Una mujer de Gambia consigue hacer del pl¨¢stico una fuente de riqueza
Isatu Ceesay ha generado un movimiento en Gambia que ha puesto el cuidado del medioambiente en el centro de sus vidas
Isatu Ceesay ha hecho del cuidado del medioambiente su pasi¨®n. Ha fundado en su pa¨ªs, Gambia, una organizaci¨®n feminista que busca el empoderamiento de las mujeres, ayud¨¢ndolas a generar sus propios ingresos a trav¨¦s del cuidado del planeta. Se trata de un movimiento, un estilo de vida basado en el reciclaje, en el que participan cientos de mujeres; quienes se suman, mejoran su situaci¨®n econ¨®mica y tambi¨¦n su entorno . Todo ello revierte en una mayor calidad de vida para ellas y sus familias. Pero no est¨¢ satisfecha con lo logrado hasta ahora, quiera traspasar fronteras. Sue?a con que su mensaje se oiga en todo el mundo y que sean muchos los que empiecen a ponerlo en pr¨¢ctica en sus casas, para que luego se pueda dar un paso m¨¢s: ¡°Quiero ver de lo que somos capaces de conseguir todos juntos. Estoy convencida de que si empiezan por abajo, poco a poco ir¨¢n subiendo y cada vez querr¨¢n hacer m¨¢s cosas¡±, sue?a la activista.
Si mi madre puede hacer cosas sin ninguna formaci¨®n, ?qu¨¦ puede hacer una mujer educada? Posiblemente, mucho m¨¢s que esoIsatu Ceesay
Ceesay naci¨® y se crio en el seno de una familia de refugiados de Mal¨ª asentada en Njau, en la regi¨®n de Central River, en el norte de Gambia. Las experiencias que vivi¨® desde muy peque?a en esa comunidad han marcado su trayectoria. Cuando era muy joven se percat¨® de que no ten¨ªa nombre; fuera a donde fuera, siempre era la refugiada. Tambi¨¦n se dio cuenta de que carec¨ªa de cualquier privilegio y de que sus padres se ve¨ªan obligados a trabajar m¨¢s duro que el resto de sus vecinos para sacar adelante a la familia. Su progenitor falleci¨® cuando era adolescente y la madre tuvo que redoblar sus esfuerzos para que todos sus hijos pudieran comer y asistir al colegio. Recuerda que en aquellos a?os se dio cuenta de que las mujeres pod¨ªan hacer muchas cosas. Por eso se hizo la promesa de dedicar su vida a mejorar las condiciones de estas. ¡°Si mi madre lo hizo sin ninguna formaci¨®n, ?a qu¨¦ puede llegar una mujer educada? Posiblemente, a mucho m¨¢s que eso¡±, afirma.
Todo ello le llev¨® a crear una asociaci¨®n de mujeres. Quer¨ªa que constituyera un paraguas para ¡°ense?arles que nadie nace con un estatus, nadie nace con habilidades aprendidas. Tienes que trabajar para tenerlas¡±. As¨ª surgi¨® Women¡¯s Initiative Gambia (WIG), o Iniciativa de Mujeres de Gambia. Los principios no fueron f¨¢ciles. ¡°Fund¨¦ esa organizaci¨®n como una asociaci¨®n de mujeres en las comunidades, pero no me daban mucha credibilidad. Cuando las llam¨¦, aparecieron unas 50. Incluso mi familia dec¨ªa que lo que propon¨ªa no ser¨ªa nunca posible. Al final solo cinco se unieron a m¨ª en este viaje. M¨¢s tarde, la gente empez¨® a entender, a escuchar y a sumarse a nosotras. Esperamos que cada vez sean m¨¢s, para el beneficio de las pr¨®ximas generaciones¡±, confiesa Ceesay. Ahora WIG no deja de crecer y de buscar nuevos caminos que faciliten la conservaci¨®n del medioambiente y su gesti¨®n para originar ingresos que ayuden al empoderamiento de las mujeres y los j¨®venes en Gambia.
La protecci¨®n del medioambiente siempre ha sido una prioridad para esta activista. ¡°Sol¨ªa escuchar a mi madre quejarse de que la le?a se estaba acabando y cuando miraba a las cabras dec¨ªa, ¡®mi cabra ha comido pl¨¢stico¡¯. Luego ve¨ªa que la carne que consum¨ªamos no era buena, me quemaba el pecho. Entonces me dije que eso era algo de lo que deb¨ªa ocuparme, y que hab¨ªa que educar a la gente todo lo posible para que entendiera lo que est¨¢ pasando, c¨®mo estamos destrozando el planeta. En aquel momento no ten¨ªa idea de qu¨¦ pod¨ªamos hacer, pero sent¨ªa que hab¨ªa un problema y hab¨ªa que buscarle una soluci¨®n¡±, recuerda Ceesay.
Cavilando sobre c¨®mo cuidar de su entorno, se encontr¨® con los voluntarios estadounidenses del Cuerpo de Paz (Peace corps), muy involucrados en temas de reciclaje. Gracias a ellos tuvo la ocasi¨®n de formarse en ese sector. Esas amistades le abrieron muchas puertas y pudo asistir a una reuni¨®n regional sobre medioambiente: ¡°En aquel encuentro nos pusieron deberes a los participantes: ve al basurero, mira lo que hay all¨ª, busca algo que creas que es un problema que viene de lejos y piensa qu¨¦ se puede hacer. Cada uno cogi¨® lo que quiso, yo no s¨¦ por qu¨¦ eleg¨ª pl¨¢stico. Cuando me preguntaron por qu¨¦, les explique lo que hab¨ªa visto en casa y dije que quer¨ªa cambiar la situaci¨®n¡±, recuerda. Desde aquel d¨ªa su vida qued¨® unida al pl¨¢stico y, por osmosis, la de todas las mujeres que la siguen.
Hoy, Ceesay recorre Gambia sensibilizando a las mujeres, form¨¢ndolas y organiz¨¢ndolas en cooperativas con el fin de que encuentren un medio para generar ingresos en el reciclaje. De esta forma, tambi¨¦n, se convierten en guardianas del medioambiente.
Isatu Ceesay ha convertido el patio de su casa en un vivero con ¨¢rboles aut¨®ctonos para distribuir por zonas rurales
En los ¨²ltimos a?os, esta activista ha dado un paso m¨¢s y trabaja con las comunidades para que replanten y cuiden los ¨¢rboles. Con este fin, no cesa de reunirse con autoridades locales, pol¨ªticos, grupos de campesinos y, sobre todo, con estudiantes, para que se unan a esta iniciativa. El patio de su casa en Banjul se ha convertido en un vivero donde almacena gran cantidad de ¨¢rboles aut¨®ctonos para ser distribuidos en las zonas rurales. En su pueblo natal, dedica una gran extensi¨®n de tierra al mismo prop¨®sito. Finalmente, con el fin de preservar estos ¨¢rboles, las mujeres de WIG han comenzado a fabricar carb¨®n vegetal con residuos s¨®lidos, lo que evita la tala para le?a.
Ceesay no para de imaginar nuevos caminos que combinen estas dos vertientes. ¡°Asegurar que las mujeres tienen lo que necesitan para trabajar y que como mujeres puedan participar en cualquier desarrollo es lo que me motiva cada ma?ana y me anima a trabajar en estos dos ¨¢mbitos¡±, afirma.
Al ser preguntada si opina que todo ese esfuerzo ha valido la pena, afirma: ¡°S¨ª, as¨ª lo creo porque cuando empec¨¦ en 1997, era solo yo y mucha gente se re¨ªa de m¨ª. Incluso mi madre estaba triste por m¨ª. Pero hoy, si viajas por el pa¨ªs, encontrar¨¢s cientos de j¨®venes preocupados por el medioambiente. Hay bastantes tipos de activistas. Me contactan preguntando por ideas. Y estoy muy contenta de tener a tantos de ellos. Algunos quieren limpiar las playas. M¨¢s tarde, cuando seamos capaces de unirnos todos, las cosas mejoraran mucho m¨¢s¡±.
Parecen infinitas las ideas que bullen en la cabeza de Ceesay para seguir avanzando. Para ello, cuenta con el apoyo del programa Best Africa de la Fundaci¨®n Santander. ¡°Estamos trabajando con nuestras capacidades, lo que podamos hacer lo haremos, si tenemos ayuda ser¨¢ m¨¢s r¨¢pido. Pero la falta de fondos no nos va a detener, seguiremos haciendo lo que podamos con nuestras capacidades. Mientras estemos vivas no nos pararemos¡±, concluye.
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