As¨ª suena ¡®El Principito¡¯ en la gran lengua muerta de Al-?ndalus
Una versi¨®n del libro de Saint-Exup¨¦ry y una gram¨¢tica rescatan el romance andalus¨ª, el idioma latino que desapareci¨® por el ¨¢rabe
Elli Amirellu. Casi nadie reconocer¨¢ ya en esas palabras el t¨ªtulo de El Principito, pero si se hubieran pronunciado en la ¨¦poca de la C¨®rdoba califal la mayor¨ªa de los habitantes de la Pen¨ªnsula no habr¨ªan tenido problema alguno en entenderlo. Ese ha sido el prop¨®sito del gaditano Pablo S¨¢nchez Dom¨ªnguez al abordar la traducci¨®n al romance andalus¨ª de la famosa novela de Antoine de Saint-Exup¨¦ry.
El autor la ha publicado este mes en la editorial alemana Tintenfass. Es su segunda obra de este a?o, junto a la primera gram¨¢tica (Origen y gram¨¢tica del romance andalus¨ª, Almuzara) de un idioma que se habl¨® desde el Algarve a Catalu?a hasta que qued¨® barrido por el prestigio creciente del ¨¢rabe, la lengua culta, la del poder y la administraci¨®n de Al-?ndalus.
Para completar la gram¨¢tica y la traducci¨®n, S¨¢nchez Dom¨ªnguez se enfrent¨® a una dificultad: le faltaban palabras. Apenas han sobrevivido unos pocos testimonios escritos, unos 60 poemas de las jarchas y versos del cordob¨¦s Ibn Quzman (1078-1160) entremezclados con sus escritos en ¨¢rabe, y la lengua se extingui¨® sin dejar pr¨¢cticamente rastro en los idiomas que la reemplazaron. Todo un reto, pero tambi¨¦n un aliciente, para S¨¢nchez Dom¨ªnguez, historiador del arte que se qued¨® prendado de un idioma que un d¨ªa fue, a pesar de que apenas se tenga en cuenta, el m¨¢s hablado de la Pen¨ªnsula. Cinco a?os le ha llevado completar su gram¨¢tica. ¡°Echo de menos saber c¨®mo se saludaba. Solo sabemos buenos d¨ªas¡¯ ("asaba bon"), con una palabra ¨¢rabe y otra romance¡±, apunta. El glosario que ha recopilado registra palabras como encrucijada?o irland¨¦s, pero carece de otras mucho m¨¢s corrientes, como callarse, caer?o re¨ªr.
Palabras como bostezar o desierto tambi¨¦n le hicieron falta para narrar las aventuras del peque?o pr¨ªncipe aprendiz de fil¨®sofo. ¡°He recurrido para traducirlas a veces al lat¨ªn vulgar y a veces al ¨¢rabe, de donde he tomado los nombres de los planetas¡±. Se ha perdido quiz¨¢ para siempre el rastro de muchas conjunciones y preposiciones, que presume muy numerosas en aquella lengua. Para el castellano hacia, el romance andalus¨ª ten¨ªa dos: enta?y capu. Pero mucho m¨¢s clara est¨¢ la cuesti¨®n de c¨®mo se pronunciaba. ¡°No hab¨ªa apenas diferencia con la pronunciaci¨®n del lat¨ªn final: la de un visigodo y un andalus¨ª era la misma. Hoy nos sonar¨ªa de forma parecida al rumano: cinco?se dec¨ªa ¡®chincu¡±.
Aunque la lengua tuvo al menos cuatro dialectos: sure?o, central, norte?o y levantino (apenas se sabe nada del que se tuvo que hablar en la actual Portugal), fue una lengua bastante homog¨¦nea. ¡°Al-?ndalus era una sociedad sobre todo urbana, lo que hace que las lenguas se compartimenten menos. Dentro de las variantes, la cordobesa, sede de la corte, era la del prestigio?y en esa modalidad se redactaron las jarchas, aunque Jehuda Ha Levi (1070-1141), autor de 11 composiciones en esa lengua, hubiera nacido en Tudela (Navarra). ¡°Era una lengua, los propios andalus¨ªes ten¨ªan conciencia de que hablaban una lengua unitaria¡±, que sus hablantes segu¨ªan denominando ¡®lat¨ªn¡¯ (l¡¯atinu, latini¡) y que el ge¨®grafo Al-Idrisi llam¨® isbaniya, ¡®espa?ol¡¯.
¡°Quien empez¨® a llamarla moz¨¢rabe fue Francisco Javier Simonet en el siglo XIX, por el nacionalismo espa?ol desorbitante que no asum¨ªa el pasado isl¨¢mico de Espa?a y atribu¨ªa el romance a la lengua de los cristianos¡±. Pero aquella era la lengua de todos, fuera cual fuera su credo. ¡°No hay ni un solo texto firmado por un cristiano, sino por musulmanes o por jud¨ªos¡±. El autor de la nueva gram¨¢tica, que mantiene una cuenta de Twitter dedicada a la difusi¨®n del idioma, ha propuesto llamarlo andalutz¨ª, pues cree que ese sonido, tz, era el que empleaban sus hablantes.
La lengua desapareci¨® por desprestigio social. ¡°Hasta Abderram¨¢n III [891-961] lo hablaba todo el mundo¡±. Termin¨® siendo una lengua ¡®de pobres¡¯. ¡°Se estigmatiz¨®: lleg¨® un momento en el que quien hablaba romance lo hac¨ªa porque no podr¨ªa pagarse una educaci¨®n en ¨¢rabe. De todos modos, sin el da?o de los periodos almohade y almor¨¢vide habr¨ªa sobrevivido a la conquista cristiana, aunque muy minorizada, como algunas lenguas del norte de Espa?a¡±, apunta el experto.
Gracias al ¨²ltimo emir y primer califa sabemos que la palabra kul ("culo") era de uso corriente. En la corte de Abderram¨¢n III un vate recitaba un poema que acababa con la palabra qul ("dijo", tercera persona del presente de 'decir' en ¨¢rabe) y ¨¦l a?adi¨® otro verso que terminaba en kul, en romance. Con aquel monarca comenz¨® el declive de una lengua que, como S¨¢nchez Dom¨ªnguez ha podido atestiguar, no ten¨ªa palabras patrimoniales para decir nada, ni nadie, que se perifraseaban con las expresiones "no decir palabra" o "no haber persona/hombre". Como meros testimonios de aquella lengua, han llegado al castellano actual gazpacho. Tampoco est¨¢ exenta de falsos amigos: la palabra follar?significa en realidad "hojaldre".
La resurrecci¨®n?de la lengua no va queda en estos dos libros. Pablo S¨¢nchez Dom¨ªnguez colabora en un proyecto de pel¨ªcula que contar¨¢ la vida de Wallada bint al-Mustakfi, una mujer cordobesa del siglo XI, y que se rodar¨¢ en su lengua, el romance andalus¨ª: ¡°Se dedic¨® profesionalmente a la literatura, abri¨® un sal¨®n literario al que acud¨ªan mujeres, esclavas incluidas, no llevaba velo y no se quiso casar para no depender de su pareja. Vivi¨® su vida como quiso¡±.
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