El esqueleto con traje de buzo se llama Abdelaziz
La Guardia Civil confirma que el cuerpo hallado en junio en el mar era de un joven marroqu¨ª Es Abdelaziz Elfayafi, universitario proveniente de una familia de clase media de Marruecos Su hermano mayor reclama una investigaci¨®n sobre las causas de la muerte
El 2 de julio de 2013, los tripulantes del velero Yaiza hicieron un terror¨ªfico hallazgo en aguas del Medit¨¦rraneo, a 40 millas de la costa de Calpe: un esqueleto vestido con traje de neopreno, gafas de bucear y aletas. Llevaba consigo una mochila con tres objetos: un tel¨¦fono m¨®vil, un fajo de billetes por un importe de 540 euros y, lo m¨¢s esclarecedor, un pasaporte a nombre de un joven llamado Abdelaziz Elfayafi, nacido el 8 de enero de 1989 en Imzouren, una ciudad marroqu¨ª de 100.000 habitantes situada en el Rif. El problema era que el cuerpo estaba en tal estado de descomposici¨®n que resultaba imposible saber si el due?o del pasaporte era el buzo o no.
Tras dos meses de indagaciones policiales, una prueba de ADN ha resuelto el misterio. El joven, efectivamente, era Abdelaziz, seg¨²n ha confirmado la Guardia Civil. Y detr¨¢s de una foto de pasaporte y un nombre, hab¨ªa una historia y una familia que le ha estado buscando incansablemente.
Su hermana, Farah Elfayafi, tambi¨¦n confirma la identidad de Abdel, como le llamaban cari?osamente. Fue enterrado este domingo en Boukidan, el pueblo bereber de 15.000 habitantes donde viv¨ªa con sus padres, Hafida y Hammadi. ¡°Han venido unas 300 personas, entre nuestra familia, que es muy extensa, amigos y personas que no le conoc¨ªan pero hab¨ªan o¨ªdo de su desaparici¨®n¡±, relata Farah.
Los Elfayafi son una familia de clase media y ¡°normal¡±, como describe Farah, estudiante de ingenier¨ªa inform¨¢tica en la Universidad de T¨¢nger. A sus 21 a?os, ya ha enterrado a dos hermanos, y ahora solo quedan cinco: dos mujeres y tres varones. La pesadilla de esta familia comenz¨® un junio de 2011, cuando uno de los chicos, Mohamed, fue hallado muerto en su apartamento. Ten¨ªa 27 a?os y era profesor universitario. ¡°Fue por causas naturales, padec¨ªa una dolencia card¨ªaca¡±, relata su hermana menor. Y otro junio, pero en 2013, Abdelaziz muri¨®. Era el tercero de los siete.
La v¨ªctima ten¨ªa estudios superiores en gesti¨®n inform¨¢tica y en contabilidad, hablaba cuatro idiomas: ¨¢rabe, franc¨¦s, ingl¨¦s y neerland¨¦s, y era aficionado a la nataci¨®n, la m¨²sica, los deportes y los viajes. Estaba matriculado en la universidad de Oujda, donde cursaba Humanidades, ¡°aunque ya solo iba all¨ª para hacer los ex¨¢menes que le quedaban¡±, explica su hermana. Hab¨ªa trabajado como administrativo en un par de empresas: Bismao y Bipan, esta ¨²ltima propiedad de un pariente, dedicada a la elaboraci¨®n de productos de reposter¨ªa. Los meses previos a su muerte estuvo viviendo en casa de sus padres y buscando empleo.
La ¨²ltima persona que le vio fue su madre, Hafida, el pasado 27 de mayo. ¡°Sali¨® de casa como cualquier otro d¨ªa, y le dijo que iba a T¨¢nger¡±, relata Farah. ¡°Un rato despu¨¦s llam¨® por tel¨¦fono y habl¨® con ella. Le cont¨® que estaba en el puerto de esa ciudad por un proyecto¡±. La raz¨®n de que fuera hasta all¨ª, seg¨²n su hermana, podr¨ªa estar relacionada con una empresa que el chico planeaba montar con Ahmed, el primog¨¦nito de los Elfayafi. Ahmed vive en B¨¦lgica y ambos estudiaban la posibilidad de importar recambios de autom¨®viles a Marruecos. Pero el plan no inclu¨ªa que Abdelaziz se lanzara al mar con un traje de buzo. ¡°Yo creo que hay un secreto detr¨¢s de la muerte de mi hermano¡±, afirma Farah, que ahora cuida de su madre, rota por el dolor tras haber perdido un segundo hijo. "Dice que nada le importa, pero con el tiempo ir¨¢ olvidando; es la vida", sentencia la joven con entereza.
Para su hermana, los asuntos de drogas est¨¢n descartados. ¡°S¨¦ lo que puede parecer, pero Abdel no era as¨ª¡±, defiende. ¡°Era un chico extraordinario, muy buen inform¨¢tico, y t¨ªmido, no hablaba mucho¡±, comenta. ¡°Buscaba trabajo pero no necesitaba dinero, y adem¨¢s era buen buceador. Todos nosotros lo somos porque hemos crecido a pie de playa¡±, describe. La Guardia Civil baraj¨® en sus primeras hip¨®tesis que la v¨ªctima fuera un inmigrante que intent¨® llegar a Espa?a para buscar un futuro mejor, pero Farah tampoco est¨¢ de acuerdo. No ten¨ªa esa necesidad imperiosa.
La ¨²ltima persona que habl¨® con Abdel fue su madre. Le dijo que iba a T¨¢nger a buscar trabajo
Nadie entiende qu¨¦ hac¨ªa Abdelaziz en el mar con 500 euros en la mochila. Tampoco la raz¨®n de la muerte, atribuida por la Guardia Civil a causas naturales, seg¨²n Ahmed. "Las autoridades espa?olas no nos ha dado ninguna informaci¨®n, solamente nos han dicho que, como aparentemente el cuerpo no ten¨ªa signos de violencia, no van a investigar m¨¢s", denuncia. Hasta la semana pasada, la familia ni siquiera sab¨ªa si ese esqueleto encontrado en aguas espa?olas coincid¨ªa con el de su ser querido. Cuando la Guardia Civil encontr¨® el pasaporte entre los efectos de la v¨ªctima, se pusieron en contacto con ellos, y Ahmed viaj¨® hasta Alicante para tratar de identificar el cuerpo. ¡°No tengo muy claro que sea ¨¦l, las manos parecen suyas, la ropa y la mochila es suya, pero no podr¨ªa asegurar que este cad¨¢ver sea mi hermano¡±, explicaba? a mediados de julio. Una muestra de ADN comparada con otra facilitada por este joven y nueve semanas de terrible espera han sacado de dudas a los Elfayafi.
Ahmed no se resigna a vivir sin saber por qu¨¦ muri¨® su hermano, as¨ª que va a iniciar una investigaci¨®n por su cuenta. Mientras, Abdelaziz fue enterrado el pasado domingo en el peque?o cementerio de Boukidan. El consulado marroqu¨ª en Valencia pag¨® el transporte del cuerpo desde Espa?a hasta T¨¢nger, y la familia lo traslado hasta su pueblo, donde le dieron sepultura siguiendo el rito musulm¨¢n. De Abdelaziz Elfayafi ya solo queda un curr¨ªculo en una web de empleo, ya que su cuenta de Facebook, que mostraba a un joven sonriente y despreocupado, fue borrada el domingo. Hasta entonces, se le¨ªa en su muro un mensaje de su hermana Farah. Solo dos palabras, como un grito lanzado al vac¨ªo: ¡°?D¨®nde est¨¢s?¡±.
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