COP 28: un llamamiento a la responsabilidad colectiva para ayudar a los menores afectados por los estragos clim¨¢ticos
Los conflictos, las sequ¨ªas y otros fen¨®menos meteorol¨®gicos extremos agravan r¨¢pidamente el hambre y millones de ni?os y ni?as se ven atrapados en un sufrimiento indescriptible
La historia de Suldana, una refugiada clim¨¢tica de Somalia de 15 a?os, se me ha quedado grabada. Hambrienta y sin agua, se traslad¨® con su familia a un campamento para desplazados internos en Baidoa tras cinco temporadas consecutivas sin lluvias. Ahora trabaja en el asentamiento realizando tareas dom¨¦sticas para conseguir dinero para su familia. Sin embargo, no va a la escuela y sufre acoso por el simple hecho de ser una ni?a. Debido al hambre y a los continuos efectos de factores como el cambio clim¨¢tico, Suldana no puede contar con las garant¨ªas que cualquier ni?o o ni?a deber¨ªa tener.
A medida que factores como los conflictos y el cambio clim¨¢tico agravan r¨¢pidamente la actual crisis del hambre, millones de ni?os y ni?as se ven atrapados en un sufrimiento indescriptible, y muchos de ellos soportan la mayor carga de p¨¦rdidas y da?os inducidos por el clima ¡°sin haber tenido nada que ver¡±, como dice Tejan, un joven l¨ªder clim¨¢tico de Sierra Leona.
Desde que dirijo la Respuesta Mundial al Hambre de World Vision en los 28 pa¨ªses m¨¢s afectados por la inseguridad alimentaria aguda y la malnutrici¨®n, me encuentro regularmente con ni?os y ni?as como Suldana, que han perdido su salud, su infancia, su dignidad, sus oportunidades de educaci¨®n, sus relaciones familiares o incluso sus vidas debido al hambre, consecuencia del cambio clim¨¢tico.
Un informe de Save the Children, Generation Hope, dec¨ªa que el 35% de los ni?os y ni?as encuestados ya est¨¢n haciendo campa?a o quieren empezar a hacerla para exigir un cambio. De hecho, en la misma encuesta, el 73% de los ni?os y ni?as encuestados afirman que los adultos deber¨ªan hacer m¨¢s para atajar este problema.
A medida que el clima cambiante del planeta socava la seguridad alimentaria, altera los ecosistemas y exacerba los fen¨®menos meteorol¨®gicos extremos, vemos consecuencias como sequ¨ªas prolongadas y graves inundaciones. Lo cierto es que hasta que no actuemos, y lo hagamos con decisi¨®n, las generaciones futuras pender¨¢n de un hilo. De hecho, el Sexto Informe de Evaluaci¨®n del IPCC afirma que las pol¨ªticas y medidas que se adopten en el futuro determinar¨¢n la gravedad de la situaci¨®n para la poblaci¨®n mundial.
Por ejemplo, el informe sugiere que el n¨²mero de personas que padecer¨¢n hambre en 2050 oscilar¨¢ entre 8 y 80 millones de personas. Adem¨¢s, en un escenario de alta vulnerabilidad-alto calentamiento, se prev¨¦ que hasta 183 millones de personas m¨¢s estar¨¢n subalimentadas en los pa¨ªses de renta baja debido al cambio clim¨¢tico en 2050. ?Cu¨¢l es nuestro plan de acci¨®n?
En la conferencia COP 27 del a?o pasado, la comunidad internacional reconoci¨® la urgente necesidad de hacer frente a las p¨¦rdidas y da?os inducidos por el clima, especialmente en lo que se refiere a los m¨¢s vulnerables: la infancia. Durante estos debates, surgi¨® el concepto del fondo para p¨¦rdidas y da?os como un componente vital de una respuesta global muy necesaria. Este fondo est¨¢ dise?ado para proporcionar ayuda financiera a las comunidades y personas m¨¢s vulnerables que sufren las consecuencias m¨¢s duras del cambio clim¨¢tico, en particular los ni?os y ni?as atrapados en las garras del hambre. Est¨¢ claro que estos pa¨ªses deben comprometerse a responder a las preguntas dif¨ªciles sobre la gesti¨®n del fondo de p¨¦rdidas y da?os. Tambi¨¦n deben presionar para que sea flexible, con financiaci¨®n anticipada y accesible a los m¨¢s vulnerables.
Con compromisos de financiaci¨®n de calidad, podemos garantizar que los ni?os y ni?as tengan acceso a las necesidades y servicios b¨¢sicos, as¨ª como a enfoques ampliados e impactantes. Esto incluye medidas para mejorar su resistencia a los efectos del cambio clim¨¢tico, garantizar su acceso a los alimentos y al agua potable, y proteger su derecho a la educaci¨®n.
Tomando estas medidas, podemos ayudar a ni?os y ni?as como Suldana a recuperar su infancia, tener una educaci¨®n y construir un futuro m¨¢s brillante y seguro, lejos de las devastadoras consecuencias causadas por el cambio clim¨¢tico, como el hambre y la malnutrici¨®n.
Para m¨ª est¨¢ claro: tenemos la responsabilidad colectiva de proteger a la infancia m¨¢s vulnerable. No hay tiempo que perder.
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