Biblioteca Jagger: la hora de evaluar el tesoro hist¨®rico quemado en Sud¨¢frica
Tras la conmoci¨®n por el incendio en la Universidad de Ciudad del Cabo en el que ardieron al menos 95.000 libros, los responsables de uno de los fondos documentales m¨¢s importantes de ?frica nos cuentan c¨®mo han comenzado el proceso de triaje y restauraci¨®n
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Como la mayor¨ªa de domingos, estaba almorzando con su familia en un restaurante a media hora de Ciudad del Cabo (Sud¨¢frica). De pronto, la sobrina de Ujala Satgoor empez¨® a mostrarle tuits y v¨ªdeos del incendio forestal iniciado ese 18 de abril en Table Mountain. ¡°Vi las llamas demasiado cerca de la Universidad de Cape Town (UCT), as¨ª que salimos corriendo de all¨¢¡±, recuerda la directora ejecutiva de las bibliotecas de la instituci¨®n. ¡°Se me encendieron todas las alarmas¡±. De camino, avis¨® al gerente de las instalaciones para que ¡°estuviera pendiente¡± y en apenas diez minutos la llam¨® de vuelta: ¡°Lo siento, se?ora, pero su biblioteca est¨¢ destripada¡±.
Cuando lleg¨® al edificio ¡°todo se par¨®¡±: ¡°Me sent¨ª igual que lo que estaba viendo, destrozada. Ah¨ª mismo me di cuenta de que no habr¨ªa forma de salvar la sala de lectura¡±. Con ella desaparec¨ªa uno de los fondos documentales m¨¢s importantes del continente africano. Las obras rescatadas del s¨®tano y galer¨ªas est¨¢n en pleno proceso de triaje y restauraci¨®n, y a pesar de que a¨²n no se ha hecho p¨²blico el inventario perdido, se calcula que m¨¢s de 95.000 libros, la colecci¨®n audiovisual y cientos de documentos gubernamentales son irrecuperables.
La Jagger Reading Room ¨Cuno de los seis edificios m¨¢s afectados por el fuego, declarado en el Parque Nacional un domingo y extinguido cuatro d¨ªas despu¨¦s, el jueves 22 de abril¨C empez¨® siendo la biblioteca principal en 1930 y a mediados de siglo se convirti¨® en el centro de estudios africanos de referencia. Creci¨® como una instituci¨®n independiente, muy reconocida por albergar donaciones individuales y ¨²nicas en lo ancho y largo de ?frica. Esta valiosa colecci¨®n sumaba m¨¢s de 65.000 vol¨²menes, 26.000 folletos y carteles, 3.000 pel¨ªculas africanas, 20.000 piezas audiovisuales, miles de manuscritos, archivos sonoros y hasta acuarelas de la flora y fauna desde 1881 pintadas por poblaci¨®n ind¨ªgena. De esa majestuosa sala circular, lo ¨²nico que ha quedado intacto son las columnas. En el centro, escombros, cenizas y los restos del techo, que fue lo primero que se quem¨®.
Aunque Satgoor no se atreve a¨²n a nombrar las colecciones calcinadas, calcula que al menos 95.000 libros son hoy cenizas. Igual que todo el material audiovisual ¨Cunos 3.500 DVD y cintas¨C y ¡°cientos de documentos gubernamentales¡± tanto de Sud¨¢frica como de pa¨ªses vecinos. As¨ª como ¡°manuscritos y archivos guardados en la sala de lectura en medio de un proceso de digitalizaci¨®n¡±, como reconoc¨ªa Mamokgethi Phakeng, la vicerrectora de la UCT en un comunicado oficial, el pasado 27 de abril. ¡°Es una pena enorme porque era una representaci¨®n de ?frica desde los ojos de los directores y productores africanos. No desde los ojos occidentales¡±, a?ade la responsable de la Jagger Reading Room. ¡°Este espacio recog¨ªa las voces de nuestro continente y muchas de las obras son insustituibles¡±.
Es una pena enorme porque era una representaci¨®n de ?frica desde los ojos de los directores y productores africanos. No desde los ojos occidentales. Este espacio recog¨ªa las voces de nuestro continente y muchas de las obras son insustituiblesUjala Satgoor, directora ejecutiva de las bibliotecas de la UCT
Afortunadamente, la directora de este tesoro cuenta que aunque este preciado material pertenec¨ªa a la sala, no estaba guardado ah¨ª al completo. ¡°Muchas de las obras las custodi¨¢bamos en el s¨®tano¡±, explica mediante una videollamada. Por eso, dio la voz de alarma a los bomberos que trataban de apagar el fuego con litros y litros de agua. ¡°Esa fue la segunda tragedia. El s¨®tano tambi¨¦n se vio afectado¡±, narra. En las ¨²ltimas semanas, un equipo de m¨¢s de 150 voluntarios y otra treintena de expertos, restauradores y acad¨¦micos retirados se han organizado para llevar a cabo un proceso de triaje de lo que s¨ª se ha podido rescatar. El material se ha colocado en tres grandes grupos: mojado, h¨²medo y pr¨¢cticamente secos (ninguno ha quedado intacto) y est¨¢n siendo evaluados por los expertos en unas tiendas que se han instalado al lado.
Cada pieza descansa en cajas individuales y se van analizando en funci¨®n de la prioridad y el deterioro. Parte del material est¨¢ ya en c¨¢maras de secado y los m¨¢s mojados han sido envueltos y est¨¢n en un proceso de ultra congelado para que m¨¢s adelante se puedan intervenir. Pedro Rueda Ram¨ªrez, coordinador del m¨¢ster de Bibliotecas y Colecciones Patrimoniales de la Universidad de Barcelona, asegura que este es un proceso ¡°t¨ªpico¡± cuando las obras son afectadas por agua: ¡°Son m¨¢quinas que pasan de s¨®lido a gaseoso esa humedad y as¨ª se da?a mucho menos la pieza¡±. E incide: ¡°Cuando hay un incendio solemos pensar solo en los efectos del fuego que s¨ª, son devastadores, pero el agua es igual de grave en colecciones como las de esta biblioteca. Piense en todas las acuarelas y los manuscritos¡¡±. Ya se est¨¢n restaurando cientos de libros de la literatura contempor¨¢nea africana y el siguiente paso ser¨¢ recuperar los mapas grandes ¡°que est¨¢n muy perjudicados¡± y las pinturas arquitect¨®nicas y los grabados que, seg¨²n la responsable del centro, est¨¢n ¡°pr¨¢cticamente secos¡±.
?Qu¨¦ fall¨®?
Para Satgoor, este incendio ha sido un ¡°accidente absolutamente anormal¡±. La catedr¨¢tica asegura que los dispositivos de prevenci¨®n se activaron, pero que las p¨¦rdidas fueron ¡°inevitables¡±. ¡°Todos los sistemas funcionaron, por eso el fuego se contuvo en un solo espacio. Tenemos que revisar qu¨¦ podr¨ªamos haber hecho mejor y tal vez actualizar el plan de preparaci¨®n ante riesgos, pero en este momento, con la informaci¨®n que tenemos, no creo que pudi¨¦ramos haber salvado esta sala con ning¨²n otro m¨¦todo¡±. Rueda asegura que ¡°patrimonios como este¡± se suelen dotar de puertas ign¨ªfugas que blinden el material desde que la temperatura se eleve demasiado, pero la Biblioteca de la UCT no contaba con esta medida.
Era un lugar para so?ar, reflexionar y planear un futuro; era un espacio precioso conocido por su elegancia y la riqueza del conocimiento que albergaba¡±. Para la catedr¨¢tica ¡°es una tremenda p¨¦rdida para el mundo, no solo para Ciudad del CaboNadia Davids, presidenta de la organizaci¨®n de escritores PEN South Africa
Lo que est¨¢ claro para Rueda es que este incidente ¡°es un aviso para digitalizar y apostar por las copias de seguridad¡±. ¡°Ese es el trabajo no visible del mundo de la biblioteca¡±, a?ade el experto. Este proceso de digitalizaci¨®n ya se hab¨ªa iniciado en la Jagger en 2015. En los ¨²ltimos tres a?os, se reforzaron estos intentos de virtualizar el contenido. ¡°Ten¨ªamos el ¨²nico esc¨¢ner espec¨ªfico para ello de todo el continente, hab¨ªamos invertido en equipamiento de alto rango y en formar al personal. Pusimos mucho esfuerzo y esta cat¨¢strofe nos da otro est¨ªmulo para mejorarlo¡±, comenta Satgoor. ¡°Estamos justo en ese punto: valorando qu¨¦ puede conservarse, qu¨¦ puede sustituirse y qu¨¦ tiene que ser digitalizado. Es el momento de reconstruir una biblioteca con un sistema h¨ªbrido. Podemos hacer de esto una oportunidad para innovar¡±, a?ade.
Adem¨¢s del esfuerzo f¨ªsico de los casi 200 implicados en la restauraci¨®n, la universidad ha recibido ¡°much¨ªsimos¡± mensajes de apoyo y donaciones de particulares, peque?os coleccionistas y otras instituciones, que prefieren no hacer p¨²blicas a¨²n. Tambi¨¦n se ha abierto un canal en el que compartir experiencias vividas en esta hist¨®rica sala de lectura. Para muchos, como Nadia Davids, profesora de la universidad y presidenta de la organizaci¨®n de escritores sudafricanos PEN South Africa, este rinc¨®n ¡°era un lugar para so?ar, reflexionar y planear un futuro; un espacio precioso conocido por su elegancia y la riqueza del conocimiento que albergaba¡±. Para la catedr¨¢tica ¡°es una tremenda p¨¦rdida para el mundo, no solo para Ciudad del Cabo¡±.
La vuelta a la normalidad
La prioridad de las autoridades est¨¢ puesta en la vuelta a la normalidad. Seg¨²n confirma la presidenta del Consejo de la UCT, Babalwa Ngonyama, el programa acad¨¦mico se reanud¨® el 28 de abril, aunque las salas m¨¢s afectadas permanecen cerradas completamente. ¡°La universidad ha desarrollado un plan de cuatro fases para la recuperaci¨®n total. La primera est¨¢ casi concluida, pues casi todos los alumnos han regresado a las residencias afectadas¡±, cuenta por correo electr¨®nico Ngonyama. A causa del fuego, unos 400 estudiantes tuvieron que ser evacuados. La semana pasada pudieron volver casi todos, menos una treintena ¨Cque resid¨ªan en la Fuller y Smuts (severamente afectados por el fuego)¨C. Estos ¨²ltimos fueron distribuidos en una veintena de hoteles cercanos. ¡°Esperamos que para el jueves ya puedan retornar todos a sus residencias¡±, a?ade Elijah Moholola, portavoz de la UCT.
La normalidad en la Jagger Reading Room se divisa algo m¨¢s lejana, pues las autoridades pretenden ¡°concluir la rehabilitaci¨®n¡± en, al menos, un par de a?os. ¡°Nuestro compromiso es reconstruir esta colecci¨®n de estudios africanos y la biblioteca. Pero desde una nueva perspectiva: tenemos que aprovechar esta situaci¨®n para hacer de esta un espacio que participe en la vida de nuestros j¨®venes y abrir una conversaci¨®n a nivel nacional¡±, explica Satgoor. ¡°Las semillas de este horizonte ya est¨¢n sembradas¡±.
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