Cuando Petro despert¨®, la crisis humanitaria todav¨ªa estaba all¨ª
La grave situaci¨®n humanitaria en Colombia, derivada del largo conflicto armado, es evidente desde hace d¨¦cadas. Aunque la firma del Acuerdo de paz con las FARC en el a?o 2016 supuso la mejora de los indicadores en buena parte del pa¨ªs, en algunos territorios la situaci¨®n ha empeorado
A¨²n no han transcurrido los habituales cien d¨ªas de cortes¨ªa para valorar el desempe?o de cualquier cargo, pero en estos m¨¢s de dos meses pasados desde la toma de posesi¨®n como presidente de Colombia de Gustavo Petro, el pasado 7 de agosto, algunas cuestiones est¨¢n cambiando y otras, no tanto. La propuesta de ¡°Paz total¡± lanzada al inicio de su mandato, el alegato en la lucha contra las drogas presentado solemnemente en la Asamblea General de las Naciones Unidas, junto a la decidida toma de posici¨®n frente al cambio clim¨¢tico, est¨¢n marcando algunas de las posiciones p¨²blicas del nuevo presidente.
Sin embargo, las consecuencias de la violencia, el narcotr¨¢fico o la crisis ambiental, en t¨¦rminos de desplazamiento forzado, violencia, desprotecci¨®n de derechos, hambre y sufrimiento humano ¡ªimpactos humanitarios¡ª, en el interior del pa¨ªs, han debido esperar para ser mencionadas por el presidente hasta el pasado 26 de septiembre en el acto de reapertura de la frontera con Venezuela, cuando declar¨®: ¡°El que C¨²cuta se haya vuelto una de las ciudades m¨¢s pobres de Colombia tiene que ver con un desastre humanitario al otro lado, y con otro desastre humanitario a este lado¡±. Avance positivo y reconocimiento de una crisis humanitaria a ambos pa¨ªses que, en ocasiones, no se quiere aceptar o se intenta manipular. Como en el cuento de Monterroso, la crisis todav¨ªa estaba all¨ª. El hecho de que una buena parte de los medios de comunicaci¨®n recogiera la primera parte de la frase, la situaci¨®n humanitaria en Venezuela, pero no la segunda, la crisis en Colombia, es algo que ha sido muy com¨²n durante todos estos a?os. Ya se sabe, la paja en el ojo ajeno.
La existencia y continuidad de una grave situaci¨®n humanitaria en el pa¨ªs, derivada del largo conflicto armado, es evidente desde hace d¨¦cadas y, aunque la firma del Acuerdo de paz con las FARC en el a?o 2016 supuso la mejora de los indicadores en buena parte del territorio, en algunos lugares la situaci¨®n ha empeorado y las afectaciones causadas por los llamados GANE (Grupos armados no estatales) se ha incrementado.
El ¨²ltimo informe de tendencias humanitarias e impacto humanitario publicado en el mes de julio muestra esta realidad. ¡°El primer semestre de 2022 ha representado un reto para la provisi¨®n de asistencia humanitaria, con m¨¢s de 100.000 personas afectadas por el desplazamiento masivo y el confinamiento¡±. Adem¨¢s, a pesar de que las v¨ªctimas de desplazamiento masivo solamente se incrementaron un 2,7% comparando el primer semestre de 2022 con el mismo per¨ªodo de 2021, estas quintuplican las cifras observadas en ese mismo per¨ªodo del 2017, los primeros seis meses de implementaci¨®n del acuerdo con las FARC.
Una tendencia similar se puede observar en el caso de las v¨ªctimas de masacres, las cuales, aunque hayan disminuido 27,4% entre el primer semestre de 2021 y el primer semestre de 2022, duplican las cifras registradas por OCHA para los primeros seis meses de 2018.
Estas tendencias corresponden principalmente a la expansi¨®n y consolidaci¨®n de los grupos armados no estatales hacia zonas anteriormente controladas por las FARC y a la disputa entre ellos por el control territorial y de econom¨ªas il¨ªcitas como el narcotr¨¢fico y la miner¨ªa ilegal. Por ejemplo, el ELN ya tiene presencia en 14% de los municipios del pa¨ªs y el grupo disidente liderado por Gentil Duarte, antes de su muerte, en el 10%. A esto se suman varios grupos m¨¢s peque?os y con presencia mucho m¨¢s concentrada a nivel local, pero que tambi¨¦n ejercen control territorial y generan afectaciones de car¨¢cter humanitario.
Junto a estos datos, los testimonios que dan las organizaciones humanitarias tanto nacionales como internacionales sobre el terreno no dejan lugar a dudas sobre la gravedad de la situaci¨®n humanitaria en algunas regiones. Desde el Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acci¨®n Humanitaria (IECAH) hemos tenido la oportunidad de realizar la evaluaci¨®n en tiempo real del programa MIRE II (Mecanismo Interagencial para Respuesta de Emergencia) del que forman parte el Consejo Noruego de Refugiados (NRC), M¨¦dicos del Mundo (MDM), Acci¨®n contra el Hambre (ACH), Alianza por la Solidaridad (ApS) y ACAPS, y que es financiado por la DG ECHO de la Comisi¨®n Europea. Hemos comprobado los efectos en las comunidades de regiones como Choc¨®, Cauca, Norte de Santander, Nari?o, entre otras, y la pertinencia de la acci¨®n humanitaria independiente y basada en principios.
Confusi¨®n en torno a la acci¨®n humanitaria
Las cuestiones humanitarias han sido desde hace d¨¦cadas objeto de cierta confusi¨®n en Colombia y, lamentablemente, lo siguen siendo en la actualidad. Si durante los gobiernos de ?lvaro Uribe se negaba la existencia de un conflicto y de la crisis humanitaria, pero se permit¨ªa el trabajo de organizaciones humanitarias internacionales (?para qu¨¦, si no, hab¨ªa crisis?), el presidente Juan Manuel Santos sigui¨® tolerando el accionar humanitario internacional, fortaleci¨® los dispositivos del Gobierno colombiano en la materia con la aprobaci¨®n de la Ley 1448 de V¨ªctimas y mejor¨® la relaci¨®n con la comunidad internacional.
Pero apenas se incorporaron las preocupaciones humanitarias durante las conversaciones de paz con las FARC y, una vez firmado el Acuerdo de paz, se plante¨® una visi¨®n entre optimista e interesada respecto a que la crisis humanitaria hab¨ªa concluido, la presencia humanitaria internacional deb¨ªa ir finalizando y que todos los esfuerzos se deb¨ªan centrar en la construcci¨®n de la paz y el desarrollo. Lo lamentable de este planteamiento, que los hechos han demostrado que era err¨®neo, es que cont¨® con el apoyo de ciertos sectores de la comunidad internacional, con Naciones Unidas a la cabeza, que intentaron, incluso, el cierre de la Oficina de Coordinaci¨®n de Asuntos Humanitarios (OCHA), redujeron al m¨ªnimo el trabajo de algunas agencias humanitarias en el pa¨ªs y se negaron a que la realidad humanitaria sobre el terreno les hiciera ver los riesgos a los que se enfrentaba la paz.
La anodina presidencia de Iv¨¢n Duque profundiz¨® en esta corta visi¨®n, con la agravante de que quiso instrumentalizar la situaci¨®n humanitaria de Venezuela, negando la propia crisis interna, con actuaciones como las del puente internacional Sim¨®n Bolivar en C¨²cuta, en febrero de 2019, tan sectarias e incumplidoras de los principios humanitarios que, hasta el Comit¨¦ Internacional de la Cruz Roja (CICR) se vio obligado a cuestionarlas. En aquella ocasi¨®n, el actual presidente Gustavo Petro emiti¨® un tuit diciendo: ¡°Duque est¨¢ pervirtiendo el t¨¦rmino humanitario en una operaci¨®n de jugador de dados tratando de subir su popularidad¡±.
Ahora, con la llegada del Gobierno de Gustavo Petro, tras el periodo de silencio al que nos refer¨ªamos al inicio, parece haber algunos esfuerzos de posicionar las cuestiones humanitarias en el debate p¨²blico que, a nuestro juicio, est¨¢n aumentando la confusi¨®n. Uno de estos esfuerzos ha sido la denominada Cumbre Humanitaria, impulsada por el expresidente Ernesto Samper a trav¨¦s de la organizaci¨®n Vivamos Humanos y la Coordinadora Humanitaria.
En los dos encuentros llevados a cabo hasta ahora, la Cumbre ha reunido a organizaciones sociales de varias zonas afectadas por el conflicto, a miembros de alto nivel del gobierno y sus aliados pol¨ªticos, y a algunos actores de la comunidad internacional. El resultado de estos espacios ha sido materializar un llamamiento colectivo de estos sectores sociales, m¨¢s bien de car¨¢cter pol¨ªtico, para que el gobierno de Gustavo Petro avance en su propuesta de ¡°paz total¡± y a que se convoque un cese al fuego de car¨¢cter multilateral en todo el territorio.
Colombia tiene la oportunidad hist¨®rica de avanzar en la resoluci¨®n de su situaci¨®n humanitaria, pero solo si la aborda con seriedad
Algunas de las propuestas de estos foros y, m¨¢s a¨²n, las declaraciones del Alto Comisionado para la Paz, Danilo Rueda, arrojan muchas dudas y preocupaciones. Su planteamiento de que ¡°las organizaciones en los territorios ser¨¢n los verificadores de las acciones humanitarias de los grupos armados durante los di¨¢logos¡±, aparte de confusa, puede suponer aumentar el riesgo que ya tienen estas organizaciones con los actores armados. M¨¢s a¨²n, su afirmaci¨®n de que el proceso se har¨¢ a trav¨¦s de una ¡°l¨ªnea de atenci¨®n humanitaria, abierta 24 horas y anclada a sus procesos sociales, en la que las organizaciones contribuir¨¢n a cotejar la informaci¨®n y facilitar la verificaci¨®n de los compromisos de los armados en materia de vida, libertad y distensi¨®n¡± supone, a nuestro juicio, un error que puede ocasionar a¨²n m¨¢s da?o en algunas comunidades.
Preocupantes tambi¨¦n, y poco informadas, resultan sus alusiones a que se ¡°ampliar¨¢ el concepto de lo humanitario m¨¢s all¨¢ del Derecho Internacional Humanitario (DIH)¡±. ¡°?Qui¨¦nes son esos grupos armados? Los que son reconocidos en el DIH y los que no tienen ideolog¨ªa pol¨ªtica, pero tienen control social, organizaci¨®n, estatutos internos y capacidad de afectar bienes p¨²blicos y sociales¡±, dijo. Y explic¨® que la discusi¨®n va m¨¢s all¨¢ de ¡°si son sujetos con ideolog¨ªa pol¨ªtica o no y si son signatarios o no del DIH¡±. Errores importantes ya que, el DIH no dice nada sobre las motivaciones ideol¨®gicas de los contendientes y mucho menos sobre si son signatarios o no del DIH, ya que, obviamente, los grupos armados no estatales no pueden serlo.
El cambio de gobierno en Colombia ha abierto unas grandes expectativas de mejora en la situaci¨®n del pa¨ªs y, como no, en la crisis humanitaria. El mero reconocimiento de su existencia ya es un avance. Pero las cuestiones humanitarias deben abordarse con rigor, con protagonismo de las organizaciones del sector, aplicando los aprendizajes de ¨¦pocas anteriores, respetando su valores y marcos normativos y tratando de no ser manipuladas por las agendas pol¨ªticas. Leg¨ªtimas, sin duda, pero que tratan de instrumentalizar lo humanitario o lo diluyen como un ingrediente m¨¢s de otras agendas. Colombia tiene la oportunidad hist¨®rica de avanzar en la resoluci¨®n de la situaci¨®n humanitaria, pero solo si la aborda con seriedad. De lo contrario, en el siguiente despertar del presidente, la crisis, lamentablemente, seguir¨¢ all¨ª.
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