Cuatro jinetes del Apocalipsis (y una nota optimista)
El hambre, la peste, la guerra y la muerte est¨¢n hoy muy presentes. Son males que aquejan simult¨¢neamente a la humanidad. Es casi inevitable caer en el pesimismo, incluso el miedo. No obstante, los datos dejan cierto margen para la esperanza

Terminaba hace pocos d¨ªas la 77? Asamblea General de Naciones Unidas, momento propicio para hacer balance del estado en el que se encuentra el cumplimiento de la Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Como ya se ha indicado, los ODS tienen la virtud de ensanchar y profundizar la agenda previa, de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), vigente entre 2000 y 2015. Los ODM, m¨¢s manejables (y, por tanto, alcanzables) pecaron, sin embargo, de simplistas, circunscribiendo el desarrollo a unas pocas necesidades sociales b¨¢sicas (reducci¨®n de la pobreza extrema o el hambre, acceso a educaci¨®n o sanidad), como si lo social pudiera darse exento y desconectado del sistema pol¨ªtico, econ¨®mico o medioambiental en el que ocurre. Los ODS trataron de dar respuesta a esas carencias y, con ello, se complicaron hasta conformarse en 17 objetivos (algunos sobre resultados, otros sobre pol¨ªticas para alcanzar esos resultados) y m¨¢s de un centenar de metas.
Mucho se les ha criticado por ello. Y, sin embargo, si los miramos con algo de perspectiva y de generosidad, son de una ambici¨®n inevitable, dado el n¨²mero, la naturaleza y la profundidad de las crisis a las que nos estamos enfrentando. Los ¨²ltimos a?os, particularmente convulsos, han tra¨ªdo o visibilizado problemas y retos de dimensiones que terminan por resultarnos casi b¨ªblicas, en forma de jinetes del Apocalipsis.
El hambre
La crisis alimentaria a la que se enfrenta ahora el Sur Global lleva gest¨¢ndose a?os. Seg¨²n datos de la FAO, tras el m¨ªnimo de 606,9 millones de personas infra-alimentadas en todo el planeta registrado en 2014, esta cifra no ha hecho m¨¢s que subir. Los motivos: conflictos, estragos del cambio clim¨¢tico o ralentizaci¨®n econ¨®mica generalizada en grandes ¨¢reas geogr¨¢ficas. As¨ª, antes de la pandemia de la covid-19 en 2019, esta poblaci¨®n ya hab¨ªa aumentado en m¨¢s de 40 millones de personas.
Siempre seg¨²n esta fuente, la crisis del coronavirus podr¨ªa haber hecho que el n¨²mero de personas con problemas de desnutrici¨®n se disparase hasta entre 720 y 828 millones. Dadas las fuertes subidas en el precio de los alimentos b¨¢sicos en los ¨²ltimos meses (en parte como consecuencia de la guerra en Ucrania), se espera que los datos para 2021 y 2022 sean a¨²n peores.
La peste
La comunidad internacional lleva a?os empe?ada en la lucha contra enfermedades infecciosas. Los ODM ya persegu¨ªan doblegar el sida, la tuberculosis y la malaria; objetivo que heredaron los ODS.
La respuesta a la pandemia de la covid-19 es, en parte, una historia de ¨¦xito. Un ¨¦xito (al menos parcial) en la coordinaci¨®n internacional de la actividad cient¨ªfica e investigadora o en el esfuerzo de la Uni¨®n Europea por pensar en mecanismos de protecci¨®n m¨¢s basados en la colaboraci¨®n que en la competencia entre Estados.
Sin embargo, tambi¨¦n se puso en pausa la lucha contra otras enfermedades infecciosas. Seg¨²n Naciones Unidas, en 2021, unos 40 millones de personas vivieron con el virus del VIH-sida y en 2020 hubo 10 millones de casos de tuberculosis y 241 millones, de malaria.
La guerra
La invasi¨®n de Ucrania por parte de Rusia ha derivado en una guerra que viene a sumarse a un abultado n¨²mero de conflictos internacionales y nacionales. Concretamente, seg¨²n datos del Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI), en 2021 se daban en al menos 46 Estados.
Habr¨ªa en estos momentos el mayor n¨²mero de conflictos registrados desde la creaci¨®n del sistema de Naciones Unidas, afectando a m¨¢s de 2.000 millones de personas.
La muerte
Con todo, la poblaci¨®n mundial no ha dejado de crecer. Seg¨²n datos del Banco Mundial, esta se situaba en 2021 en 7.840 millones de personas, 80 millones m¨¢s que el a?o anterior, a pesar de las pestes, las guerras y el hambre. Claro est¨¢, y como pudimos ver muy claramente durante la pandemia, la cosa va por barrios; barrios geogr¨¢ficos, etarios o de ingreso.
Y una nota de optimismo
En este a?o, se ha generalizado, adem¨¢s, el problema de la inflaci¨®n. Con ello, es m¨¢s dif¨ªcil acceder a bienes y servicios b¨¢sicos. Diversas autoridades monetarias est¨¢n respondiendo con subidas en los tipos de inter¨¦s, lo que, por otra parte, va a poner una presi¨®n adicional en la sostenibilidad de la deuda de una parte considerable del Sur Global.
En los ¨²ltimos a?os, varias generaciones de europeos nos hemos enfrentado por primera vez a problemas y retos de una naturaleza desconocida para nosotros, pero cotidiana para generaciones anteriores o en pa¨ªses en desarrollo.
Es casi inevitable caer en el pesimismo, incluso el miedo. No obstante, lo que nos dicen, de nuevo, los datos deja cierto margen para el optimismo. La pobreza mundial ha aumentado por primera vez en este siglo, s¨ª, pero las estimaciones apuntan que la tendencia ya se ha revertido y que en cuesti¨®n de tres o cuatro a?os volveremos a niveles prepand¨¦micos. Otras lacras, como la mortalidad neonatal o la infantil, no han dejado de caer.
Hay, pues, algo de luz, a pesar de estos cuatro jinetes del Apocalipsis.
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