Donald Trump es una amenaza para su salud
Las primeras decisiones de la nueva Administraci¨®n estadounidense ponen en riesgo el derecho a la atenci¨®n sanitaria dentro y fuera de su pa¨ªs. Adem¨¢s de lamentarse, Europa debe prepararse y apostar por un modelo alternativo que apuntale los fundamentos pol¨ªticos, econ¨®micos y cient¨ªficos de la salud global
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De las tres decenas de ¨®rdenes ejecutivas con las que el elefante Trump ha irrumpido en la cacharrer¨ªa de la Administraci¨®n estadounidense, las que tocan a la salud nacional y global son las que pueden tener efectos de mayor alcance. Una serie de ¨®rdenes afectar¨¢n directamente a millones de ciudadanos estadounidenses en situaci¨®n precaria, obstaculizando su acceso a los servicios de salud. Otras nos afectar¨¢n a todos. La primera es la que retira a los Estados Unidos de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) y de sus mecanismos de financiaci¨®n. La segunda, menos publicitada pero de consecuencias igualmente dram¨¢ticas, establece una moratoria en cualquier transferencia o actividad de las agencias nacionales de ayuda al desarrollo.
Salvo que Trump encuentre el modo de encerrar tambi¨¦n a los virus en campos de concentraci¨®n, existen pocas justificaciones para la decisi¨®n de abandonar la OMS
Si a esto a?adimos las implicaciones sanitarias a largo plazo del frenazo y marcha atr¨¢s en materia clim¨¢tica, migratoria y de g¨¦nero, estas pueden haber sido las 24 horas m¨¢s rentables del movimiento reaccionario, aislacionista y anticient¨ªfico que corroe el debate de la salud global. Y nos sit¨²a a todos los dem¨¢s ante la responsabilidad de actuar en consecuencia. Como han se?alado numerosos expertos independientes, cada uno de estos movimientos constituye un monumental disparo en el pie, adem¨¢s de una injusticia. Javier Sampedro explicaba en este diario por qu¨¦ la retirada de la OMS no solo abre una irreparable v¨ªa de agua en las finanzas de esta organizaci¨®n ¡ªuno de cada seis euros de su presupuesto, en concreto¡ª, sino que convierte a EE UU en el segundo pa¨ªs miembro de las Naciones Unidas fuera de la OMS, con la improbable compa?¨ªa de Liechtenstein. Como un ni?o que se queda solo con su pelota, esto reducir¨¢ gravemente las capacidades de la instituci¨®n, pero tambi¨¦n excluir¨¢ a las agencias sanitarias estadounidenses del acceso a datos compartidos y de la influencia en pol¨ªticas fundamentales para su seguridad sanitaria. Por ejemplo, la que establezca el inminente Acuerdo de Pandemias, una herramienta clave en la gesti¨®n de futuras crisis infecciosas internacionales. Salvo que Trump encuentre el modo de encerrar tambi¨¦n a los virus en campos de concentraci¨®n, existen pocas justificaciones para esta decisi¨®n.
La segunda medida ha pasado m¨¢s desapercibida, pero sus consecuencias se har¨¢n notar de manera inmediata. Con m¨¢s de 62.000 millones de euros en 2023, EE UU es, con mucho, el principal donante del planeta. La congelaci¨®n temporal de cualquier transferencia en materia de ayuda al desarrollo es pr¨¢ctica habitual en los cambios de gobierno, pero en este caso anticipa una reconsideraci¨®n completa de estas pol¨ªticas, cuando no su evaporaci¨®n de la mano de los que Elvira Lindo ha bautizado como ¡°beb¨¦s jefazo¡±.
Para hacerse una idea de lo que esto significa, piensen en la Alianza Mundial de Vacunaci¨®n (GAVI), una iniciativa que ha salvado m¨¢s de 17 millones de vidas desde 2000 y que el pr¨®ximo mes de marzo se enfrenta al proceso de reposici¨®n multianual de fondos. La ausencia de EE UU podr¨ªa cercenar cerca del 25% del total de los recursos de la alianza, lo que supone una sentencia de muerte para miles de ni?os y pacientes vulnerables en los pa¨ªses m¨¢s pobres del mundo, que dependen de estos fondos para acceder a las vacunas.
Todo esto se produce antes incluso de que aterrice en Washington Robert F. Kennedy Jr., que con toda probabilidad se convertir¨¢ en el pr¨®ximo secretario (ministro) de Sanidad. Entre los m¨¦ritos m¨¦dicos y cient¨ªficos de esta celebridad antisistema est¨¢ su vieja batalla contra la vacuna del sarampi¨®n, una oposici¨®n p¨²blica y frontal que fue el fuelle de una epidemia explosiva en Samoa con m¨¢s de 4.000 casos y 83 muertes en el a?o 2019. Aunque la mayor parte de estas v¨ªctimas eran ni?os, Kennedy nunca expres¨® la menor duda sobre sus posiciones, lo que explica que en 2021 exigiese a la agencia estadounidense del medicamento un bloqueo de las vacunas contra la covid-19. O que pretenda hacer caja atacando la inmunizaci¨®n contra el virus del papiloma humano. En la Corte de los Milagros en la que se ha convertido la administraci¨®n Trump, este personaje amenaza con brillar con luz propia.
La ausencia de EE UU de GAVI supone una sentencia de muerte para miles de ni?os y pacientes vulnerables en los pa¨ªses m¨¢s pobres del mundo
Todas estas medidas estaban m¨¢s o menos cantadas y no provocar¨¢n muchos disgustos entre la base electoral MAGA (siglas de Make America Great Again). Lo que tal vez aprecien menos es la contrarreforma que afecta a sus propios derechos. Las decisiones de estas primeras horas incluyen medidas que complicar¨¢n el acceso a los servicios sanitarios para los 24 millones de ciudadanos acogidos a la Ley de Protecci¨®n al Paciente y Cuidado Asequible (ACA, por sus siglas en ingl¨¦s, tambi¨¦n conocida como Obamacare): el aumento de los precios de medicamentos, tratamientos y diagn¨®sticos; la reducci¨®n de la cobertura de servicios; o el endurecimiento de los requisitos para disfrutar del sistema. En el medio plazo, el debilitamiento de la alternativa p¨²blica empoderar¨¢ a las aseguradoras privadas y reducir¨¢ los beneficios de la competencia.
Vistas desde Europa, las decisiones de Trump y de quienes le votaron forman parte de un circo del que nunca querr¨ªamos formar parte. Pero es ingenuo pensar que las implicaciones m¨²ltiples y profundas de este proceso van a ser inocuas para nosotros. Como aprendimos en 2020 de la manera m¨¢s dolorosa, la consolidaci¨®n de un sistema de salud global s¨®lido, adecuadamente financiado e informado por la mejor ciencia se ha convertido en una necesidad existencial. Si EE UU decide trasladarse a la Edad Media ¡ªo a Marte, ya que estamos¡ª, la Uni¨®n Europea y sus socios globales debemos dar un decidido paso adelante y llenar ese vac¨ªo.
El desaf¨ªo es, al mismo tiempo, financiero, pol¨ªtico y cient¨ªfico. En el plano pol¨ªtico, Europa debe liderar el esfuerzo de la comunidad internacional para financiar las organizaciones e iniciativas que han demostrado m¨¢s eficacia a la hora de gobernar y hacer frente a los retos de la salud global. Este esfuerzo comienza por el apuntalamiento presupuestario de la OMS, contin¨²a con la refinanciaci¨®n exitosa de GAVI, el Fondo Mundial y otras iniciativas globales, y se completa con los avances en la cobertura universal de salud de los pa¨ªses de renta media y baja. Espa?a ¡ªque ha hecho compromisos firmes en este campo¡ª acoger¨¢ el pr¨®ximo mes de junio la IV Conferencia Internacional de Financiaci¨®n del Desarrollo, una ocasi¨®n de oro para abordar estos desaf¨ªos e impulsar una visi¨®n reparadora y equitativa.
En cuanto a las aspiraciones pol¨ªticas, el objetivo principal es no desandar el camino recorrido. El modo de mejorar este sistema multilateral de salud defectuoso y burocr¨¢tico no es abandon¨¢ndolo, sino reforzando su ascendiente, su independencia y su rendici¨®n de cuentas. Los pa¨ªses que se queden dentro de la OMS deben acelerar el proceso de reformas internas, la aprobaci¨®n de las herramientas legales internacionales y el respeto a las reglas del juego, que en el caso del derecho internacional humanitario est¨¢n heridas de muerte. Finalmente, Europa debe mostrarse intransigente en la defensa de los derechos de la mujer y de los colectivos LGTBIQ+: un verdadero santuario en un mundo que camina en la direcci¨®n opuesta. No ser¨¢ f¨¢cil, pero incluso Trump tiene l¨ªmites si su contrapeso es suficientemente s¨®lido.
Pero no llegaremos lejos en ninguno de estos objetivos si no logramos transformar un debate cada vez m¨¢s desinformado y anticient¨ªfico. Si algo demuestra la nueva victoria de Donald Trump es el modo en que la verdad y el conocimiento est¨¢n desapareciendo como motor de la conversaci¨®n p¨²blica.
Si Europa quiere liderar, debe invertir todo el capital pol¨ªtico y econ¨®mico que sea necesario para revertir esta situaci¨®n. Es una guerra que se libra en batallas fundamentales como la de la gobernanza de las redes sociales y de la inteligencia artificial. Tambi¨¦n en la vinculaci¨®n de los recursos p¨²blicos y de sus capacidades de innovaci¨®n con el inter¨¦s com¨²n y las verdaderas necesidades sanitarias globales. Convertir a la ciencia en parte de la locomotora que nos ayude a tomar el camino correcto en esta encrucijada de la historia.
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