Drones esp¨ªas y asesinatos en el d¨ªa a d¨ªa de los ind¨ªgenas m¨¢s aislados del mundo
La legislaci¨®n internacional reconoce a las comunidades no contactadas los mismos derechos que al resto de los ciudadanos, pero en la Amazonia siguen amenazados por m¨²ltiples peligros
Un s¨¢bado de septiembre, durante un viaje por el Reino Unido en plena campa?a para la defensa de la selva amaz¨®nica, Olimpio Guajajara se enter¨® del asesinato de su pariente Janildo Oliveira Guajajara, en Brasil. En una de las pausas de su trabajo junto a la organizaci¨®n de Derechos Humanos Survival International, Guajajara hab¨ªa querido ir a ver ¡°las piedras antiguas¡± de Inglaterra: ¡°Cuando volvimos de visitar el conjunto megal¨ªtico de Stonehenge (Wiltshire), supimos que Janildo hab¨ªa resultado emboscado y muerto a tiros¡±, explica Sarah Shenker, investigadora para la protecci¨®n de las tierras de los pueblos ind¨ªgenas no contactados de Survival.
Mientras Guajajara se acercaba a aquellos monumentos que la humanidad hab¨ªa construido hac¨ªa cinco mil a?os, en plena calle de una ciudad cercana a la tierra ind¨ªgena Arariboia ca¨ªa baleado otro guardi¨¢n de la Amazon¨ªa, un h¨¢bitat que se destruye a un ritmo cada d¨ªa m¨¢s fren¨¦tico: hasta 12.000 kil¨®metros cuadrados se pierden anualmente, seg¨²n las ¨²ltimas estimaciones.
Oliveira es el sexto protector muerto con violencia desde que el cuerpo de cuidadores fue creado, hace alrededor de una d¨¦cada, para mitigar la deforestaci¨®n que provoca la entrada de madereros ilegales a sus tierras. ¡°Los ind¨ªgenas siempre son los mejores guardianes de sus selvas, porque conviven con ella¡±, sostiene Shenker, que aclara que los guardianes guajaj¨¢s ¡°llevan flechas y arcos, las armas tradicionales que usan para cazar¡±. Protegen con su propia vida una zona del noreste de la Amazon¨ªa, un hogar-naturaleza que comparten con el pueblo aw¨¢, parte de cuyos habitantes rechaza cualquier contacto con la sociedad.
Aunque hay m¨¢s de cien pueblos ind¨ªgenas, entre ellos en la Amazon¨ªa, en el Chaco, en Indonesia, en algunas islas pertenecientes a la India y en Pap¨²a Occidental, que no mantienen contacto con el mundo, ¡°los aw¨¢s figuran entre los m¨¢s vulnerables y acosados de la tierra¡±, narra Shenker. Son fr¨¢giles frente al extra?o, sobre todo porque no tienen las defensas necesarias para muchas enfermedades que actualmente circulan.
Demuestran que no quieren relaci¨®n alguna con otros humanos apuntando flechas al cielo cuando pasan los aviones o dejando maderas cruzadas en los caminos. Es probable que esas maneras de demostrar que no quieren el contacto con los dem¨¢s provengan ¡°de todo lo que han visto en el pasado, porque han sufrido ataques en los que han visto morir a sus parientes, o por enfermedades que han tra¨ªdo personas que han entrado a su tierra a robar¡±, argumenta.
Esto no es un travelling de cine
El acoso cotidiano que sufren los aw¨¢s en la selva amaz¨®nica brasile?a fue patente, unos meses atr¨¢s, cuando se difundi¨® un v¨ªdeo que ellos mismos hab¨ªan grabado para denunciar la presencia de drones sobrevolando sus tierras. En esta comunidad hay personas que jam¨¢s han entrado en contacto con el exterior. Otros de sus miembros ofician de mediadores con los pueblos vecinos y el resto de la sociedad, de tal manera que estos hechos puedan ser dados a conocer por medios y redes sociales.
¡°Ellos no sab¨ªan qui¨¦n era responsable de los drones ni el motivo por el que les sobrevolaban¡±, pero, ¡°acostumbrados a tener su selva invadida¡±, intuyeron que esas c¨¢maras voladoras ¡°pod¨ªan tener que ver con el robo de sus terrenos¡±, argumenta Shenker. Adem¨¢s, ¡°ven que el Gobierno no hace nada para salvaguardar las tierras, a pesar de que cada d¨ªa padecen la intromisi¨®n de comandos armados que les amenazan¡±, agrega esta investigadora militante que pasa buena parte del a?o viviendo en Brasil y organiza desde all¨ª campa?as de apoyo a esos pueblos de Am¨¦rica Latina.
En ese rinc¨®n de la selva amaz¨®nica, donde el verde a¨²n no ha sido derrotado por la agroindustria, los pozos petroleros o la contaminaci¨®n por mercurio procedente de la extracci¨®n aur¨ªfera, las comunidades nativas deben convivir con el crimen organizado que parte del narcotr¨¢fico o con ese espionaje de baja intensidad.
El da?o causado por los madereros se puede constatar en un mapa satelital, que muestra c¨®mo donde antes hab¨ªa selva, ahora solamente quedan algunas islas verdes, que pertenecen a las tierras ind¨ªgenas, indica la activista. Al haber arrasado con los ¨¢rboles de los bosques circundantes, ¨²nicamente les queda la opci¨®n de ¡°invadir y robar la madera de alto valor de las tierras de los ind¨ªgenas, de manera ilegal, porque eso est¨¢ demarcado y protegido por la constituci¨®n brasile?a y la legislaci¨®n internacional¡±, enfatiza.
En efecto, la deforestaci¨®n del Amazonas se mide hoy en cifras r¨¦cord, algo a lo que seguramente ha contribuido la tala ilegal de madera, que increment¨® un 22% en un a?o (con respecto al mismo periodo anterior), seg¨²n n¨²meros oficiales, dados a conocer en Brasil, en noviembre de 2021. La p¨¦rdida de 13.235 kil¨®metros cuadrados de ¨¢rboles entre 2020 y 2021 fue la cifra m¨¢s alta de p¨¦rdida de vegetaci¨®n registrada en los ¨²ltimos 15 a?os, seg¨²n el balance elaborado por el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE).
La deforestaci¨®n de Brasil: ni ¨¢rboles ni hijos de esta tierra
Para la investigadora de Survival, a esta situaci¨®n de larga data se ha sumado la desidia ¡ªcuando no la complicidad¡ª del Gobierno del ya expresidente Jair Bolsonaro que, ¡°lejos de conservar, anima a abrir caminos de lo que ellos llaman ¡®desarrollo econ¨®mico¡¯¡±. Tampoco contribuyen las propuestas de cambio de legislaci¨®n nacional, en Brasil, para dificultar a los ind¨ªgenas el registro de sus territorios, o para que la extracci¨®n de minerales y otras materias primas sea m¨¢s redituable para quienes tienen en sus manos esa explotaci¨®n a gran escala.
Ante este clima de tensi¨®n, los guardianes ind¨ªgenas ¡°no han parado de trabajar, porque ven que es la ¨²nica forma de proteger sus tierras¡±, explica Shenker. Tambi¨¦n para ellos, las nuevas tecnolog¨ªas (drones e im¨¢genes satelitales) pueden ser aliadas a la hora de dar testimonio de la acelerada destrucci¨®n de la biodiversidad en sus tierras.
Como contrapeso, algunos de estos derechos a la preservaci¨®n de la propia tierra han sido recogidos recientemente por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en el apartado de la ¡°protecci¨®n territorial¡± de los territorios de ¡°pueblos en aislamiento voluntario¡±, en el informe llamado Pueblos Ind¨ªgenas y Tribales de la Panamazon¨ªa, publicado en octubre de 2019. En ¨¦l, el ¨®rgano aut¨®nomo de la Organizaci¨®n de Estados Americanos (OEA) mencionaba, justamente, ¡°la agudizaci¨®n de los retos de los pueblos ind¨ªgenas y tribales advertidos por la CIDH a trav¨¦s de sus diversos mecanismos de protecci¨®n y promoci¨®n de los derechos humanos plasmados en sus publicaciones anteriores¡±.
Con los argumentos claros, y a favor de los pueblos originarios, parte de la acci¨®n colectiva consiste en que la opini¨®n p¨²blica se vuelque en las luchas de los pueblos ind¨ªgenas y su reconocimiento como sociedades contempor¨¢neas, en pie de igualdad con las dem¨¢s.
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