Los ind¨ªgenas piden descolonizar la conservaci¨®n de la naturaleza
En el encuentro alternativo ¡®Our Land, Our Nature¡¯, celebrado en Marsella previo al Congreso Mundial de la Naturaleza, miembros de pueblos originarios y expertos demandan una mayor participaci¨®n ind¨ªgena en la lucha contra el cambio clim¨¢tico y la destrucci¨®n medioambiental
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¡°Lo que pasa en la selva, se queda en la selva¡±. As¨ª de tajante justificaba el escaso inter¨¦s medi¨¢tico en estos temas Robert E. Moise, un antrop¨®logo norteamericano, que junto con una treintena de expertos, activistas y l¨ªderes de comunidades ind¨ªgenas de todo el mundo participaron los primeros d¨ªas de septiembre en el congreso Our Land, Our Nature! organizado por Survival International y Rainforest Foundation UK en Marsella, con el apoyo de otras muchas peque?as organizaciones que trabajan por los derechos de las minor¨ªas.
La conservaci¨®n de la naturaleza est¨¢ relacionada con la protecci¨®n medioambiental, pero es un tema no exento de pol¨¦mica seg¨²n las diferentes corrientes que la interpretan. Desarrollado a comienzos del siglo XX por el presidente norteamericano Theodore Roosevelt, el conservacionismo defiende principalmente la protecci¨®n y conservaci¨®n de los recursos naturales y la vida salvaje, y plantea que sea el Estado el encargado de salvaguardarlos para futuras generaciones y de gestionarlos, ordenando legalmente el espacio en que se encuentran para su uso y cuidado. Una de las corrientes m¨¢s extremas y controvertidas es el llamado conservacionismo-fortaleza, que considera a la naturaleza como intacta e inexplorada y por ello busca su total protecci¨®n, creando parques o espacios donde no se permite la presencia humana.
Sin embargo, este conservacionismo extremo no considera a los pueblos ind¨ªgenas y comunidades locales como parte activa de la naturaleza o siquiera garantes de la biodiversidad, y aqu¨ª es donde se alzan diversas voces que acusan a esta corriente de ¡°antropocentrista, colonialista y racista¡±, ya que ignora la presencia ancestral de estos nativos en los territorios y, sobre todo, su papel fundamental como protectores de los ecosistemas y actores protagonistas en el cuidado de los recursos naturales.
A d¨ªa de hoy, un 80% de la biodiversidad del planeta se encuentra en territorios controlados por comunidades ind¨ªgenas
No ha sido casualidad la elecci¨®n de la ciudad francesa para la celebraci¨®n de este encuentro, ya que del 3 al 11 de septiembre en Marsella se desarrolla el Congreso Mundial de la Naturaleza, organizado por la Uni¨®n Internacional para la Conservaci¨®n de la Naturaleza (IUCN), que estaba originalmente programado para junio de 2020, pero se pospuso debido a la pandemia de covid-19. El objetivo de Our Land, Our Nature!, en una suerte de contracongreso previo al IUCN, ha sido poner el foco en la descolonizaci¨®n de la conservaci¨®n y en el papel de las personas ind¨ªgenas para hacer frente a la crisis medioambiental actual. Sin su participaci¨®n, la protecci¨®n no es posible, afirman. As¨ª, los pueblos nativos han querido aportar una visi¨®n alternativa a dicha reuni¨®n global de l¨ªderes, empresas y organizaciones internacionales donde, adem¨¢s, este a?o por primera vez se ha contado con la participaci¨®n de un peque?o grupo de representantes ind¨ªgenas.
?Proteger a los animales o a las personas?
El debate en torno al conservacionismo posee muchas aristas, y una de ellas son las constantes violaciones de los derechos humanos que sufren en su nombre las comunidades que habitan en los bosques y selvas protegidas. Pueblos nativos que muchas veces son expulsados de territorios donde residen desde hace generaciones ya sea por la construcci¨®n de una mina, porque se va a crear un parque e¨®lico o porque ese territorio pasa a ser considerado un ¨¢rea protegida. Como consecuencia, se les suele restringir el acceso a un espacio natural al que han estado vinculados hist¨®ricamente; precisamente all¨ª donde ellos podr¨ªan desarrollar actividades econ¨®micas como el turismo, los safaris o la explotaci¨®n sostenible de recursos, entre otros, que repercutieran econ¨®micamente en el mantenimiento del mismo.
Expolio y expulsi¨®n o no reconocimiento de sus derechos sobre el territorio... estas son algunas de las situaciones que viven muchos habitantes de pueblos originarios; circunstancias que les impiden mantener su estilo de vida y su cultura y los condena a la pobreza. Porque, en el mejor de los casos, habr¨¢n perdido las herramientas y forma de ganarse la vida, pero en el peor, se les habr¨¢ arrebatado su identidad y su uni¨®n ancestral con su territorio.
¡°No todos los seres humanos han destruido la naturaleza, no. Han sido una forma de vida y una ideolog¨ªa concreta. En realidad, somos parte de ella y debemos dejar de pretender que estamos separados. Su protecci¨®n debe considerarse un aspecto vital (¡) ?C¨®mo vivir y crear un mundo en el que la vida sana sea posible para todos? Los pueblos ind¨ªgenas y las comunidades locales que viven en la tierra tienen mucho que decir al respecto, y debemos empezar a escuchar y aprender¡±, insist¨ªa Fiore Longo, de Survival International.
?C¨®mo proteger el medio ambiente incluyendo tambi¨¦n a los ind¨ªgenas?
Este es uno de los aspectos en el que incidieron los participantes del congreso: la falta de una perspectiva que aborde la realidad desde su mirada como comunidades ligadas de forma indisoluble al entorno, porque las diferentes medidas y pol¨ªticas conservacionistas siempre han sido impuestas desde organismos ajenos a ellos, sin tenerlos en cuenta. Sin embargo, los datos dan la raz¨®n a su forma de vida e interdependencia medioambiental: a d¨ªa de hoy, un 80% de la biodiversidad del planeta se encuentra en territorios controlados por comunidades ind¨ªgenas.
A pesar de lo que nos quieren hacer creer, no todas las sociedades erosionan la naturaleza. No todas las sociedades buscan la acumulaci¨®n sin fin y el derrocheFiore Longo, directora de Survival International
La preocupaci¨®n por la p¨¦rdida de la biodiversidad, la destrucci¨®n del medio ambiente y el cambio clim¨¢tico son el otro gran problema planteado, y aqu¨ª las comunidades ind¨ªgenas tienen mucho que aportar. Frente a iniciativas que defienden personalidades, como el presidente de Estados Unidos Joe Biden o el franc¨¦s Enmanuel Macron, a favor de una propuesta que pide que para 2030 un 30% del planeta sean ?reas Protegidas u otras soluciones basadas en la naturaleza, el mensaje de rechazo por parte de los participantes del congreso alternativo era un¨¢nime. ¡°Hacen falta pol¨ªticas de gobierno y desarrollo. ?C¨®mo vamos a proteger el 30% si el otro 70% sigue como siempre? ?El cambio clim¨¢tico y la contaminaci¨®n no tienen fronteras!¡±, exig¨ªa v¨ªa online Ashish Kothari, de Kalpavriksh, una asociaci¨®n ecologista en la India.
Algunas organizaciones y comunidades ind¨ªgenas alegan que estas medidas suelen estar impuestas sin criterio cient¨ªfico, que no existe suficiente an¨¢lisis de los impactos econ¨®micos y sociales en las zonas, y que hay claras implicaciones directas para los pueblos que viven all¨ª. Desde el congreso denuncian que existe un fallo en la protecci¨®n de los derechos humanos de los nativos que dependen de sus tierras como forma de vida y que no se est¨¢ actuando.
La alternativa que nosotros proponemos siempre ha estado ah¨ª, es una propuesta de entender el mundo de manera distinta al ritmo que vamos de consumismo irracional e innecesarioLlanquiray Painemal, activista mapuche
¡°En los ¨²ltimos a?os est¨¢n surgiendo diversas soluciones y alternativas empresariales que dicen apostar por el medio ambiente, la lucha contra el cambio clim¨¢tico y la p¨¦rdida de la biodiversidad¡±, contaba Simon Counsell, consultor de Survival International que ha participado en el congreso. Sin embargo, algunas son inviables por la complejidad que supone llevarlas a la pr¨¢ctica. En otros casos, esas supuestas propuestas son meras campa?as de marketing de empresas que buscan lavar su imagen sin hacer realmente cambios sustanciales en su forma de producir o que especulan con servicios o recursos naturales, como los sistemas de compensaci¨®n por emisiones de di¨®xido de carbono a la atm¨®sfera. ¡°No son soluciones realmente. Desde las industrias contaminantes se habla de ellas y de los cr¨¦ditos de carbono como la financiaci¨®n de la naturaleza, aunque en realidad es beneficio econ¨®mico para las compa?¨ªas¡±, afirmaba Counsell.
No obstante, a pesar del mensaje negativo, tambi¨¦n se escucharon voces que planteaban enfrentarse a los retos y ofrecer soluciones con las comunidades ind¨ªgenas en el centro de la conservaci¨®n. ¡°Necesitamos replantearnos los tipos de ?reas Protegidas que existen y buscar un modelo m¨¢s sofisticado de protecci¨®n de la biodiversidad. Ah¨ª es donde las grandes organizaciones afrontan un gran desaf¨ªo, porque les resulta muy dif¨ªcil cambiar sus propias estructuras¡±, explicaba Mordecai Ogada, ec¨®logo keniata especializado en carn¨ªvoros y estudioso de la conservaci¨®n.
Esa semilla que t¨² siembras en el espacio, aunque sea una persona que te escuche, una persona que consigas ganarte para construir un mundo mejor, esa semillita se va a multiplicarLlanquiray Painemal, activista mapuche
Tambi¨¦n apostaba por un mensaje esperanzador Llanquiray Painemal, una activista mapuche que vive en Alemania y que insist¨ªa en la idea de que el cambio clim¨¢tico es un problema que nos afecta a todos de manera global y que la clave estaba en cambiar el modelo de consumo actual. ¡°La alternativa que nosotros proponemos siempre ha estado ah¨ª, es una propuesta de entender el mundo de manera distinta al ritmo actual de consumismo irracional e innecesario¡±, explicaba.
Y conclu¨ªa: ¡°Hay una expresi¨®n mapuche, marichiweu que significa: ¡°diez veces nos golpearon, diez veces nos levantamos; diez veces resurgimos, diez veces retornamos¡±. Porque lo que t¨² siembras hoy, en la pr¨®xima generaci¨®n va a retornar. Esa semilla que t¨² siembras en el espacio, aunque sea una persona que te escuche, una persona que consigas ganarte para construir un mundo mejor, esa semillita se va a multiplicar. Por eso afirmamos que no todo est¨¢ perdido¡±.
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