Ning¨²n ¡°pero¡± m¨¢s ante los ni?os soldado
En este 2020, la ONU verific¨® casi 8.600 casos de reclutamiento de menores en conflictos armados, aproximadamente 25 al d¨ªa, lo que supone un aumento del 10% respecto al a?o anterior. Es solo la punta del iceberg
Conoc¨ª a John hace unos a?os, cuando viaj¨¦ por tercera vez a Sierra Leona. Era un joven que trabajaba como logista en una organizaci¨®n humanitaria y que estuvo en primera l¨ªnea luchando contra el ¨¦bola cuando el virus azot¨® el pa¨ªs en el 2014. Su historia podr¨ªa ser la de cualquier trabajador humanitario que decide ayudar a su gente, a su comunidad, a su naci¨®n. Pero no. John no es otro trabajador humanitario m¨¢s.
?l, con 12 a?os, fue un ni?o reclutado por un grupo armado durante la guerra civil en Sierra Leona. Cuando le conoc¨ª y empezamos a charlar sobre c¨®mo nos hab¨ªamos convertido en trabajadores humanitarios, ¨¦l me cont¨® que antes hab¨ªa participado en un programa de reinserci¨®n y rehabilitaci¨®n de Save the Children, la misma ONG para la que ahora trabajaba. Estuvo reclutado hasta los 16 a?os, una vez que termin¨® la guerra. John, con una madurez en su voz y entereza, me dijo que tuvo que hacer de todo (vigilar, disparar, torturar¡) para seguir viviendo. Todo lo que le pidieron para protegerse a s¨ª mismo, a su familia y su comunidad. Y esta es la realidad que sufren los ni?os soldado: si quieren sobrevivir y cuidar de su familia deben permanecer en esos grupos armados haciendo lo que les pidan.
El n¨²mero de menores de edad que, como John, son reclutados no deja de crecer. En este 2020, la ONU y otras organizaciones internacionales verificaron casi 8.600 casos de reclutamiento y utilizaci¨®n de ni?os ¡ªaproximadamente 25 al d¨ªa¡ª a pesar de la pandemia mundial, lo que supone un aumento del 10% respecto al a?o anterior. Y este n¨²mero solo es la punta del iceberg porque es extremadamente dif¨ªcil cuantificar el total de ni?os y ni?as que son secuestrados y utilizados por grupos armados.
Los ni?os soldado son mano de obra muy obediente que no cuestiona las ¨®rdenes
Esta semana hemos conocido no solamente que aumentaba el n¨²mero de menores reclutados, sino que el de aquellos que viven en zonas de guerra ha crecido cerca de un 20% hasta alcanzar un nuevo m¨¢ximo en m¨¢s de una d¨¦cada. Igualmente, aument¨® n¨²mero de pa¨ªses en los que se recluta ¡ªy en los que vive m¨¢s de la mitad de la infancia del mundo (casi 1.300 millones)¡ª, el m¨¢s alto en 30 a?os.
Los ni?os soldado son mano de obra muy obediente que no cuestiona las ¨®rdenes porque, al fin y al cabo, son peque?os y no tienen los recursos necesarios para salir de esa situaci¨®n. Los que consiguen salir y formar parte de un programa de rehabilitaci¨®n lo siguen teniendo muy complicado. El caso de John es, de alguna manera, un ¨¦xito nada habitual. En el mundo de la cooperaci¨®n, solemos decir que un ni?o soldado se hace en dos d¨ªas, pero son necesarios a?os para que vuelva a ser ni?o, sin ning¨²n adjetivo detr¨¢s.
Solemos decir que un ni?o soldado se hace en dos d¨ªas, pero son necesarios a?os para que vuelva a ser ni?o, sin ning¨²n adjetivo detr¨¢s
La mezcla de pobreza, pandemia, crisis clim¨¢tica y conflictos ha provocado el peor escenario para la infancia. Deber¨ªa haber menos violencia, sin embargo, hay m¨¢s que nunca. Deber¨ªamos estar ayudando a la poblaci¨®n que m¨¢s sufre, pero no estamos. Deber¨ªamos estar, pero¡ Ya no vale ning¨²n pero m¨¢s. Deber¨ªamos, y debemos, exigir la protecci¨®n de la infancia, que se les proteja, cuide y asegure su futuro sano y a salvo. Debemos hacerlo por los miles de ni?os que como John merecen no vivir ese calvario.
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