Una postal sensorialen 11 experiencias delCamino deFisterra-Mux¨ªa
La aventura que empieza donde las dem¨¢s acaban
Cuanto m¨¢s avanza el peregrino por el Camino de Fisterra-Mux¨ªa, m¨¢s se aleja de la meta jacobea por antonomasia: Santiago de Compostela. Porque este itinerario es inverso al resto: parte de la milenaria catedral de la ciudad para embarcarse en un viaje por el interior que, cerca de la costa, se divide en dos ramales con direcci¨®n hacia el mar. Uno es el cabo de Fisterra, que durante siglos se consider¨® el fin de la tierra conocida. El otro, Mux¨ªa, donde la tradici¨®n afirma que la Virgen atrac¨® su barca de piedra para alentar al ap¨®stol Santiago en su predicar. Un Camino lleno de leyendas, con bestias fabulosas y pueblos de cuento que lleva al peregrino a sentir la muerte m¨¢s bella y lenta de la naturaleza: la del sol. Porque esto no es mito: en primavera y al final del verano, desde esta costa se puede divisar el atardecer m¨¢s tard¨ªo de la Europa continental.
El vecino que mejor conoce el Camino
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El coru?¨¦s Ant¨®n Pombo ha llevado de la mano a cientos de miles de peregrinos por las rutas jacobeas a trav¨¦s de sus gu¨ªas de viaje. Este escritor y periodista ha publicado m¨¢s de 40 y, pese a conocer al dedillo todos los caminos, el de Fisterra-Mux¨ªa es especial para ¨¦l. Por varios motivos. Uno, de origen sentimental: su familia proviene de Corcubi¨®n, una de las paradas en el itinerario y donde reside desde hace 17 a?os. Otro, vocacional: ¨¦l fue el principal promotor de su recuperaci¨®n a finales de los ochenta y de que la Xunta de Galicia lo incluyera entre los caminos jacobeos en los noventa. Y uno m¨¢s, sensorial: este Camino est¨¢ salpicado de sensaciones excepcionales como las que este vecino y buen conocedor recomienda al peregrino.
El tacto.... de la piedra en la espalda
¡°Junto al Santuario da Virxe da Barca, en Mux¨ªa, est¨¢ la Pedra dos Cadr¨ªs, una roca oscilante que, seg¨²n la tradici¨®n, cura males como la lumbalgia a quien cruza rozando el lomo sobre la ¨¢spera superficie del arco¡±.
El sonido... del romper de las olas
¡°El agua marina desbarat¨¢ndose contra las rocas en torno a la playa del Mar de F¨®ra, en Fisterra, produce uno de los sonidos m¨¢s impactantes de la naturaleza. No es un lugar para ba?arse, pero ofrece una sinfon¨ªa abrumadora de olas como monta?as¡±.
El olor... del salitre y las algas
¡°La fragancia del mar se percibe incluso antes de divisarlo, en el monte do Cruceiro de Armada, en Cee. Se debe al vendaval, el viento que transporta hacia el interior las esencias del salitre y las algas¡±.
La perspectiva... de la despedida de Santiago
"Adentrarse en la espesura y sentir el tacto, entre suave y ¨¢spero, del musgo h¨²medo sobre la piedra".
El sabor... de un buen desayuno gallego
¡°El desayuno aporta la energ¨ªa que impulsa al peregrino al comienzo de la etapa. Y en Galicia es especialmente generoso: fruta de temporada, esponjoso pan gallego y la almendrada tarta de Santiago no suelen faltar¡±.
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Un exquisito tesoro enterrado en el mar
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La concha alargada del longueir¨®n, cremosa y nacarada, brilla en los men¨²s de bares y restaurantes de Fisterra, donde es el plato estrella, tanto como en las cestas de los ranas, los recolectores que cada ma?ana se sumergen a pulm¨®n para desenterrar este bivalvo que, seg¨²n los locales, tiene un sabor m¨¢s intenso y profundo que su prima la navaja. Guillermo Traba, consagrado desde hace cuatro d¨¦cadas a la labor, sabe muy bien c¨®mo reconocer esta especie de trufa submarina oculta en los fondos arenosos de la playa de Langosteira y de la r¨ªa de Corcubi¨®n en A Coru?a.
Su sabor casa con miles de recetas: hay quien lo disfruta crudo, pero la preparaci¨®n m¨¢s apreciada es la m¨¢s sencilla: a la plancha con un chorro de aceite de oliva y lim¨®n. Las opciones son infinitas y Juanjo Rey, chef del restaurante O Centolo en Fisterra, entiende con qu¨¦ combinarlo para sacarle todo su sabor.
Dormir junto al faro o entre historias marineras
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El peregrino bien descansado llega hasta el fin del mundo. Y si lo hace en un espacio singular y sorprendente como estos alojamientos tem¨¢ticos y sostenibles, enclavados en lugares emblem¨¢ticos, la experiencia del Camino se redondea.
Dormir a la luz del faro
Sobre el punto m¨¢s alto, expuesto a los vientos del cabo de Fisterra, y a mayor altura que su faro, se alza O Sem¨¢foro, un singular hotel de seis habitaciones. La luz de esta atalaya centenaria que gu¨ªa a las embarcaciones por la costa da Morte inunda tambi¨¦n las estancias: algunos reconocen que les proporciona paz y tranquilidad. Aunque su due?o, Jes¨²s Picallo, destaca que all¨ª una noche de vendaval es una experiencia emocionante.
La casa sostenible de las letras marineras
Bela Fisterra combina los elementos que caracterizan a los hoteles del futuro: comodidad, arquitectura vanguardista y sostenibilidad. Y a?ade otro: la literatura. Sus habitaciones llevan el nombre de novelas universales que hablan sobre el mar, con cl¨¢sicos como Veinte mil leguas de un viaje submarino de Julio Verne, y contempor¨¢neos como Madera de boj, la ¨²ltima novela de Camilo Jos¨¦ Cela, dedicada a Fisterra.
El edificio, que evoca las antiguas f¨¢bricas de conservas de la zona, permite reciclar el agua y reducir el consumo energ¨¦tico, por lo que acaba de recibir el sello S Sostenibilidad Tur¨ªstica del Instituto para la Calidad Tur¨ªstica Espa?ola (ICTE).
Un nuevo parador que se funde con el monte
No es extra?o sentirse abrumado ante el infinito azul de la Costa da Morte que se divisa desde las habitaciones del parador de Mux¨ªa, el ¨²ltimo en incorporarse a la red, en 2020. Este hotel, con restaurante y spa, se derrama por la ladera del monte en bancales de hierba hasta la playa de Lourido. Esta particular estructura que lo funde con la naturaleza simboliza el respeto al entorno con el que ha sido construido y permite que el hu¨¦sped capte, como con un gran angular, todo el entorno hasta la lejana punta da Barca, al otro lado del municipio.
La morada de la memoria de las ballenas
Un peque?o hotel de la villa marinera de Corcubi¨®n (A Coru?a), por donde transcurre el Camino, rinde homenaje al animal m¨¢s grande del planeta. Cada una de las seis habitaciones de la Casa da Balea, que significa ballena en gallego, evocan, con sus nombres y su acogedora decoraci¨®n, una historia de la particular relaci¨®n entre el cet¨¢ceo y el humano: de Moby Dick a Simbad. Desde la terraza cuenta con unas magn¨ªficas vistas de la r¨ªa, donde estaba la ¨²ltima factor¨ªa ballenera espa?ola, Caneli?as, cerrada en 1985.
Manual para descifrar una subasta en la lonja
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Las lonjas bombean, como formidables corazones de la gastronom¨ªa gallega, los sabores y aromas de sus mariscos y pescados por las cocinas de toda Galicia. En Fisterra se encuentra una de las m¨¢s modernas, construida en 2008 y la ¨²nica preparada para que los turistas asistan, desde una pasarela, a la puja, ese ritual enigm¨¢tico que se celebra cada tarde de lunes a viernes en el que el subastador recita los precios de la pesca del d¨ªa como si fueran una ex¨®tica letan¨ªa. Jos¨¦ Manuel Mart¨ªnez, presidente de la Cofrad¨ªa de Pescadores de Fisterra, descifra en el siguiente audio los secretos de esta peculiar operaci¨®n.
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PLAY / PAUSA
Uno de los pueblos m¨¢s bonitos de Espa?a
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Pocos peregrinos saben, cuando pisan el vetusto puente de A Ponte Maceira y escuchan los borbolleos del agua, que han llegado a uno de los pueblos m¨¢s hermosos del pa¨ªs. Y aunque la belleza es un valor subjetivo, esta aldea del concello de Ames (A Coru?a), a 17 kil¨®metros de Santiago, cuenta con el certificado de la Asociaci¨®n de los Pueblos M¨¢s Bonitos de Espa?a, que eval¨²a el patrimonio hist¨®rico y natural y el estado de conservaci¨®n de poblaciones de menos de 15.000 habitantes. Y, adem¨¢s, el lugar acaba de ser nombrado Bien de Inter¨¦s Cultural (BIC) por la Xunta. La pasarela medieval, conocida como Ponte Vella, junto con sus capillas y su iglesia rom¨¢nica, le hacen valedora de la credencial. Tambi¨¦n su alargada cascada, formada sobre la antigua presa del r¨ªo Tambre, que serv¨ªa para alimentar los molinos de las m¨¢rgenes del cauce, que tambi¨¦n pueden visitarse.
El sonido de las tejedoras de espuma del mar
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Las palilleiras de Mux¨ªa llevan siglos transformando el lino en encajes de filigranas geom¨¦tricas con las que elaboran pa?uelos, tapetes e incluso juegos de manteler¨ªa y s¨¢banas. Prendas ¨²nicas que refulgen, blancas y delicadas como la espuma del Atl¨¢ntico al romper sobre la costa.
Los peregrinos, asegura Marina Sonera, presidenta de la Asociaci¨®n de Palilleiras Nosa Se?ora da Barca, la m¨¢s antigua de la zona y que re¨²ne a artesanas de hasta 101 a?os, se quedan fascinados por su trabajo, tanto por el resultado como por la manera de elaborarlo, urdiendo en una habilidosa coreograf¨ªa los hilos entre los alfileres clavados en la almohada de centeno, que generan esa particular percusi¨®n al chocar los palillos (o encajes) entre s¨ª.
Una playa en calma en la Costa da Morte
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Una l¨ªnea de arena fina y blanca rompe las costuras rocosas de la Costa da Morte en Langosteira. Esta playa de la cara interior del cabo de Fisterra ofrece al peregrino una balsa de agua calma y cristalina en la que es tradici¨®n ba?arse al terminar la etapa. M¨¢s al sur, el peri¨®dico brit¨¢nico The Guardian ha puesto los ojos en el arenal de Carnota, uno de los m¨¢s largos de Galicia con casi siete kil¨®metros, para incluirlo entre los 40 mejores de Europa en 2022.
Vacas y terneras para despertar el gusto
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El mugido de las vacas, rubias y morenas, destaca entre los sonidos del Camino cuando se pasa cerca de Mazaricos, en la comarca de Xallas, poblaci¨®n coru?esa con una gran tradici¨®n ganadera y referentes en la producci¨®n de leche. Pero la res gallega tambi¨¦n es c¨¦lebre por su carne. Precisamente la vaca y la ternera cuentan con indicaci¨®n geogr¨¢fica protegida (IGP), que delimita su producci¨®n a la comunidad aut¨®noma y a unas caracter¨ªsticas precisas de sabor, olor y color. ?Sabr¨ªas diferenciar la carne de vaca de la de ternera?
Ternera
Res de menos de 12 meses
carne entre rosada y roja suave y grasa blanca nacarada
manteca
suave y con m¨²sculo de grano fino
Vaca
Concha alargada y rizada
carne roja cereza y grasa blanca y amarillenta
manteca
consistente y firme
El monstruo que espera ver el peregrino
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El miedo habita en los sentidos. Hay visiones que erizan el vello y sonidos que provocan escalofr¨ªos. Y eso es lo que experimentaban aquellos que durante el medievo aseguraban haberse cruzado con una c¨¦lebre alima?a en su peregrinaje hacia Fisterra. La llamaban V¨¢kner y su ¨²nico rastro documental pervive en el relato de un obispo armenio que viaj¨® a Santiago de Compostela en 1493. ?l describi¨® lo que vio como una bestia ¡°muy da?ina¡±, aunque no especific¨® su forma.
Pudo haber sido muchas cosas, aunque los entendidos lo identifican como un lobishome, mitad hombre, mitad lobo. Por eso, en el frondoso entorno de Marco do Couto, en Dumbr¨ªa (A Coru?a), se alza una estatua de bronce de casi cinco metros de altura de este ser monstruoso, la ¨²nica de un lic¨¢ntropo en Espa?a, para invitar al peregrino actual a vivir la magia y el misterio de los primeros caminantes.
El museo m¨¢s curioso, los h¨®rreos m¨¢s largos y el castillo de un poeta
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En un Camino de supersticiones y leyendas, la ciencia se revindica en el Museo Fernando Blanco, de Cee. Un gabinete de las maravillas de la ense?anza, que antes fue una escuela y repasa m¨¢s de un siglo de educaci¨®n a trav¨¦s de instrumentos cient¨ªficos que revolucionaron la vida en la localidad, como el primer tel¨¦fono del concello y piezas artesanales entre las que figura un realista modelo anat¨®mico de papel mach¨¦, cuyos m¨²sculos parecen vibrar bajo las venas.
Seg¨²n se avanza desde el interior hacia a la costa, los h¨®rreos se estiran hasta convertirse en los m¨¢s largos de Galicia. En San Marti?o de Oz¨®n (Mux¨ªa) se levanta uno de estos peculiares almacenes de piedra para cereales de 27 metros de largo junto al monasterio de mismo nombre. Un poco m¨¢s abajo, el de Carnota suma 34 metros, mientras que el de la cercana poblaci¨®n de Lira supera los 36 metros. En la aldea Olveiroa (Dumbr¨ªa) se da la mayor concentraci¨®n del municipio y una de las mayores de esta ruta jacobea.
Al entrar en el castillo de Vimianzo, en A Coru?a, a 15 kil¨®metros de Dumbr¨ªa, es inevitable sentirse transportado a un escenario de cuento medieval. Sus torres defensivas y su patio de armas parecen trazados por un dibujante y su historia, por un trovador. Se construy¨® en el siglo XIII, y en su interior se encerr¨® a nobles y a un arzobispo y se vivieron revueltas. Fue reedificado en el XV y, tras pasar por varias familias que dejaron sus escudos tallados en la piedra, lleg¨® en 1877 al poeta Evaristo Martelo, figura del rexurdimento que escribi¨® muchas de sus obras all¨ª. En 1973 pas¨® a manos p¨²blicas. Ahora puede visitarse con ni?os, revivir esa historia y conocer la artesan¨ªa popular gallega del vidrio, la cester¨ªa o el encaje de bolillos.
El ¨²ltimo rayo de sol de Europa
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La muerte del sol marca la meta del Camino. El solpor, como se conoce en gallego, fascina desde hace milenios a sus espectadores. Especialmente en Fisterra: primero a los romanos, que bautizaron como Finis Terrae a ese ¨²ltimo punto de suelo firme conocido que se abr¨ªa a un inmenso mar. Y despu¨¦s a los peregrinos que desde hace un milenio llegan hasta ese lugar m¨¢gico, primero con curiosidad hacia lo sobrenatural y, despu¨¦s, como cierre dorado a su largo viaje.
Al espect¨¢culo del sol agonizante se le a?ade el de contemplar el ¨²ltimo rayo de sol de Europa en el cabo de Touri?¨¢n. Se trata del extremo m¨¢s occidental de la Espa?a peninsular y en ¨¦l se presencia, dos veces al a?o, el atardecer m¨¢s tard¨ªo de la Europa continental: en concreto, al principio de la primavera (entre el 24 de marzo y el 23 de abril) y al final del verano (entre el 18 de agosto y el 19 de septiembre). Se debe a la inclinaci¨®n del eje de rotaci¨®n de la Tierra respecto al sol, que hace que el ocaso peregrine entre abril y agosto desde el cabo de San Vicente, en Portugal, hasta la costa noruega, y que, ese viaje ofrezca al caminante que se mueve entre Fisterra y Mux¨ªa la deslumbrante oportunidad de cazar otro m¨¢gico crep¨²sculo.