos neonatal. No es una lucha contra la muerte, es una lucha contra la injusticia. Y as¨ª debe ser, porque sobrevivie al nacer no debe ser un acto heroico, debe llegar a ser lo normal, como en otros pa¨ªses; al contrario, morir antes de tiempo no debe ser por resignaci¨®n.
En Etiop¨ªa encontramos cinco camas de hospital por cada mill¨®n de personas, lo que me sorprende cuando lo comparo con las 4.000 camas por cada mill¨®n de habitantes en Europa (seg¨²n datos de la OMS). O si pienso en las 45 personas de medicina y enfermer¨ªa que debe haber por cada 10.000 ciudadanos, comparado con los 12 de media en ?frica y los 116 en Europa.
Etiop¨ªa es uno de los cinco pa¨ªses que suman casi la mitad de las muertes infantiles en menores de cinco a?os en todo el mundo junto a Nigeria, India, Pakistan y Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo.
Seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, m¨¢s del 99% de las muertes maternas en el mundo son evitables con los recursos y conocimientos disponible
En Etiop¨ªa, de cada 1.000 nacimientos vivos, 56 no alcanzan a celebrar los cinco a?os, esta elevada cifra adem¨¢s lo es a expensas de la mortalidad neonatal que es de 37 fallecidos por cada 1.000 nacidos vivos; y en zonas rurales la cifra aumenta hasta los 180 de cada 1.000. En estos territorios, los partos tienen lugar en centros sin agua corriente y con parteras tradicionales. En total, se producen m¨¢s de 10.000 muertes cada a?o de neonatos (antes de cumplir su primer mes).
Desde el a?o 2000, Etiop¨ªa est¨¢ realizando un gran esfuerzo para disminuir la mortalidad maternal e infantil en menores de cinco a?os. El gran objetivo es mejorar los datos de la mortalidad neonatal que pr¨¢cticamente no han mejorado.
Seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, m¨¢s del 99% de las muertes maternas en el mundo son evitables con los recursos y conocimientos disponibles. M¨¢s del 99% de las madres que mueren lo hacen en los llamados pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo, m¨¢s de la mitad en ?frica subsahariana. En Etiop¨ªa, por cada 100.000 ni?os nacidos vivos, mueren 216 mujeres, estima el Banco Mundial. Cada d¨ªa son m¨¢s de 800 las que se dejan la vida durante el alumbramiento.
Si hablamos de cifras mundiales, los datos nos asustan a¨²n m¨¢s, ya que un beb¨¦ nace muerto o muere en las primeras horas de vida cada 16 segundos. Dos millones al a?o. Lo m¨¢s tr¨¢gico es que la gran mayor¨ªa se puede evitar con un seguimiento adecuado del embarazo, un parto con presencia de personal cualificado y bien formado en reanimaci¨®n neonatal.
No es tan solo una p¨¦rdida de vida humana, es tambi¨¦n un devastador efecto psicol¨®gico sobre las familias que viven una muerte prematura e inesperada. As¨ª naci¨® la primera UCI Neonatal rural en el Hospital de Gambo. Una habitaci¨®n de escasos metros cuadrados que quiere ser una puerta a la esperanza.
I?aki Alegr¨ªa. Pediatra. Coordinador del programa de salud materno-infantil y emergencias en el Hospital General Rural de Gambo, Etiop¨ªa.
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