Saquemos nuestros oc¨¦anos del fuego
Miles de millones de personas y econom¨ªas est¨¢n en peligro. Los mares se est¨¢n calentando y aqu¨ª proponemos tres formas posibles de actuar ahora
En los ¨²ltimos meses, gran parte del mundo ha sufrido olas de calor abrasadoras. Las temperaturas ardientes no solo se sienten en tierra, sino que acarrean profundas consecuencias en el 70 % de la superficie de la Tierra que permanece oculta para muchos: nuestros oc¨¦anos. Entre estas, los r¨¦cords en la disminuci¨®n del hielo marino y la decoloraci¨®n masiva de los corales, que est¨¢n afectando a nuestros delicados ecosistemas marinos.
?Qu¨¦ est¨¢ en juego? Las olas de calor marinas, que se caracterizan por per¨ªodos largos de temperaturas anormalmente c¨¢lidas en la superficie del mar y los resultados han sido inmediatos. Los peces, que reflejan la temperatura del agua, se est¨¢n desplazando hacia las zonas m¨¢s fr¨ªas de los polos en un intento por mantenerse frescos. La pesquer¨ªa de anchoa peruana, la m¨¢s grande del mundo en t¨¦rminos de una sola especie, cerr¨® en junio debido a los efectos de El Ni?o, que lleva aguas superficiales m¨¢s c¨¢lidas al oc¨¦ano Pac¨ªfico oriental. A medida que el cambio clim¨¢tico calienta las aguas de pa¨ªses como Nueva Zelanda, las pr¨¢cticas de recolecci¨®n de alimentos de las tribus maor¨ªes, que han sostenido a comunidades durante generaciones, se ven amenazadas por la menor disponibilidad de fuentes de alimentos como los berberechos y los mejillones.
La degradaci¨®n de ecosistemas altamente productivos como los arrecifes de coral se debe a una serie de factores, entre ellos el calentamiento de los oc¨¦anos y los decenios de sobrepesca, que amenazan con llevarlos a un punto de no retorno, incapaces de prestar los servicios de los que depende la humanidad. ?C¨®mo podemos hacer que nuestros oc¨¦anos, reguladores clim¨¢ticos vitales, sean m¨¢s resilientes al cambio clim¨¢tico al tiempo que reforzamos la resiliencia de las comunidades que dependen de ellos?
Sin un cambio dr¨¢stico en nuestra forma de cuidar los oc¨¦anos, nos arriesgamos a la p¨¦rdida irreversible de la vida marina, y a los efectos transformadores para la mitad del mundo que depende de los peces para su alimentaci¨®n y sustento. Si m¨¢s l¨ªderes mundiales, reunidos en la Asamblea General de la ONU en Nueva York, no se comprometen a trabajar con la naturaleza, el costo de la inacci¨®n, medido en vidas, medios de subsistencia y d¨®lares, ser¨¢ descomunal.
He aqu¨ª tres formas en las que nosotros, como comunidad global, podemos liderar este cambio:
Primero, las ¨¢reas marinas protegidas ¡ªzonas del oc¨¦ano con objetivos de conservaci¨®n definidos y algunos l¨ªmites a la actividad humana¡ª ofrecen una de las mejores opciones para que los oc¨¦anos puedan sanar. Por ejemplo, se ha comprobado que las ¨¢reas marinas protegidas de la regi¨®n del Sistema Arrecifal Mesoamericano, en el mar Caribe, mejoran la salud de los arrecifes y las pesquer¨ªas, al tiempo que repercuten positivamente en el bienestar de las comunidades costeras. En la actualidad, solo un 8% de los oc¨¦anos est¨¢ bajo alg¨²n nivel de protecci¨®n, por lo que los pa¨ªses deben pensar de forma expansiva y cooperativa c¨®mo conservar, gestionar y rehabilitar el oc¨¦ano que nos sustenta.
Segundo, dado que muchos peque?os pescadores se enfrentan a una disminuci¨®n de las capturas como consecuencia del cambio clim¨¢tico, es vital extender el uso de l¨ªmites de captura basados en la ciencia para permitir que las poblaciones de peces se recuperen y los h¨¢bitats se restablezcan. Estas medidas de gesti¨®n tambi¨¦n pueden mejorar los medios de vida y el bienestar de las comunidades costeras e ind¨ªgenas. En Pap¨²a (Indonesia), el 100% de los pescadores locales encuestados afirmaron que los peces eran m¨¢s grandes tras restablecer la pr¨¢ctica tradicional del sasi, similar a una veda estacional o zonal. Despu¨¦s de d¨¦cadas de sobrepesca, a trav¨¦s de esfuerzos de reforma inclusivos, la pesquer¨ªa de at¨²n del Pac¨ªfico occidental y central es ahora una de las pesquer¨ªas a gran escala mejor gestionadas del mundo, duplicando el valor total de las exportaciones de at¨²n de las islas del Pac¨ªfico a casi mil millones de d¨®lares.
Tercero, World Wide Fund for Nature International (WWF) y Naciones Unidas colaboran con comunidades de todo el mundo para ayudar a conseguir que sus aspiraciones y conocimientos gu¨ªen los esfuerzos para restaurar la delicada relaci¨®n entre las personas y el planeta. Sin embargo, necesitamos marcos pol¨ªticos m¨¢s fuertes para asegurar que todas las comunidades, incluidas aquellas desfavorecidas o hist¨®ricamente excluidas, tengan las herramientas y financiaci¨®n necesarias para replicar y expandir lo que funciona.
En el ¨²ltimo a?o, el mundo ha firmado acuerdos importantes para proteger la salud de los oc¨¦anos, como el Tratado de Alta Mar y el Marco Mundial de Biodiversidad. Sin embargo, esto no es suficiente. Estos tratados y marcos mundiales deben traducirse en medidas m¨¢s urgentes y con un mayor impacto. Por ejemplo, la Organizaci¨®n Mundial del Comercio alcanz¨® un acuerdo en junio de 2022 para frenar las subvenciones pesqueras perjudiciales, pero a¨²n no ha sido ratificado por suficientes pa¨ªses para que pueda entrar en vigor. Un mecanismo de financiaci¨®n completamente nuevo y dedicado para la conservaci¨®n mundial de la naturaleza, el Fondo para el Marco Mundial de Biodiversidad, tiene el potencial, una vez operativo, de desencadenar una secuencia de acciones positivas en ecosistemas y biodiversidad, con hasta el 20% de sus recursos respaldando iniciativas lideradas por ind¨ªgenas.
Los l¨ªderes mundiales deben reconocer que la salud de nuestros oc¨¦anos est¨¢ intr¨ªnsecamente vinculada a la salud y el bienestar de la humanidad y a los Objetivos Mundiales, nuestro plan com¨²n para un mundo m¨¢s verde y sostenible. En el evento de alto nivel sobre la naturaleza en Nueva York, tienen la oportunidad de cumplir sus compromisos de alto nivel y anunciar financiaci¨®n e iniciativas nuevas para salvaguardar nuestros oc¨¦anos y a las comunidades que dependen de ellos, incluidas las contribuciones al emblem¨¢tico objetivo mundial de proteger y conservar el 30% de los oc¨¦anos antes de 2030.
Los r¨¦cords en las temperaturas oce¨¢nicas deber¨ªan ser una llamada de atenci¨®n, pues demuestran que la humanidad lleva demasiado tiempo tratando de doblegar la naturaleza a nuestra voluntad. Pero la naturaleza es resiliente; con nuestra ayuda, puede recuperarse. Tenemos grandes esperanzas en lo que podemos conseguir si actuamos ahora. Debemos trabajar junto con la naturaleza, nuestro mayor aliado, para sacar del fuego a nuestros oc¨¦anos.
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