El conservacionista que fingi¨® comer carne de tigre para salvarlo de su extinci¨®n
Karl Ammann ha pasado 10 a?os investigando a las mafias que cr¨ªan y matan tigres en el sudeste asi¨¢tico para luego venderlos ¨ªntegros o por piezas en el mercado negro. Se estima que en esta regi¨®n hay 300 ejemplares en libertad, aunque muchas ONG denuncian que est¨¢n a punto de desaparecer. Su trabajo se recoge en ¡®The Tiger Mafia¡¯, documental que se estrena en Espa?a
?Qu¨¦ es lo que estar¨ªas dispuesto a hacer para evitar la extinci¨®n de una especie animal? Aunque resulte contradictorio, el conservacionista Karl Ammann (St. Gallen, Suiza, 1948) se plante¨®, incluso, comer su carne. O al menos, aparentarlo, aunque eso le supusiera un debate interno y moral.
Su gesto ante la c¨¢mara se adivina serio, inc¨®modo, incluso algo apesadumbrado. Est¨¢ sentado en uno de los lujosos restaurantes dentro del King Romans Casino, un complejo construido a semejanza de Las Vegas, a orillas del r¨ªo Mekong, en el llamado Tri¨¢ngulo de Oro, en la frontera entre Tailandia, Myanmar y Laos.
Ammann tiene ante s¨ª el men¨² del restaurante y uno de sus productos estrella y, por tanto, tambi¨¦n m¨¢s caros: un plato de carne de tigre, por 988 renminbis (132.90 euros). ¡°Pedirlo y fingir que la com¨ªamos era crucial para poder saber si era carne falsa o aut¨¦ntica. Con verla en el tour que me hicieron por las cocinas no era suficiente, ten¨ªa que tomar una muestra y llevarla posteriormente a un laboratorio¡±, explica en una videollamada desde su casa en Nanyuki, (Kenia), donde vive desde hace 40 a?os. ¡°Los an¨¢lisis dieron positivo, as¨ª que era la ¨²nica manera de demostrar de que s¨ª, de que se vende y ofrece p¨²blicamente carne de este animal¡±, a?ade.
Adem¨¢s de fingir comer carne de tigre, Karl Ammann lleva 10 a?os haci¨¦ndose pasar por comprador de animales salvajes o de joyer¨ªa realizada con sus colmillos o huesos; ha alternado con los que son considerados los jefes de este negocio ilegal en todo el sudeste asi¨¢tico; les ha sonsacado informaci¨®n y los ha grabado con una c¨¢mara, a menudo escondida en su bolso, adem¨¢s de hacerse pasar por otro turista m¨¢s en los zool¨®gicos de medio mundo para conocer los entresijos de primera mano.
Estas situaciones, al m¨¢s estilo del periodismo gonzo, se pueden ver en el documental The Tiger Mafia, un trabajo de investigaci¨®n que denuncia c¨®mo las organizaciones mafiosas en el sudeste asi¨¢tico cr¨ªan, comercializan y venden de manera ilegal ejemplares completos o por partes de estos animales, en peligro de extinci¨®n, para luego comercializarlos en las industrias farmac¨¦uticas y joyeras clandestinas. La pel¨ªcula se estrena en Espa?a este viernes 22 de octubre, al hilo del festival Another Way of Festival, que celebra su 7? edici¨®n de cine sobre progreso sostenible desde hoy hasta el pr¨®ximo 28 en Madrid, en un formato h¨ªbrido, presencial y virtual.
Un mercado negro que genera millones
En el mundo quedan apenas 3.900 tigres salvajes que vivan en libertad, repartidos en 13 pa¨ªses. En Vietnam, Laos, Myanmar, Tailandia y China, donde Ammann ha centrado su estudio, se estima que se conservan 300 ejemplares, aunque muchas ONG denuncian que est¨¢n a punto de desaparecer, de llegar a cero. ¡°La conclusi¨®n m¨¢s angustiosa que hemos sacado de toda esta investigaci¨®n es c¨®mo de r¨¢pido evoluciona este mercado y lo lejos que est¨¢n dispuestos a llegar para ganar dinero. Y ahora, con internet como aliado para poder vender m¨¢s, el mercado se expandir¨¢¡±, lamenta Ammann.
En el mundo quedan apenas 3.900 tigres salvajes que vivan en libertad, repartidos en 13 pa¨ªses. En Vietnam, Laos, Myanmar, Tailandia y China se estima que se conservan 300 ejemplares, pero las ONG temen que est¨¢n a punto de llegar a 0
La triste realidad es que en la actualidad hay m¨¢s ejemplares de tigres salvajes que viven en cautividad que en libertad. Un drama que ya apunt¨® la serie Tiger King de Nextflix y que ahora la pel¨ªcula de Karl, junto al productor Laurin Merz, viene a confirmar. Y la inmensa mayor¨ªa lo hacen en condiciones infrahumanas en parques tem¨¢ticos, zool¨®gicos o granjas para su cr¨ªa. Durante a?os, Ammann los visit¨® para recopilar informaci¨®n y denunciar su dram¨¢tica situaci¨®n en pa¨ªses como Laos, que a pesar de que desde 2016 prometiera acabar con este comercio, sigue siendo centro mundial del tr¨¢fico de vida silvestre, como ya revel¨® Ammann en un reportaje en The Washington Post.
Un mercado que se extiende por todo el globo y en forma de souvenirs y joyas, como pulseras, collares y pendientes, que pueden alcanzar precios desorbitados, o rarezas y piezas extravagantes como el pene de un tigre, que en el mercado negro cuesta alrededor de 2.600 euros, tal y como se muestra en una escena de la pel¨ªcula. ¡°No creo que nadie pueda hacer una estimaci¨®n exacta, pero si calculamos que se cr¨ªan al a?o 10.000 ejemplares de tigre y un tercio de ellos se venden en el mercado negro, a 50.000 d¨®lares (43.019 euros) cada uno, hablamos de millones¡±, estima el conservacionista. ¡°Sin olvidar todo el beneficio que da a intermediarios y vendedores de joyer¨ªa y huesos¡±, a?ade.
La pel¨ªcula, seg¨²n confiesa Ammann, es casi ¡°un accidente¡±, fruto de muchos a?os de trabajo ¡°sin un plan concreto¡±. El cineasta lleg¨® a almacenar m¨¢s de 200 horas de grabaci¨®n: ¡°Al principio no sab¨ªamos si iba a haber suficiente material. Una nueva informaci¨®n conduc¨ªa a nuevos contactos y a m¨¢s preguntas que deb¨ªan hacerse. As¨ª que era cuesti¨®n de volver al sudeste asi¨¢tico y seguir trabajando¡±.
Algunas de las ¨²ltimas partes del rodaje en Laos, seg¨²n explica el productor Laurin Merz, se produjeron al mismo tiempo que China cerraba sus fronteras por el coronavirus. ¡°Nos llev¨® a?o y medio acabar la pel¨ªcula, porque hab¨ªa que elegir la mejor historia, un hilo que seguir entre tan buen material, adem¨¢s de grabar algunas escenas m¨¢s, al tiempo que edit¨¢bamos paralelamente¡±, explica Merz. Un film que recientemente ha sido vetado en China, otro de los epicentros de este negocio de animales salvajes.
Amman reconoce que su pasi¨®n por la defensa de los animales naci¨® despu¨¦s de un viaje por el r¨ªo Congo en 1988. All¨ª pudo ver algo ins¨®lito para ¨¦l: una hilera de cientos de primates sacrificados que m¨¢s tarde ser¨ªan vendidos como carne de animal salvaje en el mercado. Aquel fue uno de los acicates para seguir investigando. Pero no solo sobre los tigres, su ¨²ltima obsesi¨®n, sino tambi¨¦n sobre los rinocerontes, adem¨¢s de lo importante que es preservar la biodiversidad y la fauna para la salud global. ¡°Cuanto m¨¢s interactuamos con esta vida silvestre, m¨¢s vaciamos el bosque y mayor es la probabilidad de que otros virus aparezcan. Vamos a tener m¨¢s epidemias de este tipo y el comercio de estas especies es una de las actividades que peligrosas. Hay que hacer algo¡±, alerta el tambi¨¦n fot¨®grafo. ?Pero es quiz¨¢s demasiado tarde para ponerle remedio? ¡°Ya resulta esperanzador comenzar a discutir del tema, pero, ?cu¨¢l es el momento adecuado? No s¨¦. Quiz¨¢s deber¨ªamos haber comenzado hace 510 a?os, quiz¨¢s ya sea tarde en el juego o quiz¨¢s no¡±, contesta el director, que humildemente, duda si la tem¨¢tica de su pel¨ªcula interesar¨¢ a muchos. De lo que no tiene dudas es de que volver¨ªa fingir que come carne si con ese gesto salva de la extinci¨®n a una especie animal.
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