De qu¨¦ manera el G-20 podr¨ªa ayudar a eliminar el hambre y la pobreza extrema
M¨¢s de 100 pa¨ªses quieren sumarse a la alianza global, con Lula da Silva al mando, que apunta a cambiar el rumbo de lo que hasta ahora ha venido siendo una batalla perdida para alcanzar los ODS
El G20 es un defensor improbable de la justicia social. El periodista del Financial Times Alan Beattie, remarcando la falta de una clara direcci¨®n del grupo, lo compara en su libro ¡®Who¡¯s in Charge Here?¡¯ (?Qui¨¦n manda aqu¨ª?) con un ¡°caballo de pantomima manejado por un grupo de payasos¡±. Pero la presidencia de Brasil ofrece una oportunidad para cambiar esta percepci¨®n.
Con el presidente brasile?o, Luiz In¨¢cio Lula da Silva, al mando, el G-20 est¨¢ listo para convertirse en la plataforma de lanzamiento de una iniciativa hist¨®rica para enfrentar el hambre, la pobreza y la desigualdad extrema. La Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza, que se lanzar¨¢ en noviembre, apunta a cambiar el rumbo de lo que hasta ahora ha venido siendo una batalla perdida para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas.
Basada en parte en la propia campa?a de ¡°hambre cero¡± de Brasil, quiz¨¢ la mayor historia de ¨¦xito de desarrollo humano del siglo XXI, la Alianza apunta a movilizar el financiamiento y el liderazgo necesarios para ayudar a que se logren los ODS. M¨¢s de 100 pa¨ªses han manifestado su intenci¨®n de sumarse. ?Pero qu¨¦ es lo que marcar¨¢ una diferencia?
El G-20, fundado en 1999, se concibi¨® como un foro para los pa¨ªses industrializados y en desarrollo donde discutir y coordinar pol¨ªticas destinadas a garantizar la estabilidad financiera, reduciendo la divisi¨®n entre el Norte y el Sur Global. La agrupaci¨®n tiene mucho m¨²sculo pol¨ªtico y econ¨®mico; sus miembros representan m¨¢s del 80% de la producci¨®n econ¨®mica del mundo y dos tercios de su poblaci¨®n. Lo que no ha habido es una sensaci¨®n de direcci¨®n estrat¨¦gica y prop¨®sito compartido. El grupo alcanz¨® el z¨¦nit de su influencia en 2009, cuando el entonces primer ministro del Reino Unido, Gordon Brown, utiliz¨® la cumbre de sus l¨ªderes para negociar un acuerdo financiero gigantesco que evit¨® una recesi¨®n global. Desde entonces, ha venido cayendo sostenidamente en la irrelevancia.
Brasil hoy plantea un desaf¨ªo para esta inercia. A¨²n antes de asumir la presidencia del G20, Lula anunci¨® la creaci¨®n de una fuerza de trabajo para desarrollar mecanismos de financiamiento innovadores
La agenda en constante expansi¨®n del G-20 es parte del problema. M¨¢s all¨¢ de las finanzas y de la banca, el di¨¢logo del grupo hoy abarca todo desde la inteligencia artificial hasta las criptomonedas, las guerras en Gaza y Ucrania, el cambio clim¨¢tico y los ODS. Sin embargo, es dif¨ªcil identificar una ¨²nica ¨¢rea en la que el G-20 haya marcado una diferencia tangible. Su moneda preferida no son planes viables respaldados por un liderazgo pol¨ªtico, sino comunicados anodinos que pretenden disimular las diferencias pol¨ªticas.
Brasil hoy plantea un desaf¨ªo para esta inercia. A¨²n antes de asumir la presidencia del G-20, Lula anunci¨® la creaci¨®n de una fuerza de trabajo para desarrollar mecanismos de financiamiento innovadores a trav¨¦s de los cuales el grupo pueda respaldar programas nacionales de reducci¨®n de la pobreza que no cuentan con fondos suficientes. H¨¢bilmente liderado por funcionarios brasile?os, el di¨¢logo resultante ha cobrado terreno dentro de la Alianza.
Pocos pa¨ªses est¨¢n mejor equipados para liderar una acci¨®n concertada para combatir el hambre que Brasil. Durante su primera presidencia del 2003 al 2010, Lula lanz¨® una campa?a monumental para erradicar la pobreza y el hambre en Brasil, que incluy¨® el programa de transferencia de efectivo Bolsa Fam¨ªlia, pol¨ªticas para ayudar a la agricultura minifundista, un salario m¨ªnimo m¨¢s alto e inversi¨®n en atenci¨®n m¨¦dica b¨¢sica. Un programa escolar a nivel nacional proporcion¨® comidas nutritivas a m¨¢s de 40 millones de ni?os. De manera cr¨ªtica, el Consejo Nacional para la Seguridad Alimentaria brind¨® un liderazgo coordinado, derribando silos ministeriales y facilitando la participaci¨®n p¨²blica.
Si las tendencias actuales contin¨²an, alrededor de 600 millones de personas vivir¨¢n en una situaci¨®n de extrema pobreza para fines de esta d¨¦cada ¡ªm¨¢s del doble que la meta de las Naciones Unidas¡ª
En los diez a?os posteriores al lanzamiento de la campa?a ¡°hambre cero¡±, el crecimiento econ¨®mico y las pol¨ªticas redistributivas del gobierno permitieron que cerca de 30 millones de brasile?os salieran de la pobreza. Dado que la cantidad de brasile?os desnutridos cay¨® de 19 millones a tres millones, la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas para la Alimentaci¨®n y la Agricultura retir¨® a Brasil de su ¡°mapa del hambre mundial¡±.
Desafortunadamente, los logros tuvieron corta vida. El hambre y la pobreza aumentaron dr¨¢sticamente con el recorte de los programas sociales por parte de la administraci¨®n de derecha de Jair Bolsonaro. Pero el p¨¦ndulo ahora ha oscilado en la direcci¨®n opuesta. Poco despu¨¦s de asumir la presidencia nuevamente en enero de 2023, el flamante gobierno de Lula lanz¨® su iniciativa Brasil Sin Hambre, un esfuerzo ambicioso por erradicar la grave inseguridad alimentaria en el lapso de cuatro a?os.
Hoy hace falta un nivel similar de ambici¨®n para alcanzar los ODS. Si las tendencias actuales contin¨²an, alrededor de 600 millones de personas vivir¨¢n en una situaci¨®n de extrema pobreza para fines de esta d¨¦cada ¡ªm¨¢s del doble que la meta de las Naciones Unidas¡ª. El progreso hacia la erradicaci¨®n del hambre se ha revertido. El secretario general de las Naciones Unidas, Ant¨®nio Guterres, ha advertido que, sin una acci¨®n urgente, la agenda de los ODS ¡°se volver¨¢ el epitafio para el mundo que podr¨ªa haber sido¡±.
La Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza del G-20 podr¨ªa evitar este desenlace. En un informe reciente para la presidencia del G-20 del cual soy autor junto con Kathryn Nwajiaku-Dahou y Hetty Kovach, delineamos estrategias que podr¨ªan ayudar a replicar el ¨¦xito de Lula en Brasil a escala global.
Como primer paso, el G-20 podr¨ªa valerse de toda su fuerza para respaldar los esfuerzos destinados a aumentar el financiamiento para el desarrollo internacional con miras a reducir el hambre y la pobreza. Calculamos que el financiamiento actual es de apenas 75.000 millones de d¨®lares al a?o. En lugar de debatir eternamente sobre los ODS, el G-20 podr¨ªa implementar reformas, recomendadas por su propio grupo especial de expertos, que aumentar¨ªan el cr¨¦dito concesional en 180.000 millones de d¨®lares utilizando el sistema de bancos multilaterales de desarrollo de manera m¨¢s efectiva.
El alivio de la deuda es otra prioridad. M¨¢s de 80.000 millones de d¨®lares este a?o saldr¨¢n de los pa¨ªses en desarrollo m¨¢s pobres en concepto de pago de deuda, gran parte de los cuales ir¨¢n a parar a manos de acreedores comerciales. Estos pagos superan el gasto en salud, alimentaci¨®n y educaci¨®n. La iniciativa de deuda actual del G-20 no ha logrado hacer frente a la cuesti¨®n, pero la organizaci¨®n podr¨ªa desempe?ar un papel importante a la hora de convertir deudas impagables en inversiones en la gente.
M¨¢s de un tercio de los ni?os en los pa¨ªses de ingresos bajos y medio-bajos pasan hambre. Darles a estos ni?os comidas escolares nutritivas ayudar¨ªa a reducir la desnutrici¨®n, aliviar la pobreza y mejorar el aprendizaje
A pesar de la polarizaci¨®n extrema de hoy, la lucha contra la desnutrici¨®n le da al G-20 una causa integradora -y una opci¨®n pol¨ªtica pr¨¢ctica-. Consideremos, por ejemplo, la desnutrici¨®n infantil. M¨¢s de un tercio de los ni?os en los pa¨ªses de ingresos bajos y medio-bajos pasan hambre. Darles a estos ni?os comidas escolares nutritivas ayudar¨ªa a reducir la desnutrici¨®n, aliviar la pobreza y mejorar el aprendizaje. Un compromiso de ayuda global de unos 1.500 millones de d¨®lares podr¨ªa solventar los esfuerzos nacionales que extender¨ªan el alcance de las comidas escolares a cientos de millones de ni?os m¨¢s, reemplazando el hambre por esperanza.
Sin embargo, el financiamiento inadecuado es solo una parte del problema. Como demuestra nuestro informe, la arquitectura de suministro de ayuda es fragmentada, ineficiente e irremediablemente obsoleta. Se entrega demasiada ayuda a trav¨¦s de proyectos y fondos multilaterales no coordinados que priorizan las agendas de los donantes -y el control de los donantes- por sobre las necesidades pr¨¢cticas. Al aunar recursos y establecer objetivos antipobreza y de reducci¨®n del hambre que est¨¦n claramente definidos, los pa¨ªses del G-20 podr¨ªan aumentar la eficiencia, reducir los costos transaccionales y fortalecer la responsabilizaci¨®n nacional.
En un discurso de 2006 ante las Naciones Unidas, Lula observ¨®: ¡°Si con tan poco hemos hecho tanto en Brasil, imaginemos lo que se podr¨ªa hacer a escala global si la lucha contra el hambre y la pobreza fuera una prioridad real para la comunidad internacional¡±. La Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza le ofrece al G-20 la oportunidad de ir m¨¢s all¨¢ de imaginar un futuro mejor y ayudar a crearlo.
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