Mujeres que esperan largas filas para recibir comida, ni?os que estudian el Cor¨¢n o trabajan en f¨¢bricas, guardias que no ganan lo suficiente, drogadictos o una familia de vacaciones en la regi¨®n que un d¨ªa alberg¨® a los Budas Gigantes componen el mosaico de un pa¨ªs donde el r¨¦gimen talib¨¢n ha prohibido la educaci¨®n de las ni?as, el trabajo de las mujeres, la m¨²sica, el cultivo del opio o las pel¨ªculas. Estas im¨¢genes fueron tomadas en los meses anteriores al terremoto que asol¨® el noroeste del pa¨ªs el 7 de octubre
Rodrigo Abd (AP)
Un grupo de mujeres espera en una fila a recibir raciones de alimentos que distribuye una ONG, el pasado 28 de mayo. Antes del terremoto del 7 de octubre en el noroeste del pa¨ªs, que dej¨® m¨¢s de 2.500 muertos y miles de damnificados, unos 15 millones de personas depend¨ªan de la asistencia humanitaria para subsistir, sobre una poblaci¨®n de unos 40 millones, seg¨²n el Programa Mundial de Alimentos de la ONU, que en septiembre se vio obligado a reducir de nuevo su asistencia alimentaria en el pa¨ªs. La desnutrici¨®n est¨¢ por encima de los umbrales de emergencia en 25 de las 34 provincias. Rodrigo Abd (AP)Freshta, de 16 a?os, abraza a su madre Hakimeh, de 55 a?os, mientras posan para un retrato el pasado 29 de mayo en la f¨¢brica de alfombras de Kabul donde trabajan desde hace un a?o. Hakimeh hab¨ªa estado empleada anteriormente en casas de personas ricas. Freshta asist¨ªa al octavo curso de la escuela. Sin embargo, despu¨¦s de que los talibanes prohibieran a las mujeres estudiar secundaria e ir a la universidad, abandon¨® el colegio para intentar ayudar a su familia.Rodrigo Abd (AP)Mujeres que trabajan para la Rayan Saffron Company, una empresa exportadora de azafr¨¢n, almuerzan juntas en Herat, el pasado 3 de junio. En total, la compa?¨ªa emplea a 25 mujeres. Tras la llegada de los talibanes al poder, en agosto de 2021, la empresa tiene m¨¢s dificultades de llegar a los clientes extranjeros, reacios a hacer negocios con afganos. Sin embargo, Raya Saffron Company es una de las pocas compa?¨ªas a las que todav¨ªa se le permite contratar a mujeres, cuyas manos se consideran m¨¢s adecuadas que las de los hombres para extraer y manipular las delicadas flores del azafr¨¢n.Rodrigo Abd (AP)
Una bandada de palomas sobrevuela la mezquita de Shah-Do Shamshira, en Kabul, el pasado 8 de junio.Rodrigo Abd (AP)El comandante talib¨¢n Mazlumyar, de 32 a?os, posa sentado para un retrato, rodeado de guardias de seguridad que trabajan en el departamento de Migraci¨®n, tras el reparto de raciones de comida para mujeres en Kabul, el pasado 28 de agosto.Rodrigo Abd (AP)Ni?os que trabajan en una f¨¢brica de ladrillos con sus padres en las afueras de Kabul posan para un retrato, el pasado 30 de mayo.Rodrigo Abd (AP)
Un grupo de ni?os sostiene un Cor¨¢n en la escuela de la mezquita Jama Masjid, tambi¨¦n conocida como la Gran Mezquita, en Herat, el pasado 1 de junio.Rodrigo Abd (AP)Estudiantes de una escuela religiosa posan para una foto tras rezar en la mezquita Jama Masjid, el pasado 2 de junio.Rodrigo Abd (AP)La familia Moradi navega en un bote en el lago Band-i-Mir, una de las principales atracciones tur¨ªsticas en la regi¨®n del valle de Bamiyan, en el centro del pa¨ªs, el pasado 17 de junio. Es la regi¨®n en la que se encontraban los Budas Gigantes que los talibanes dinamitaron en marzo de 2001 al considerar que la conservaci¨®n de estatuas era equiparable a la adoraci¨®n de ¨ªdolos, prohibida en el islam. Tambi¨¦n en este tiempo prohibieron la fotograf¨ªa de humanos y animales con el argumento de que era contraria a la fe isl¨¢mica.Rodrigo Abd (AP)Dos personas se desplazan en moto cerca de los restos de los Budas Gigantes, el pasado 18 de junio.Rodrigo Abd (AP)Adictos a la hero¨ªna toman una dosis bajo un puente de Kabul, el pasado 20 de junio. En abril de 2022, el r¨¦gimen talib¨¢n prohibi¨® el cultivo de la planta de la adormidera, de donde se extrae el opio y la hero¨ªna, de la que Afganist¨¢n era el primer productor mundial, as¨ª como el consumo de cualquier tipo de estupefacientes. Aunque no existen cifras oficiales, seg¨²n los c¨¢lculos de Naciones Unidas, unos cuatro millones de personas consumen drogas en el pa¨ªs, de una poblaci¨®n de unos 40 millones (10%).Rodrigo Abd (AP)El agente de tr¨¢fico Muhammad Yaseen Niazi, de 27 a?os, posa para un retrato el pasado 7 de junio, en Kabul. Su sueldo mensual, de unos 12.000 afganis (146 euros), no es suficiente para mantener a su familia, se lamenta.Rodrigo Abd (AP)Mirwais, de 11 a?os, recolecta pl¨¢sticos y botellas y las vende en la capital. Gana unos 100 afganis (1,21 euros) al d¨ªa. No puede ir a la escuela porque su familia no tiene dinero para costear sus estudios.Rodrigo Abd (AP)El actor Nabi Attai, de 74 a?os, retratado en Kabul el pasado 7 de junio. Attai ha aparecido en m¨¢s de 76 pel¨ªculas, entre ellas ¡®Osama¡¯, ganadora de un Globo de oro, y en 12 series. Cuando los talibanes prohibieron las pel¨ªculas extranjeras, se qued¨® sin trabajo.Rodrigo Abd (AP)Sal¨®n de bodas Imperial Continental en Kabul, el pasado 31 de mayo. Con la prohibici¨®n de la m¨²sica y el baile, desaparecieron los m¨²sicos que tocaban en directo y los DJ.Rodrigo Abd (AP)Veh¨ªculos militares de Estados Unidos destruidos durante la guerra contra los talibanes en Afganist¨¢n, apilados para ser vendidos como chatarra.Rodrigo Abd (AP)Un grupo de ni?os juegan en columpios cerca del cementerio Kart-e Sakhy en Kabul, el pasado 8 de junio.Rodrigo Abd (AP)
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