Ferro Gaita, 30 a?os de ¡®funan¨¢¡¯, la m¨²sica prohibida
La banda de Cabo Verde internacionaliz¨® el g¨¦nero como s¨ªmbolo de resistencia y reafirmaci¨®n de su identidad nacional
La brisa del atl¨¢ntico refresca el calor del sol de verano en el Alentejo portugu¨¦s. Las calles respiran una calma vibrante, la m¨²sica se est¨¢ tomando un breve descanso. En el Festival de M¨²sicas del Mundo de Sines (en julio) hay quien danza hasta el amanecer, o quien madruga con sus peque?os para participar en talleres con los artistas que m¨¢s tarde se subir¨¢n al escenario principal.
Hoy queremos guardar fuerzas para ¡°tira p¨¦ di txon¡±, que en criollo de Cabo Verde ser¨ªa algo as¨ª como levantar los pies del suelo o mover el esqueleto. Sueltos o agarrados, queremos bailar funan¨¢.
En la cafeter¨ªa del hotel est¨¢n los legendarios Estev?o Tavares, con el nombre art¨ªstico de Iduino, y Carlos Lopes, apodado Bino Branco, miembros de la banda Ferro Gaita, acompa?ados por su representante, Augusto Veiga, que d¨ªas despu¨¦s ser¨ªa nombrado ministro de Cultura de Cabo Verde. Esta es solo una pista de los grandes de la cultura caboverdiana que tenemos delante y del valor que su legado tiene m¨¢s all¨¢ del entretenimiento. Son los reyes del funan¨¢.
La m¨²sica del diablo
La que fuera la m¨²sica prohibida por los colonos portugueses en Cabo Verde, calificada como ¡°la m¨²sica del diablo¡±, salt¨® del mundo rural a la ciudad despu¨¦s de la independencia a finales de los setenta ¡ªcuando la clase pol¨ªtica e intelectual del pa¨ªs comenz¨® a rescatar sus ra¨ªces e identidad africana¡ª, y de ah¨ª a escenarios en todo el mundo. Ferro Gaita fue el gran responsable de esta ¨²ltima parte. Recientemente clasificado como Patrimonio Inmaterial Nacional, el funan¨¢ es un s¨ªmbolo de resistencia y de reafirmaci¨®n de la cultura caboverdiana.
Su peculiar sonoridad est¨¢ marcada por el protagonismo del acorde¨®n diat¨®nico ¡ªllamado gaita en las islas macaron¨¦sicas¡ª y del fren¨¦tico ferrinho ¡ªun hierro percutido a su vez con un cuchillo¡ª, a los que pueden acompa?ar otros instrumentos como el bajo, timbales, guitarra, y, en versiones m¨¢s recientes, los sonidos electr¨®nicos. No fue este el uso que el r¨¦gimen colonial esperaba que se diera al acorde¨®n cuando se introdujo a inicios del siglo XX como un sustituto a los ¨®rganos en las iglesias, m¨¢s costosos y dif¨ªciles de transportar.
Bucear en el funan¨¢ es un viaje apasionante lleno de curiosidades y paradojas de nuestra historia ¡ªcolonial¡ª contempor¨¢nea, cuyas injusticias y desigualdades siguen hoy d¨ªa muy presentes.
¡°Funan¨¢ is the new funk¡± (¡±El funan¨¢ es el nuevo funk¡±), as¨ª lo define Dino d¡¯Santiago, uno de los m¨¢ximos exponentes de la escena afroportuguesa actual, que nos confirma que el funan¨¢ sigue siendo un veh¨ªculo para la reivindicaci¨®n a trav¨¦s de la m¨²sica y del baile de emociones. El funan¨¢ se hace en Cabo Verde, pero tambi¨¦n en Lisboa, con el surgimiento de la banda portuguesa Fogo Fogo, o en Francia, de la mano de Zoufris Maracas, que incluso han compartido escenario con Ferro Gaita.
Cabo Verde en el mundo a trav¨¦s del funan¨¢
A punto de cumplir 30 a?os desde su fundaci¨®n en 1996, Ferro Gaita sigue en plena forma, contagiando de vitalidad e inspiraci¨®n a todo el que se le acerca. Hablan tras tocar en el Capverdien Weekend Luxemburgo, un festival cultural organizado por la di¨¢spora caboverdiana, quien suele ser su p¨²blico m¨¢s fiel y quien m¨¢s los reclaman a nivel internacional. Cabo Verde ha sido tradicionalmente un pa¨ªs de emigrantes. Seg¨²n la Organizaci¨®n Internacional para las Migraciones, la poblaci¨®n emigrada duplica a los residentes en las islas. Esta tendencia se viene revirtiendo en los ¨²ltimos a?os tras la mejora de la situaci¨®n econ¨®mica y social en el pa¨ªs, atrayendo incluso inmigraci¨®n de la costa occidental de ?frica.
¡°Tocamos con la misma fuerza e ilusi¨®n donde quiera que vamos, sean caboverdianos o no¡±, espeta con seriedad Bino Branco. ¡°No conozco ning¨²n sitio en el mundo donde hayamos tocado y el p¨²blico no haya bailado. Con funan¨¢ eso es imposible¡±, contin¨²a. ¡°Macao fue quiz¨¢s nuestro concierto m¨¢s extravagante. Claramente no entend¨ªan la letra, pero entraron totalmente en el ritmo y, a mis ojos, los movimientos del p¨²blico eran artes marciales. Nos encant¨®, fue muy divertido¡±, r¨ªe.
De ser considerado una cultura marginal a patrimonio nacional, la senda del funan¨¢ no ha sido precisamente lineal. El bum que el g¨¦nero tuvo en los ochenta y la revoluci¨®n que Bulimundo supuso introduciendo la bater¨ªa, el teclado y la guitarra, se fue desacelerando y desdibujando a medida que otros g¨¦neros como el zouk y los sonidos electr¨®nicos tomaron protagonismo.
Por aquel tiempo, Iduino, que ya hab¨ªa destacado como trompeta en la banda municipal de Praia, se sinti¨® llamado a aprender acorde¨®n con el gran maestro Bitori Nha Bibina, y en tan solo un a?o ya lo tocaba con destreza.
La aparici¨®n de Ferro Gaita en 1996 y la recuperaci¨®n de los instrumentos originales del funan¨¢ ¡ªel acorde¨®n y el ferrinho¡ª fue abrazada por el p¨²blico, as¨ª como por los m¨²sicos tradicionales que volvieron al circuito musical del que hab¨ªan sido relegados. ¡°En Cabo Verde el funan¨¢ tradicional recuper¨® fuerza, pero adem¨¢s empezamos a girar por todo el mundo: Estados Unidos, Cuba, Senegal¡ empezamos a representar al pa¨ªs a trav¨¦s del funan¨¢, como ya se hab¨ªa hecho antes con la morna o la coladeira¡±, a?ade Iduino. En un pa¨ªs donde la m¨²sica es uno de los principales motores econ¨®micos junto con las remesas y el turismo, no es casualidad que Ferro Gaita fuese distinguido en 2007 con la medalla nacional al m¨¦rito en la cultura. Para su 30? aniversario prepara un proyecto que, en colaboraci¨®n con otros artistas nacionales m¨¢s j¨®venes, incluye g¨¦neros como el rap, la tabanka, el batuko o el finan?on.
El relevo generacional en el funan¨¢ sigue siendo un tema controvertido, especialmente entre los mais velhos (veteranos). El cotxi p¨®, una variante del funan¨¢ m¨¢s acelerada si cabe, se abre paso entre los j¨®venes. Atr¨¢s quedan los videoclips en el campo y bailes de pies descalzos sacudiendo la tierra para abrir paso a los paisajes urbanos, coches de alta gama y cachimbas en discotecas. ¡°Est¨¢ bien, est¨¢ bien¡±, afirma Iduino con firmeza.
¡°Yo creo que el cotxi p¨® es funan¨¢. No es m¨¢s que la expresi¨®n de los j¨®venes de nuestro tiempo. Cada uno tiene su forma de estar en la m¨²sica y de relacionarse con ella. Todo para m¨ª tiene un valor. La base es el funan¨¢: un arte reconocido como patrimonio nacional. Lo que venga para sumar es bienvenido. Es necesario renovar el estilo al mismo tiempo que la juventud contin¨²e conectada con su identidad¡±, asume Iduino con la calma propia de un rastafari. ¡°Deja que hagan lo que quieran. No tiene que haber luchas de qu¨¦ es m¨¢s genuino. Todo lo que se haga con alma y trabajo est¨¢ bien¡±, sentencia Iduino. ¡°?Es otro hijo de Satan¨¢s!¡±, a?ade en¨¦rgico y sonriente Bino Branco. Re¨ªmos.
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