Pereira fue, en tres ocasiones, uno de esos ni?os trajeados y con pajarita que llevan cada 22 de diciembre a trav¨¦s del televisor la salmodia de la Loter¨ªa de Navidad a los hogares de toda Espa?a. Y, en dos de ellas, en 1993 y 1994, cant¨® el Gordo¡ Una punter¨ªa ins¨®lita.
C¨®mo el ni?o que vio lo que ning¨²n ni?o debe ver se convierte en actor
Una sonrisa es la m¨¢s perfecta de las m¨¢scaras. Qui¨¦n sabe lo que se esconde detr¨¢s. Aunque quien sonr¨ªa sea un ni?o. Especialmente si se trata de uno que, en sus palabras, ¡°vio y afront¨® lo que ning¨²n ni?o deber¨ªa ver y afrontar a esa edad¡±. Perdi¨® a sus padres. Dice Pereira que muchas de aquellas sonrisas infantiles encubrieron un sufrimiento que lleva tratando desde entonces en terapia y que, en cierta medida, lo ha moldeado: maduro desde cr¨ªo, agradecido y siempre capaz de encontrar la pepita de oro que reluce en el fango. ¡°Mi abuela me ense?¨® la lucha: vas una vez, y otra, y otra, vas un millar de veces sin desistir y, a la mil una, tal vez, esa puerta en la que tocabas se abra¡±, remarca. Se crio con ella, una mujer que vino de La Vera (C¨¢ceres) con nueve hijos a cuestas y los sac¨® adelante en una panader¨ªa de Carabanchel; el ala bajo el que buscar cobijo en la adversidad, donde encontrar siempre la ternura necesaria para resistir.
Creci¨® con ella y con su t¨ªo, que fue quien propici¨® que Pereira terminara d¨¢ndose de bruces con la actuaci¨®n: ¡°Est¨¢ muy bien que juegues tanto al f¨²tbol, pero tienes que apuntarte a algo art¨ªstico¡±. Aquel ni?o deb¨ªa encontrar un veh¨ªculo de expresi¨®n para lo que le bullera en la cabeza, debi¨® pensar el t¨ªo. Y la m¨²sica al sobrino se le daba fatal, as¨ª que prob¨® en una escuela de teatro de barrio en la Puerta de Toledo. Aquello les cambiar¨ªa la vida a los dos: ¡°?ramos alumnos de todas las edades. Una tarde que vino a recogerme a la salida mi t¨ªo me percat¨¦ de c¨®mo se fijaba en una compa?era que rondar¨ªa los 30. A los pocos d¨ªas, ella tambi¨¦n me pregunt¨® por ¨¦l. As¨ª que organic¨¦ una cita. Fuimos los tres al teatro de La Latina. Y funcion¨®: llevan juntos casi treinta a?os¡±.
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Un transcurso tan duradero como el del cuento de amor que ha ligado desde entonces a Pereira con la pantalla: apenas dos cursos despu¨¦s de esos primeros pinitos en la escuela, un corto; luego decenas de series y pel¨ªculas; y premios, tambi¨¦n. Como el Goya a mejor actor revelaci¨®n que mereci¨® en 2014 su interpretaci¨®n de un seductor taimado y cautivador, encantador y violento, en Stockholm. Por fin, una historia feliz para aquel ni?o. ?Saben cu¨¢l dice que ha sido Pereira el mayor de los honores en esa exitosa carrera? Su abuela, vestida de punta en blanco, acompa?¨¢ndolo en los estrenos en la Gran V¨ªa. Verla henchida de orgullo. ¡°Yo s¨¦ lo que signific¨® para ella: un regalo, una demostraci¨®n de que todo por lo que hab¨ªa luchado, los sufrimientos que hab¨ªamos padecido ambos, hab¨ªan merecido la pena¡±. Muri¨® antes de verlo ganando el Goya. Pero ¨¦l, por supuesto, no olvid¨® levantar la mano al cielo aquella noche para dedicarle el galard¨®n a los que ya no estaban all¨ª para contemplarlo. A Ella.
La vida es una loter¨ªa que cuesta mucho esfuerzo
Javier Pereira mantiene una relaci¨®n peculiar con la suerte¡
Estudi¨® en el colegio de San Ildefonso, instituci¨®n surgida hace seis siglos para acoger a hu¨¦rfanos o abandonados que cuenta, todav¨ªa hoy, con una residencia que hospeda a unos 70 menores en el madrile?o barrio de La Latina. El c¨¦lebre colegio de los ni?os cantores.
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Corramos el reloj tres a?os despu¨¦s: 1997. Una profesora de interpretaci¨®n ¡ªhasta hoy, la preparadora que ayuda a Pereira con sus papeles¡ª, Raquel P¨¦rez, lo manda a una audici¨®n. De entre la marabunta de adolescentes actores que se presentan, Pereira es el escogido para protagonizar el cortometraje de Antonio Conesa sobre un padre enfermo y un hijo fan¨¢tico del Atl¨¦tico de Madrid, Campeones; un filme designado en las p¨¢ginas del diario EL PA?S por un jurado de m¨¢s de 50 expertos como el mejor de la d¨¦cada de los noventa. Y, desde esa primera vez, el madridista que hizo su bautismo ante la c¨¢mara con la piel rojiblanca, ya no par¨® de actuar: con 16, El S¨²per, serie diaria de Telecinco; con 17 se marcha un a?o a A Coru?a para rodar Nada es para siempre, que encadena luego con la otra gran serie de adolescentes del fin de siglo, Al Salir de Clase. En 26 a?os, su curr¨ªculo almacena decenas de t¨ªtulos en la peque?a pantalla y tambi¨¦n m¨¢s de 15 pel¨ªculas, con reconocimientos como el ya mentado Goya de 2014 o la nueva nominaci¨®n que recibi¨® en 2017 por Que Dios nos perdone en 2017.
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?Suerte? Lo cierto es que de esa pasi¨®n que pudo convertir en profesi¨®n Pereira habla como de un designio de los hados. Dice: ¡°La vida me lo puso delante y me sub¨ª al tren¡±. Una compensaci¨®n k¨¢rmica por su infancia. Algo as¨ª.
Aunque no por ello olvida un solo d¨ªa el privilegio que supone no haber tenido que dedicarse a ninguna otra cosa que a la actuaci¨®n. No ha sido casualidad, no obstante. Siempre se esforz¨® con denuedo. Mientras rodaba en Galicia, regresaba cada semana a Madrid para no perderse las clases en la escuela de Cristina Rota ¡ªah¨ª se form¨®, entre los 14 y los 20 a?os¡ª; si quer¨ªa tomarse un respiro y viajar, aprovechaba para tomar cursos de interpretaci¨®n en Los ?ngeles o Londres. Es la clase de actor que, si debe encarnar a un heroin¨®mano, colabora como voluntario en Proyecto Hombre hasta empaparse de esa realidad; que, para interpretar al villano del filme de Rodrigo Sorogoyen Que Dios nos perdone, llev¨® a su cuerpo al extremo de perder 17 kilos en tan solo dos meses. El compromiso de Pereira es inquebrantable.
El azar existe, pero la fortuna tambi¨¦n se persigue. Porque, explica Pereira, quien conoce la dificultad valora m¨¢s cada ocasi¨®n que se le brinda. No las desaprovecha. Mira con otros ojos cada logro. ¡°Estancarse en la queja no sirve. Uno puede permitirse unas horas de tristeza, pero solo unas horas. Luego hay que seguir¡±. Quien ha burlado el destino que se le presupon¨ªa a aquel chaval hu¨¦rfano, no se ahorra una gota de sudor.
Icono del cine y mediocentro creativo
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La familia elegida sale de la cancha
Sentado en la cafeter¨ªa de la Academia de Cine, frente a un refresco sin az¨²car, el m¨®vil de Pereira comienza a vibrar sobre la mesa. ¡ªSiempre que se organiza un partido me llaman ¡ªmurmura sonriente, tapando el micro con la mano.
Lo han invitado a la 30? edici¨®n del encuentro a beneficio de la Fundaci¨®n Down Madrid que enfrenta a artistas y famosos por una buena causa. ¡°?Viene tambi¨¦n Dani Guzm¨¢n?¡±, inquiere a su interlocutor al tel¨¦fono, como tratando de asegurarse de que haya otros que sepan lo que se hacen con la pelota en los pies¡
Ese 17 de diciembre supuso la primera visita de Pereira al C¨ªvitas Metropolitano. Y no precisamente a la grada... ¡°?No s¨¦ c¨®mo lo hago, pero, siendo merengue, siempre acabo entre colchoneros!¡±. Un c¨¦sped en el que brill¨® de veras: fue el metr¨®nomo de su equipo desde el centro del campo y anot¨® el gol que cerr¨® el empate definitivo: 4-4.
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¡°Pocas cosas tienen el poder que tiene el f¨²tbol de lograr que te abstraigas de tu realidad y te relajes¡±
¡°Un equipo de f¨²tbol es un refugio. Cada jugador se siente acogido y todos luch¨¢is juntos por objetivos comunes. ?Qu¨¦ sentimiento hay m¨¢s bonito que la comuni¨®n de esa pandilla?¡±
¡°El f¨²tbol es una escuela de valores que deber¨ªamos aprender a aplicar en la vida: la lealtad, el sacrificio por el compa?ero, la deportividad, el componente l¨²dico¡¡±
El f¨²tbol, confiesa Pereira, ha sido probablemente la cosa que m¨¢s feliz le haya hecho de ni?o, cuando pasaba cinco y hasta ocho horas diarias jugando en el patio, en la calle, en el parque¡ Desde los 14 a?os tiene un equipo con amigos del cole a los que llama ¡°mi familia elegida¡±. Hoy, con 41, con algunos integrantes casados y con hijos, siguen jugando juntos al menos una vez por semana. Aunque para hacerlo tengan que encontrarse a las 11 de la noche de un g¨¦lido lunes de invierno.
Una amistad inexpugnable. ¡°Nos hemos acompa?ado en todos los momentos importantes de la vida¡±, rememora Pereira, como si, mientras lo pronunciara, se le pasaran las im¨¢genes de esos instantes compartidos por la cabeza. ?Fiesta de cumplea?os con el elenco de tal o cual serie? All¨¢ iban sus amigos del cole y del barrio tambi¨¦n: no hay mundos divergentes que valgan, para ¨¦l. Si hay que celebrar, mejor juntos. Bodas, nacimientos, viajes de vacaciones¡ Y si lo que se necesita es un hombro en un momento duro, tambi¨¦n juntos en el trance. Como cuando sucumbi¨® a la enfermedad el padre de uno de ellos, justo el amigo que sol¨ªa llevarlo a ver al Real Madrid al Santiago Bernab¨¦u. ?Qui¨¦n mejor que ¨¦l sabr¨ªa ponerse en su lugar? El f¨²tbol ha sido una s¨®lida costura con los suyos. El f¨²tbol no es solo f¨²tbol.
Lleg¨® el momento de contar
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Siempre llega: nadie es inmune. Un bache. Un periodo en el que pareciera que la fortuna te da la espalda. Despu¨¦s de ¡°dejarse la vida¡± en el personaje que le vali¨® la segunda nominaci¨®n al Goya, el retorcido y escu¨¢lido Andr¨¦s de Que Dios nos perdone (2017), vino un barbecho. ?Qu¨¦ implica algo as¨ª para un talante combativo como el de Pereira? ¡°Forma parte del juego¡±, dice, y se encoge de hombros sin apartar la vista. Fue, en cierta medida, un acicate: con 30 a?os hab¨ªa intentado escribir y dirigir un corto. Entonces desisti¨®. Pero ahora sent¨ªa que era el momento: ¡°No quer¨ªa cargar con el remordimiento de no haberlo intentado.¡± Tampoco pod¨ªa permitirse hacer algo que desmereciera sus logros como actor: ten¨ªa que estar indiscutiblemente bien. ?Presi¨®n? ¡°Agradecimiento: He encontrado otra pasi¨®n¡±.
Reflexion¨® mucho: ?de qu¨¦ quiero hablar? Y, en ese ejercicio de toma de consciencia, se dio cuenta de que las herramientas que hab¨ªa adquirido a base de sobreponerse a infortunios desde tan peque?o le hab¨ªan dotado de una mirada honda y met¨®dica, de una perspectiva desde la que pod¨ªa asomarse a temas de inter¨¦s general haci¨¦ndolos plenamente suyos. Apunt¨® varias ideas en una libreta ¡ªanotaciones con adendas en tinta roja y tinta verde, listas y listas de pros y contras¡ª y las sopes¨® todas. As¨ª naci¨® Suelta, el corto que perfil¨® con ayuda del guionista Jos¨¦ Manuel Carrasco y que dirigi¨® y rod¨® en apenas cuatro d¨ªas. Y que se exhibe en Movistar Plus+ y ha supuesto, de nuevo, una primera vez feliz. Las puertas se han abierto, vendr¨¢n m¨¢s pel¨ªculas con Javier Pereira delante y detr¨¢s de la c¨¢mara.
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?Y en la libreta qu¨¦ ideas quedan pendientes, bien subrayadas en rojo y verde?
Una sobresale con fuerza. F¨²tbol, claro, ?qu¨¦ si no? ¡°Nos merecemos una GRAN serie con nuestro f¨²tbol como protagonista¡±.
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