El desaprovechado potencial econ¨®mico de las mujeres
Si la poblaci¨®n femenina trabajara en igualdad de condiciones, tendr¨ªamos una econom¨ªa m¨¢s sostenible, empresas con mayores retornos financieros y sociedades m¨¢s pr¨®speras
El escenario que nos dej¨® la pandemia en Am¨¦rica Latina y el Caribe no es alentador: un retroceso sustancial en derechos y conquistas de las mujeres; y econom¨ªas a las que tomar¨¢ mucho tiempo recuperarse.
La participaci¨®n de las mujeres en el mercado de trabajo cay¨® al 46% en 2020 y el desempleo subi¨® al 12%. A pesar de la brecha salarial entre hombres y mujeres, m¨¢s del 73% de quienes hicieron frente a la pandemia en los hospitales y centros de salud fueron ellas, seg¨²n la?Comisi¨®n Econ¨®mica para Am¨¦rica Latina y el Caribe (CEPAL).
Esta situaci¨®n hace evidente, por una parte, la necesidad de profundos cambios sociales para que haya una distribuci¨®n equitativa del trabajo de cuidados. Y por la otra, que es urgente que las mujeres vuelvan a la actividad productiva.
Sin embargo, la realidad es que las mujeres en Am¨¦rica Latina dedican tres veces m¨¢s tiempo que los hombres a los trabajos de cuidado no remunerados. Es decir, las tareas reproductivas o del hogar, el cuidado de hijas e hijos, o personas mayores y con enfermedades. M¨¢s a¨²n, en la regi¨®n ellas tienen 20% menos derechos legales que sus pares masculinos, seg¨²n un estudio del Banco Mundial. Es decir, sigue habiendo leyes discriminatorias que les impiden incorporarse libre y plenamente a las econom¨ªas de sus pa¨ªses.
En materia de igualdad salarial, m¨¢s de la mitad de los pa¨ªses iberoamericanos, un 59%, no cuenta en su legislaci¨®n con normativa que responda al objetivo de igual remuneraci¨®n por trabajo de igual valor, tal y como establece la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo (OIT).
El 27% de pa¨ªses iberoamericanos (Am¨¦rica Latina, Espa?a, Portugal y Andorra) tiene en su legislaci¨®n textos con disposiciones discriminatorias relativas al reconocimiento y la redistribuci¨®n del trabajo dom¨¦stico y de cuidados no remunerados. Y 64% todav¨ªa cuenta con leyes que restringen la libertad de elecci¨®n de empleo de las mujeres y promueven la segregaci¨®n ocupacional, seg¨²n este estudio de ONU Mujeres y SEGIB.
Como si no fuera suficiente, tambi¨¦n sufren discriminaciones en cuanto al acceso a una financiaci¨®n adecuada para sus emprendimientos y negocios. Las inversiones en empresarias son a¨²n muy poco representativas dentro de la inversi¨®n de impacto.
Solo el 22% se realiza en entidades con al menos una fundadora, y si se consideran todas sus fundadoras mujeres, el porcentaje de inversi¨®n se reduce a 8%. Apenas el 20% de las compa?¨ªas de?capital de riesgo y capital privado en?la regi¨®n?tiene un equipo de liderazgo s¨¦nior con?equilibrio de g¨¦nero, seg¨²n datos de la Corporaci¨®n Financiera Internacional (CFI).
Reincorporar a las mujeres a la econom¨ªa no es ¨²nicamente una cuesti¨®n de la m¨¢s elemental justicia, sino tambi¨¦n de que, si se ponen en marcha las condiciones para activar su desaprovechado potencial econ¨®mico, tendr¨ªamos una econom¨ªa m¨¢s sostenible, empresas con mayores retornos financieros y sociedades m¨¢s pr¨®speras.
Los datos son tan claros como abrumadores.
Un sondeo de la consultora McKinsey entre 1.400 gerentes de empresas en todo el mundo concluy¨® que las compa?¨ªas con mayor representaci¨®n femenina que cotizan en bolsa obtienen un rendimiento un 44% superior sobre las inversiones, y m¨¢rgenes de ganancia un 47% m¨¢s altos. Las empresas con diversidad de g¨¦nero en los mercados emergentes tuvieron un aumento del 13% en la tasa interna de retorno, determin¨® la CFI.
Seg¨²n la Alianza Financiera de las Mujeres, las clientas exhiben tendencias superiores al ahorro (es un 16% m¨¢s probable que ahorren para gastos futuros que los hombres), menor riesgo (de media, son m¨¢s propensas a devolver los cr¨¦ditos), mayor crecimiento y menor deserci¨®n en sus carteras de pr¨¦stamos.
De manera que, por un lado, tenemos una serie de limitantes que dificultan la total incorporaci¨®n de las mujeres a la econom¨ªa y, por el otro, datos que demuestran claramente que las empresas y sociedades con m¨¢s diversidad tienen m¨¢s ventajas.
?C¨®mo salimos de esta trampa de discriminaciones m¨²ltiples? Lo primero, idealmente, ser¨ªa deshacernos de las leyes discriminatorias que impiden el pleno ejercicio de los derechos econ¨®micos y laborales de las mujeres de Am¨¦rica Latina y el Caribe.
Se trata de un primer y necesario escal¨®n hacia la consecuci¨®n de una igualdad real y sustantiva que, en este escenario de salida de la pandemia, se ha convertido en un requerimiento preponderante e inaplazable.
Segundo: debemos avanzar hacia una sociedad de los cuidados. En ese sentido, desde ONU Mujeres en alianza con CEPAL desarrollamos una propuesta para promover Sistemas Integrales de Cuidados que busquen el reconocimiento, reducci¨®n y redistribuci¨®n de este tipo de trabajo, y hacer realidad el derecho al cuidado de las personas que lo necesitan, pero tambi¨¦n los derechos de las personas cuidadoras.
Lo tercero es influir en la movilizaci¨®n de financiaciones innovadoras, para promover un mayor compromiso de las empresas privadas con la igualdad de g¨¦nero y el empoderamiento femenino, y fortaleciendo el ecosistema financiero y de la inversi¨®n con impacto de g¨¦nero.
En mis conversaciones con referentes del sector privado y gobiernos, siempre les digo que, si la situaci¨®n econ¨®mica o financiera de la que son responsables va bien, con pol¨ªticas m¨¢s inclusivas podr¨ªa ir mejor
Tenemos como referente la decisi¨®n de la Uni¨®n Europea, que estableci¨® que para 2027 las empresas que cotizan en bolsa deben lograr que al menos el 40% de sus puestos de direcci¨®n no ejecutiva o el 33% de sus puestos de direcci¨®n no ejecutiva y ejecutiva est¨¦n ocupados por miembros del sexo menos representado.
Desde ONU Mujeres promovemos tambi¨¦n los Principios de Empoderamiento de las Mujeres (WEPS, por sus siglas en ingl¨¦s) a los que se han adherido 6.500 empresas y que han demostrado que cuando se elimina la discriminaci¨®n, se crean equipos diversos y se respeta la diferencia, mejoran la productividad, el bienestar y el compromiso dentro de las organizaciones.
Por eso, en mis conversaciones con referentes del sector privado y gobiernos, siempre les digo que, si la situaci¨®n econ¨®mica o financiera de la que son responsables va bien, con pol¨ªticas m¨¢s inclusivas podr¨ªa ir mejor. Y si va mal, ?por qu¨¦ no intentar una forma diferente de hacer las cosas?
Cambiemos los paradigmas laborales y gerenciales, movilicemos mayor financiaci¨®n para eliminar las barreras actuales, invirtamos con prop¨®sito en empresas comprometidas con la igualdad de g¨¦nero y aprendamos m¨¢s de las cooperativas, y la econom¨ªa social y solidaria. ?Avancemos los derechos de las mujeres eliminando las barreras que frenan su pleno potencial y su autonom¨ªa econ¨®mica!
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