La igualdad en un centro de educaci¨®n para adultos
Recobrar la confianza es el prop¨®sito ineludible y orientador de la actividad docente. En un centro para mayores de edad de Ceuta se ense?a a quienes empezaron m¨¢s tarde sin los condicionamientos sociol¨®gicos que, con frecuencia, hunden a muchos estudiantes en la humillaci¨®n
Pasan algunos minutos de las cuatro de la tarde y comienza la actividad del turno vespertino en el aula de idiomas del CEPA Edrissis de Ceuta. El profesor de lengua inglesa, Jes¨²s Canca, escucha el timbre de inicio de la clase; no obstante, espera al alumnado rezagado. Es importante que todos los estudiantes est¨¦n presentes.
Aguarda, con apariencia distra¨ªda, teniendo presente al grupo de amas de casa que no faltan un solo d¨ªa...
Pasan algunos minutos de las cuatro de la tarde y comienza la actividad del turno vespertino en el aula de idiomas del CEPA Edrissis de Ceuta. El profesor de lengua inglesa, Jes¨²s Canca, escucha el timbre de inicio de la clase; no obstante, espera al alumnado rezagado. Es importante que todos los estudiantes est¨¦n presentes.
Aguarda, con apariencia distra¨ªda, teniendo presente al grupo de amas de casa que no faltan un solo d¨ªa, aunque caigan chuzos de punta. ¡°Su retraso por unos minutos se puede dar por justificado¡± ¡ªcomenta¡ª¡±hacen un enorme sacrificio para venir al centro cada tarde¡±. Les resulta imposible llegar puntuales despu¨¦s de recoger la cocina, organizar la casa y ¡°alojar¡± a sus hijos con alg¨²n pariente hasta que terminan las clases, a las nueve de la noche.
¡ª ¡°Buenas tardes, ?Se puede?¡± (se oye una voz suave, desde el umbral de la puerta, mientras unos nudillos apenas la rozan).
¡ª ¡°Adelante Saba (nombre supuesto), te est¨¢bamos esperando¡± (responde el profesor, haciendo un gui?o de complicidad).
¡ª ¡°Perd¨®n profe (se excusa Saba). Mi hijo peque?o anda hoy un poco pachucho y no quer¨ªa quedarse con la abuela¡±.
¡ª ¡°Tranquila Saba. Espero que se mejore¡± (contesta el profesor).
Es el mes de mayo, asistimos a una sesi¨®n con un grupo de estudiantes del ¨²ltimo curso de Educaci¨®n Secundaria para Personas Adultas. Jes¨²s Canca presenta el trabajo final de curso: un proyecto did¨¢ctico de estudio, indagaci¨®n y an¨¢lisis en torno a una canci¨®n en ingl¨¦s. Podemos visionar los trabajos de Roc¨ªo Ayora y de Sandra Ayora.
Se tratar¨ªa de propiciar el aprendizaje sem¨¢ntico, morfol¨®gico, fon¨¦tico y la ampliaci¨®n de vocabulario en lengua inglesa. La m¨²sica es el pretexto. Lengua inglesa, m¨²sica y tecnolog¨ªas de la informaci¨®n y de la comunicaci¨®n se configuran como ejes instrumentales del proyecto.
Facilita instrucciones, que se recogen por escrito en la Gu¨ªa del Proyecto My Song, y un modelo de cursos anteriores. En esta ocasi¨®n el de Sirall Abdel-lah sobre la canci¨®n Rolling in the deep, de Adele. Estos materiales, junto a otros de ampliaci¨®n curricular, almacenamiento, participaci¨®n, colaboraci¨®n y fomento de la autonom¨ªa, est¨¢n siempre disponibles en el blog de aula English@Edrissis.
Algo inquieto, uno de los estudiantes pregunta: ¡°?Sobre qu¨¦ canci¨®n, profe...?¡±
¡°Profe... ?Puedo hacerlo de la canci¨®n que quiera?¡± pregunta otro.
Jes¨²s Canca responde que elegir¨¢n entre dos posibles. El criterio de b¨²squeda ser¨¢ el de la fecha de nacimiento de cada uno.
Deben buscar las composiciones en lengua inglesa que estuvieran de moda en esa fecha, una en Estados Unidos y otra en Europa. Les facilita algunos enlaces para la b¨²squeda. Una vez localizadas e identificadas, tendr¨¢n que decidirse por una de las dos. Expectantes se van a casa, pensando en esas tonadas famosas que pod¨ªan sonar, entonces, como n¨²mero 1 en las listas de ¨¦xito europeas y americanas.
Este modo de proceder que vincula el rigor en el aprendizaje, la motivaci¨®n, en este caso a trav¨¦s de la m¨²sica y la letra de una canci¨®n en ingl¨¦s, y la promoci¨®n del ¨¦xito acad¨¦mico, personal y laboral, pasa a ser una preocupaci¨®n principal. Recobrar la confianza en s¨ª mismos es el prop¨®sito ineludible y orientador de la actividad docente. Hacer del trabajo de aula una tarea que ocupe un presente liberador de condicionamientos sociol¨®gicos que, con frecuencia, hunden a muchos estudiantes en la irrelevancia.
Rechazar cualquier destino predeterminado
En educaci¨®n de adultos los puntos de partida de los estudiantes son muy diferentes. Alumnado de 18 a?os que, sin titular, no sigue estudios en el instituto y los contin¨²a en un centro de adultos. Otros llevan a?os sin estudiar o incluso han estudiado franc¨¦s como lengua extranjera y, sin embargo, ahora se deciden por el idioma ingl¨¦s. En la mayor¨ªa de los casos, sus historias previas de fracaso les impiden acceder con ilusi¨®n a los estudios acad¨¦micos.
En este marco, el relato de Jes¨²s Canca sobre el transcurso vital de Saba (la alumna que a sus 50 a?os irrump¨ªa t¨ªmidamente al principio de la sesi¨®n) nos permite tomar la medida de valor a los Centros de Educaci¨®n de Personas Adultas (CEPA). Las circunstancias de Saba representan, en gran medida, las de un porcentaje considerable de estudiantes adultos que acuden, diariamente, a este centro de la ciudad de Ceuta, en el norte de ?frica y fronteriza con Marruecos.
Saba nace en una peque?a localidad de Marruecos y, seg¨²n ella cuenta, siempre hab¨ªa sido una ni?a t¨ªmida, de ojos negros chispeantes a la que, desde sus primeros a?os, la suerte parec¨ªa darle la espalda. Pierde a su padre a los cuatro a?os en un accidente de tr¨¢fico. No le queda otra alternativa que colaborar en el sustento de su familia. Conoci¨® la miseria.
Vivi¨® ¨¦pocas de penuria y pas¨® hambre junto a su madre y sus siete hermanos. No tuvo infancia y apenas pudo ir al colegio, ten¨ªa que ayudar en las tareas de la casa y la crianza de sus hermanos. Cada d¨ªa se convert¨ªa en un reto de supervivencia. Sal¨ªa a la calle a conseguir algo de dinero: vend¨ªa agua por la playa, hierbabuena en el zoco, mendigaba algunos d¨ªrhams por las callejuelas de la medina y limpiaba casas cuando dej¨® atr¨¢s su ni?ez.
De joven, en busca de una vida mejor, lleg¨® a Ceuta. Se gan¨® la vida como empleada de hogar. Conoci¨® a un joven con el que se cas¨®. Sac¨® adelante a tres hijos a la sombra de un marido ausente. Hoy, con un nudo en la garganta, confiesa que asumi¨® este modo de vivir para que sus hijos no crecieran sin la figura paterna, como a ella le pas¨®.
Reci¨¦n llegada a Ceuta, en su permanente af¨¢n de superaci¨®n y para subsanar sus lagunas con el idioma, particip¨® en unos talleres de alfabetizaci¨®n en el antiguo Colegio de las Adoratrices, donde aprendi¨® a leer y escribir sus primeras letras en castellano. Como hablante de dariya (variedad dialectal del ¨¢rabe oral de la zona norte de Marruecos), siempre ha tenido el prop¨®sito de derribar esa barrera ling¨¹¨ªstica para crecer y desarrollarse en plenitud en una cultura diferente.
Cuando empezaba a dominar la lengua y obtuvo la nacionalidad espa?ola, decidi¨® sacarse el carn¨¦ de conducir y matricularse en el CEPA Edrissis; lugar que se convierte en su segundo hogar y en el que pasar¨¢ las tardes de los ¨²ltimos a?os. Primero cursando las Ense?anzas Iniciales, para m¨¢s tarde dar el salto a la Educaci¨®n Secundaria para Personas Adultas. Ahora ya cuenta con el T¨ªtulo de Graduado en ESO. Se siente orgullosa. Agradecida.
En su c¨ªrculo m¨¢s pr¨®ximo no se entend¨ªa ¡°esa forma tan tonta de perder el tiempo¡±. Acostumbrada a luchar contra la adversidad, Saba, orgullosa de s¨ª misma, comenta que ha obtenido ¡°la recompensa de todo lo sufrido a lo largo de los a?os¡±.
Saba ya tiene nuevos planes, quiere seguir estudiando un Grado Medio de Formaci¨®n Profesional de Peluquer¨ªa para ponerse a trabajar en algo que le gusta. Sin duda, tambi¨¦n lo conseguir¨¢, comenta Jes¨²s Canca.
Saba, como muchos otros estudiantes, representa la descripci¨®n que hizo Daniel Pennac en Mal de escuela: ¡°... nunca van solos a la escuela. Lo que entra en clase es una cebolla: unas capas de pesadumbre, de miedo, de inquietud, de rencor, de c¨®lera, de deseos insatisfechos, de furiosas renuncias acumuladas sobre un fondo de vergonzoso pasado, de presente amenazador, de futuro condenado. (...) En realidad, la clase solo puede empezar cuando dejan el fardo en el suelo y la cebolla ha sido pelada. (¡) a menudo basta una mirada, una palabra amable, una frase de un adulto confiado, claro y estable, para disolver esos pesares (...) La cebolla se recompondr¨¢ a la salida y sin duda ma?ana habr¨¢ que empezar de nuevo. Pero ense?ar es eso: volver a empezar hasta nuestra necesaria desaparici¨®n como profesor¡±.
Llegados a este punto, nos detenemos para continuar con el relato en el siguiente art¨ªculo. Hay momentos de la vida escolar de Saba y sus compa?eros en los que merece la pena detenerse.
Continuar¨¢.