Desconfianza y miedo
Cada vez es mayor el desconcierto y la angustia con que la sociedad espa?ola mira al futuro
El CIS no empez¨® a preguntar hasta septiembre de 2000 en su Bar¨®metro mensual por los gestores inmediatos del sistema pol¨ªtico como un posible problema de la sociedad espa?ola. Desde septiembre de 2000 hasta abril de 2005, en el listado de las posibles respuestas a la pregunta ?cu¨¢les son, a su juicio, los tres problemas principales que existen en Espa?a? se inclu¨ªa una menci¨®n a los ¡°problemas pol¨ªticos¡±. A partir de abril de 2005, ¡°problemas pol¨ªticos¡± fue sustituido por ¡°la clase pol¨ªtica, los partidos y los pol¨ªticos¡±. En el siglo pasado, el CIS inclu¨ªa ocasionalmente una pregunta sobre ¡°problemas pol¨ªticos¡± o ¡°noticias sobre la situaci¨®n pol¨ªtica¡± o ¡°corrupci¨®n pol¨ªtica¡±, pero en la mayor parte de los bar¨®metros no se interrogaba a los ciudadanos por su preocupaci¨®n acerca de quienes se dedican a gestionar el sistema pol¨ªtico.
Hasta el siglo XXI, es decir, hasta un cuarto de siglo despu¨¦s de iniciada la Transici¨®n, el CIS no intuye que ese pueda ser un problema de la sociedad espa?ola, lo que induce a pensar que el sistema pol¨ªtico estaba cumpliendo de manera razonable la funci¨®n que debe cumplir en una sociedad democr¨¢ticamente constituida y que no era necesario, en consecuencia, preguntar por ¡°la clase pol¨ªtica¡± como problema. A partir del cambio de siglo deja de ser as¨ª.
En los primeros a?os del siglo, hasta 2005, la preocupaci¨®n ciudadana se mantiene relativamente baja, entre el 5% y el 7%, con la excepci¨®n de 2003, el ¨²ltimo a?o de la segunda legislatura de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar como presidente del Gobierno, en el que la preocupaci¨®n se aproxima al 10% o sube ligeramente por encima. Desciende significativamente en la mayor parte de los meses de 2004 y 2005, no aproxim¨¢ndose al 10% m¨¢s que ocasionalmente, y empieza a situarse en torno al 10% en 2006 y algo por encima en 2007. Desciende en 2008 y a partir de 2009 se consolida por encima de 10%, subiendo permanentemente hasta situarse casi en el 20% en 2010; por encima del 20% en 2011, llegando a estar por encima del 30% desde finales del 2012.
La confianza de la sociedad espa?ola en que dispon¨ªa de un sistema pol¨ªtico con el que pod¨ªa hacer frente a los problemas con los que tuviera que enfrentarse ha venido descendiendo de manera continuada y progresiva desde 2006 y de manera alarmante desde 2010. Ni siquiera la victoria por mayor¨ªa absoluta del PP en las elecciones generales de noviembre 2011 y en las municipales y auton¨®micas de mayo del mismo a?o ha conseguido que la confianza de la sociedad espa?ola en su sistema pol¨ªtico se recupere. M¨¢s bien lo contrario. Se ha acelerado la p¨¦rdida de confianza de manera significativa.
La crisis pol¨ªtica es m¨¢s preocupante que la crisis econ¨®mica, porque ¨²nicamente desde la pol¨ªtica se puede encontrar una salida. Si la sociedad no conf¨ªa en quienes tienen que dirigirla, es muy dif¨ªcil que se puedan movilizar las energ¨ªas que en ella existen para salir del estancamiento. La direcci¨®n pol¨ªtica es la primera tarea que todas las Constituciones encomiendan al Gobierno. En direcci¨®n pol¨ªtica, en liderazgo, se resume toda la acci¨®n de gobierno. Y cuanto m¨¢s dif¨ªciles sean las circunstancias, m¨¢s necesaria es dicha direcci¨®n.
La evidencia emp¨ªrica de que disponemos nos indica que la direcci¨®n pol¨ªtica brilla por su ausencia desde la misma noche electoral. Ni un solo gesto tuvo Mariano Rajoy entre la noche del 20 de noviembre y el 23 de diciembre en que se hizo la sesi¨®n de investidura. Estuvo mudo durante su primer mes con mayor¨ªa absoluta. No hubo ni un gran mitin ni convoc¨® a la prensa nacional e internacional para transmitir a la sociedad espa?ola y europea de qu¨¦ proyecto de futuro era portador. En una situaci¨®n de emergencia como la que viv¨ªamos y despu¨¦s de un apoyo abrumador en las urnas, era lo menos que cab¨ªa esperar. Y ha seguido pr¨¢cticamente mudo despu¨¦s de la investidura. En lugar de tener confianza en la sociedad espa?ola, de ir a su encuentro y hacer una convocatoria que permitiera al pa¨ªs cerrar filas en torno a su liderazgo para aguantar lo que se nos est¨¢ viniendo encima, no ha hecho otra cosa que huir, refugi¨¢ndose en una pantalla de plasma e imponiendo de manera autoritaria decisiones sin dar ning¨²n tipo de explicaci¨®n de las mismas.
Los resultados de todos los estudios de opini¨®n son concluyentes. Cada vez es mayor el desconcierto y la angustia con que la sociedad espa?ola mira al futuro. El Gobierno est¨¢ transmitiendo miedo y, desde Franklin D. Roosevelt, sabemos que no hay nada peor que el miedo para hacer frente a una crisis.
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