El ¨²ltimo pueblo ind¨ªgena contactado en Colombia lucha por regresar a su hogar desde hace m¨¢s de 30 a?os
Los nukak se han visto diezmados por la deforestaci¨®n, las enfermedades ¡®blancas¡¯ y la pobreza. Sara Mediavilla, de Survival International, aboga por que los 900 supervivientes recuperen sus tierras
Mi primer d¨ªa en la ciudad de San Jos¨¦ del Guaviare, al este de Colombia. Diluviaba, y un grupo de unas 10 mujeres, ni?os, beb¨¦s y algunos hombres se refugiaban apretados bajo un techo de zinc al otro lado de la calle. Se les ve¨ªa nerviosos, mirando de un lado a otro. Edilson, mi gu¨ªa, les hizo se?as con la mano y, al reconocerlo, se alegraron de encontrar a su viejo amigo.
Este grupo nunak hab¨ªa llegado a la ciudad al amanecer para tratar de conseguir algo de comida, medicinas y provisiones. ¡°Y algunos tambi¨¦n para mendigar y conseguir alcohol¡±, a?adi¨® Edilson. Llevaban horas esperando la camioneta que hab¨ªa prometido llevarles de regreso a Aguabonita, uno de los asentamientos temporales del pueblo nukak en las afueras de San Jos¨¦ del Guaviare, pero esta no llegaba. Tras una larga espera, acabamos viajando juntos hasta Aguabonita. En el viaje, dos madres nos contaron que sus beb¨¦s estaban enfermos con fiebre y diarrea, ¡°probablemente malaria¡±, a?adieron. Cuando llegamos, Edilson y yo pasamos el resto del d¨ªa conversando con los nukak en sus malocas: grandes casas comunales abiertas en las que una o varias familias cocinan, comen, duermen, trabajan, descansan, gritan, discuten y r¨ªen.
Este es el d¨ªa a d¨ªa del pueblo nukak en el departamento de Guaviare, anta?o el territorio ancestral comprendido entre los r¨ªos Guaviare e In¨ªrida y cubierto por las estribaciones de la densa selva amaz¨®nica; hoy un paisaje cuarteado por la deforestaci¨®n para ganader¨ªa extensiva. Los nukak son los ¨²ltimos ind¨ªgenas en ser contactados por la sociedad mayoritaria colombiana, y uno de los ¨²ltimos pueblos n¨®madas del pa¨ªs.
Invadidos por cocaleros y grupos armados
Los misioneros evangelistas de la controvertida Misi¨®n Nuevas Tribus comenzaron a contactarlos de forma forzada en los a?os setenta. Paralelamente, su territorio fue progresivamente invadido por cocaleros, grupos armados y colonos. Las enfermedades blancas comenzaron a aparecer entre los nukak y con ellas las medicinas blancas con las que los misioneros les encandilaban. Ese c¨ªrculo de dependencia forzada hizo que en 1988, un grupo de aproximadamente 40 ind¨ªgenas apareciera inesperadamente en el pueblo de Calamar, recientemente fundado dentro de su territorio.
A partir de ese momento la cat¨¢strofe se precipit¨® sobre el pueblo nukak. Como consecuencia del contacto regular, m¨¢s de la mitad murieron en pocos a?os, la mayor¨ªa por gripe. En 2019, la Corte Constitucional los declar¨® uno de los 32 pueblos de Colombia en riesgo inminente de extinci¨®n. Actualmente, solo sobreviven alrededor de 900.
Alrededor del 25% de su reserva ha sido talada para cultivos ilegales, principalmente de coca y palma y ranchos ganaderos, y el conflicto armado ha dejado un territorio invadido por grupos armados y minas antipersona
Poco despu¨¦s del primer contacto, estos ind¨ªgenas eran considerados como uno de los pueblos con m¨¢s movilidad de Am¨¦rica Latina. Hoy, como resultado del desplazamiento forzado, viven confinados en 14 asentamientos en los lindes de su territorio ancestral en el departamento del Guaviare. Su precaria situaci¨®n y el reciente contacto con la sociedad mayoritaria los hacen extremadamente vulnerables a enfermedades como la gripe y el sarampi¨®n, contra las que no tienen inmunidad. Los j¨®venes y ni?os viven particularmente expuestos al abuso del alcohol, las drogas, la violencia sexual y el reclutamiento forzado para trabajar en las plantaciones ilegales de coca en lo que hace poco m¨¢s de 30 a?os era su hogar.
En 1993, gracias a una campa?a de la Organizaci¨®n Nacional Ind¨ªgena de Colombia (ONIC), de la que se hizo eco internacional Survival International, se cre¨® el Resguardo (la reserva) nukak, ampliado en 1997 hasta alcanzar casi el mill¨®n de hect¨¢reas de selva. A d¨ªa de hoy, la reserva ha sido deforestada significativamente. Alrededor del 25% ha sido talado para cultivos ilegales, principalmente de coca y palma y ranchos ganaderos, y el conflicto armado ha dejado un territorio invadido por grupos armados disidentes y sembrado de minas antipersona.
El Decreto Ley de V¨ªctimas de 2011, en el marco de las negociaciones del Acuerdo de Paz de Colombia, establece ¡°medidas de asistencia, atenci¨®n, reparaci¨®n integral y de restituci¨®n de derechos territoriales a las v¨ªctimas pertenecientes a los pueblos y comunidades ind¨ªgenas¡±, pero la espera por ver los derechos de los ind¨ªgenas nukak respetados es larga y precaria. Ignorados en gran medida por las autoridades, no tienen acceso a atenci¨®n m¨¦dica b¨¢sica, educaci¨®n y oportunidades laborales. Y, sobre todo, no tienen acceso a su territorio.
Ante el abandono estatal, los nukak han elaborado un plan de retorno para la prospecci¨®n y an¨¢lisis de habitabilidad de su territorio ancestral con el apoyo de algunas organizaciones aliadas. Sin embargo, el regreso es peligroso: necesitan que las autoridades reubiquen a los colonos campesinos que ocupan el territorio, que expulsen a los grupos armados y a los cultivadores de coca y palma. El tiempo corre: el Gobierno central debe actuar con agilidad y garantizar un regreso seguro para que los nukak puedan prosperar de nuevo como un pueblo independiente y autosuficiente. Ahora m¨¢s que nunca, necesitan que sus aliados internacionales apoyen su lucha. ¡°Seguimos queriendo volver a casa. En el territorio ten¨ªamos agua limpia y no hab¨ªa zancudos [el mosquito que transmite la malaria]. Aqu¨ª estamos abandonados, pero el nukak siempre lucha por su familia¡±, dice Alex Tiny¨², del asentamiento nukak de Charras.
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