Los 3.000 ni?os espa?oles de la emigraci¨®n senegalesa que sue?an con Espa?a
Los peque?os, que no hablan castellano, han obtenido la nacionalidad a trav¨¦s de sus padres, que viven o vivieron en el pa¨ªs europeo. El Instituto Cervantes de Dakar les familiariza con la lengua y la cultura a trav¨¦s de un proyecto piloto
En Senegal residen unos 3.000 ni?os espa?oles, hijos de emigrantes senegaleses que viven o han vivido en Espa?a y que en los ¨²ltimos a?os han obtenido esta nacionalidad, seg¨²n consta en los registros del Consulado de Espa?a en Senegal. Sin embargo, estos peque?os crecen en Senegal y muchos de ellos no han tenido contacto con Espa?a ni saben hablar castellano, una obligaci¨®n que fija la Constituci¨®n en su art¨ªculo 3: ¡°El castellano es la lengua espa?ola oficial del Estado. Todos los espa?oles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla¡±. Por ello, este verano, el Instituto Cervantes de Dakar ha puesto en marcha un proyecto piloto para ense?ar las primeras nociones de espa?ol a 30 de estos ni?os, el primer paso de una iniciativa m¨¢s ambiciosa. Las familias est¨¢n encantadas con la idea.
¡°Soy una taza, una tetera, una cuchara y un cuchar¨®n¡±. Con la m¨²sica del grupo Cantajuego de fondo y siguiendo los movimientos de la profesora Gabriela Mohadet, un grupo de ni?os baila y aprende espa?ol a la vez en un aula del Cervantes. Este campamento de verano dura dos semanas aprovechando las vacaciones escolares, un corto periodo de tiempo que sirve, al menos, para que los peque?os, de entre 8 y 12 a?os, hagan sus primeros pinitos con la lengua castellana. En otra aula, Herminia Abeso, tambi¨¦n profesora, juega a que los menores se toquen la cabeza, los ojos, las orejas o la nariz para que aprendan las diferentes partes del cuerpo.
¡°En casa les pongo la tele espa?ola, dibujos y programas, porque son espa?oles y est¨¢n obligados a aprender la lengua¡±, asegura Mamadou Niang Diop, quien emigr¨® a Espa?a en 1993 y adquiri¨® la nacionalidad seis a?os despu¨¦s. En el barrio de Ouest Foire de Dakar crecen sus cuatro hijos, mientras que ¨¦l est¨¢ a caballo entre ambos pa¨ªses con el coraz¨®n dividido. ¡°Mi filosof¨ªa es que crezcan aqu¨ª. Ya tendr¨¢n tiempo de estudiar y desarrollarse en Espa?a¡±, asegura mientras mira con orgullo la bandera rojigualda que preside su sal¨®n. Su peque?a Nabou es una de las beneficiarias de la iniciativa del Cervantes: ¡°Est¨¢ muy bien la idea, aprender espa?ol es su obligaci¨®n¡±, comenta.
Despu¨¦s de trabajar en una f¨¢brica de hojalata y ser camionero en Murcia, Niang Diop es ahora el responsable en Senegal de una empresa de ingenier¨ªa. ¡°Me fui porque buscaba una vida mejor. Empec¨¦ como vendedor ambulante, en esa ¨¦poca no ten¨ªamos problema con la polic¨ªa¡±, recuerda. ¡°Me instal¨¦ en Alcantarilla y la integraci¨®n fue f¨¢cil. Ten¨ªa muchos amigos espa?oles¡±. Tras casarse con su primera mujer, con la que tiene dos hijos que viven en Espa?a, conseguir la nacionalidad no fue un problema para ¨¦l. ¡°En 2012 comenc¨¦ a viajar a Senegal para vender motores y plataformas de un desguace. Vimos que se pod¨ªa sacar rendimiento y montamos la empresa aqu¨ª¡±, a?ade.
Entonces lleg¨® su segundo matrimonio en Dakar con Rose y, en los a?os siguientes, sus cuatro hijos, Nabou, Moctar, Fatou y Bintou Rassoul. Todos son espa?oles, salvo la madre. ¡°Fui al consulado, inici¨¦ el procedimiento. Los m¨¢s grandes tienen pasaporte y los peque?os su DNI. Cada vez que puedo vamos a Espa?a y pasamos tiempo all¨ª, la beb¨¦, de hecho, naci¨® en Talavera de la Reina¡±, dice. De Senegal se queda con las relaciones humanas, con esa familiaridad en el trato y la cercan¨ªa de la familia; de Espa?a le encanta la libertad, la organizaci¨®n, los amigos. ¡°Espa?a es mi pa¨ªs, forma parte de mi vida, pero Senegal tambi¨¦n es mi patria. Tengo dos culturas a mano y cojo lo mejor de cada una¡±, a?ade.
A Mamadou Mbaw, de 10 a?os, y su hermana Merie Mada, de 12, les encanta presumir de espa?oles. Su padre, Maguette Mbaw, emigr¨® a Espa?a en 2006 y, en una de sus visitas a Senegal dos a?os m¨¢s tarde, se cas¨® con Fatou Rose Diagne. ¡°Vienen de las clases del Cervantes y tratan de ense?arme palabras a m¨ª como dar los buenos d¨ªas¡±, asegura la madre con una sonrisa, ¡°ellos est¨¢n deseando que su padre se los lleve para all¨¢, son conscientes de las mejores condiciones de Espa?a. El peque?o no me habla de otra cosa que de jugar al f¨²tbol en Espa?a y sigue la Liga muy de cerca. Merie Mada quiere estudiar Medicina. Aqu¨ª ser¨ªa muy dif¨ªcil para nosotros, pero all¨¢ pueden tener becas y ayudas¡±, a?ade.
Que sepan d¨®nde est¨¢ Espa?a
Fatou Diagne trabaja en una empresa de construcci¨®n mientras su marido contin¨²a en Palma de Mallorca. ¡°Nos acabamos separando. Esto no era vida, siempre esperando a que pudiera venir. Ahora la prioridad son los ni?os, que tengan oportunidades. El proyecto del Cervantes me parece excelente porque estos ni?os son espa?oles, tienen que aprender la lengua. Es un pasito m¨¢s hacia sus sue?os. Yo le digo al padre que empiece a llevarlos en vacaciones para que empiecen a descubrir el mundo que les espera en el futuro¡±, explica Diagne en una pausa de su jornada laboral.
Mientras tanto, en el Instituto Cervantes, Mamadou y Merie Mada aprovechan la pausa de la ma?ana para atacar el desayuno: fruta, yogur, galletas y zumo. El campamento de verano, que incluye 60 horas de aprendizaje ling¨¹¨ªstico-cultural, cuesta unos 11.000 euros, a 365 euros por ni?o, que en esta experiencia piloto han sido aportados por tres empresas espa?olas que operan en Senegal, RIU, Elecnor y Quantum. Adem¨¢s, Captour ha facilitado los dos minibuses que aseguran el transporte de los ni?os. ¡°Hemos empezado por aquellos que viven en Dakar y alrededores y que no sepan nada de espa?ol. La idea es que sepan d¨®nde est¨¢ Espa?a y adquieran las primeras nociones de la lengua¡±, asegura Concha Barcel¨®, directora del Cervantes de Dakar.
Comienzan a las nueve de la ma?ana y terminan a las cuatro y tambi¨¦n se les da la comida, arroz con pollo, arroz con pescado o cusc¨²s de verduras. Ven dibujos animados, cantan y bailan, hacen teatro y, casi de manera inconsciente, van adquiriendo sus primeras competencias. ¡°Lanzamos la oferta a las familias a trav¨¦s del correo electr¨®nico y luego los llamamos. En una hora y media ya ten¨ªamos a los 30. Cada padre abona 5.000 francos CFA (unos 7,5 euros) a modo de compromiso¡±, explica Barcel¨®. Un d¨ªa, sus padres se fueron a Espa?a para encontrar las oportunidades que su pa¨ªs no les daba y muchos de ellos tuvieron que jug¨¢rsela en el mar y trabajar duro para conseguirlo; ma?ana, gracias a ese esfuerzo, estos ni?os que aprenden a decir ¡°buenos d¨ªas¡± y a reconocer las partes del cuerpo en lengua espa?ola tendr¨¢n el sue?o de sus padres al alcance de sus manos.
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