Mas pierde frente a la realidad
El presidente de la Generalitat, pese a la coreograf¨ªa de hoy, no es probable que adelante las elecciones
El presidente de la Generalitat, pese a la coreograf¨ªa de hoy, no es probable que adelante las elecciones. Entre otros motivos, porque tras un a?o de maximalismo soberanista, se le ha impuesto algo que ni sus malabares sem¨¢nticos logran ocultar: la realidad. El velo lo quit¨® la ¨²ltima Diada. Su enorme ¨¦xito, lejos de reafirmar el aceler¨®n independentista, le ha puesto freno. El impacto de esa cadena humana ha obligado a responder p¨²blicamente a los principales centros de poder, incluidos los catalanes. Y en vez de asistir a nuevas adhesiones, Mas ha recibido un golpe tras otro. El Gobierno ha consolidado con el PSOE el rechazo a sus propuestas. La Comisi¨®n Europea ha alertado de que la independencia dejar¨ªa fuera de la Uni¨®n Europea a Catalu?a. Y hasta la gran patronal catalana, asustada ante ese horizonte de aranceles, dolarizaci¨®n a la argentina y disoluci¨®n de activos bancarios, ha rechazado caminar por la ilegalidad. La escalada la ha rematado Uni¨®, el socio de Converg¨¨ncia. De la mano de su l¨ªder, Josep Duran i Lleida, se han apeado por escrito de la aventura, aunque con sus habituales meandros terminol¨®gicos.
Esta erosi¨®n del discurso soberanista amenaza, por el principio de Arqu¨ªmedes, con empujar hacia la superficie el verdadero fantasma de la Administraci¨®n catalana. La Generalitat es una entidad rescatada por el Estado central a trav¨¦s del Fondo de Liquidez Auton¨®mico. Su endeudamiento, duplicado durante la era Mas, supera los 51.700 millones de euros , el mayor de Espa?a en t¨¦rminos absolutos. Y los pagos a proveedores de servicios esenciales de la administraci¨®n han llegado a cortarse por la falta de fondos.
Sentado sobre ese barril de p¨®lvora, Mas ha decidido emprender la retirada, aunque siguiendo la vieja m¨¢xima romana de hacerla parecer un avance. Contin¨²a hablando de consulta y la defiende con todo tipo de ambig¨¹edades, pero lo cierto es que ya la supedita a que sea legal y tolerada por el Estado, es decir, a que no sea. Y debilitado este escenario, ahora juega con otro: el adelanto electoral. Una de las pocas iniciativas que le quedan, pero cuya puesta en pr¨¢ctica ser¨ªa suicida para Converg¨¨ncia. En 2012 tambi¨¦n las convoc¨® antes de plazo y, pese al aire plebiscitario que les quiso imprimir, el resultado fue la p¨¦rdida de 12 diputados. Desde noviembre pasado, adem¨¢s, su formaci¨®n no ha dejado de sufrir una constante sangr¨ªa hasta el punto de que cobra fuerza la hip¨®tesis de un sorpasso de ERC.
En este horizonte, plantear una convocatoria plebiscitaria se enfrenta a otro problema, de corte sociol¨®gico. Frente a los discursos de alto contenido emocional manejados hasta la fecha por Mas y ERC, una campa?a de este tipo, con un fuerte componente econ¨®mico, dar¨ªa paso a un debate y una toma de decisi¨®n del votante muy basados en el c¨¢lculo racional y, desde luego, m¨¢s centrados en la relaci¨®n con Espa?a. Algo parecido, aunque la comparaci¨®n tenga sus riesgos, a lo que ocurre en las elecciones generales, donde en 2011 el porcentaje de voto recabado por CiU y ERC fue del 36,5%, un resultado claramente inferior al 47,4% que obtuvieron el PSC y el PP juntos en Catalu?a. En todo caso, como ya deja entrever la eclosi¨®n de propuestas que se han producido en las ¨²ltimas semanas, se originar¨ªa un cuadro pol¨ªtico donde, rota la espiral del silencio, ganar¨ªa enteros el catalanismo no independentista y, en general, las formaciones que defienden identidades incluyentes. Es decir, se registrar¨ªa un ascenso de la pluralidad. Un fen¨®meno que en cualquier otro escenario pol¨ªtico es signo de civilizaci¨®n, pero que en el monocultivo de Mas y sus socios de ERC no es bienvenido.
@jmahrens
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