El control a las ONG en Per¨², un zarpazo a la democracia
La cooperaci¨®n internacional en el pa¨ªs, cuya supervisi¨®n pretende aumentar el Congreso, es menor que la que reciben otros Estados vecinos, pero lleva tiempo siendo blanco de cr¨ªticas por parte de pol¨ªticos y medios de comunicaci¨®n
Per¨² es el ¨²ltimo de los pa¨ªses en tratar de obligar a las ONG a establecer la obligatoriedad de los registros, las presentaciones de los planes operativos y las declaraciones anuales de las entidades y/o organismos receptores de cooperaci¨®n internacional. La semana pasada, la Comisi¨®n de Relaciones Exteriores del Congreso aprob¨® el dictamen del proyecto para modificar la ley de supervisi¨®n de estas organizaciones. Hasta aqu¨ª todo suena as¨¦ptico.
Pero antes de llegar aqu¨ª, los medios afines a los partidos que proponen la ley no han parado de acusar a las ONG de par¨¢sitas, de destruir enemigos e inversiones, defender a terroristas, estar ideologizadas, ser responsables de la convulsi¨®n social y mantener en jaque al pa¨ªs. Un cierre de espacios a la sociedad civil en toda regla y lamentablemente cada vez m¨¢s conocido.
Esta ojeriza hacia las ONG para el desarrollo (ONGD) proviene de los mismos congresistas que la semana pasada aprobaron una ley de impunidad para los soldados que cometieron graves violaciones de derechos humanos durante los a?os ochenta, permitieron que docentes cesados vuelvan a las aulas degradando la educaci¨®n p¨²blica, y facilitaron la miner¨ªa ilegal y la deforestaci¨®n. Un Congreso con un 91% de desaprobaci¨®n popular ¡ªseg¨²n las encuestas del Instituto de Estudios Peruanos (IEP)¡ª, centrado en defender intereses particulares.
Las ONG siempre molestan en los pa¨ªses empe?ados en dar zarpazos a su democracia, ya que incomoda que te vean en tus desmanes
Per¨² est¨¢ desde el a?o pasado oficialmente en recesi¨®n, a pesar de ser un pa¨ªs minero con precios excepcionalmente altos de oro y cobre. Es, a su vez, de los pocos pa¨ªses de Am¨¦rica Latina donde ha aumentado el nivel de pobreza con respecto a antes de la pandemia. Uno de cada tres peruanos no tiene los ingresos m¨ªnimos para cubrir la canasta b¨¢sica, un 10% m¨¢s que antes de la pandemia. Y parece que la culpa de todo ello es de la cooperaci¨®n internacional.
Porque las ONG siempre molestan en los pa¨ªses empe?ados en dar zarpazos a su democracia, ya que incomoda que te vean en tus desmanes. Per¨² no es muy novedoso, ni en su ley ni en sus argumentos, son los mismos que Guatemala utiliz¨® hace unos a?os para aplicar una ley casi calcada y que recibi¨® cr¨ªticas hasta del presidente del Comit¨¦ de Relaciones Exteriores de la C¨¢mara de Representantes de EE UU. Lo hace tambi¨¦n India, y por supuesto que Nicaragua y Venezuela, pero tambi¨¦n, Egipto, Ruanda o Zambia. Una lista en la que ning¨²n pa¨ªs que aspira a ser parte de la OCDE se puede permitir estar.
Y es que ¡°las democracias florecen cuando se permite abrir espacios para la sociedad civil para operar sin miedo¡± dijeron los congresistas de EE UU cuando Guatemala tuvo la misma pulsi¨®n que ahora Per¨².
La cooperaci¨®n internacional supone un freno para las peores pulsiones que se dan en todos los pa¨ªses, por pr¨®speros que estos sean, y la sociedad civil, incluidas las ONG; un colch¨®n democr¨¢tico que en ocasiones molesta, pero en otras muchas contribuye a robustecer la democracia.
Cerrarse a las ONG le quita al pa¨ªs ox¨ªgeno democr¨¢tico, y con ello, la posibilidad de ser m¨¢s pr¨®spero
Per¨² ahora est¨¢ falto de referentes, pero no debe ver demonios donde no los hay. Las ONG hacen el pa¨ªs mejor, cerrarse a ellas le quita ox¨ªgeno democr¨¢tico, y con ello, la posibilidad de ser un pa¨ªs pr¨®spero como sus ciudadanos se merecen.
Porque no olvidemos, este no es un asunto de rendici¨®n de cuentas, como se pretende convencer. Las ONG las rinden y mucho. Todas las internacionales lo hacen a la Agencia Peruana de Cooperaci¨®n Internacional (APCI), y est¨¢n a su vez obligadas a cumplir los est¨¢ndares establecidos por la OCDE, reportar a los donantes, ya sean fundaciones o gobiernos, y demostrar que trabajan bajo los est¨¢ndares de derechos humanos firmados por los pa¨ªses donde operan, incluido Per¨². Sus cuentas son auditadas anualmente y los informes est¨¢n en sus webs de acceso p¨²blico. Es m¨¢s, las cr¨ªticas al sector son de un exceso de burocracia.
Tampoco tendr¨ªa que preocuparse Per¨² por la cantidad de cooperaci¨®n que recibe, como algunos indican. M¨¢s bien todo lo contrario, recibe la mitad que un pa¨ªs como Honduras, seis veces menos de lo que recibe Colombia y tres veces menos que Brasil. Per¨² es actualmente un pa¨ªs que suscita poco inter¨¦s para la cooperaci¨®n y las ONG est¨¢n de salida.
No debe ver Per¨² fantasmas donde no los hay, ni pegarse tiros en el pie que lo aislar¨¢n y lo perjudicar¨¢n en las inversiones que reciba cuando m¨¢s lo necesita. Un pa¨ªs que quiere salir adelante necesita una sociedad civil vigorosa, ONG y distancia con quienes, a trav¨¦s de la ret¨®rica del bien com¨²n, buscan el particular. La aprobaci¨®n de esta ley ser¨ªa un grave error.
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